A sus 37 años, el actor peruano Cristhian Esquivel ha conseguido lo que muchos actores quisieran, trabajar para grandes directores como Ron Howard, Steven Sodenbergh o Almodovar, y compartir escenas junto a reconocidos actores como Benicio del Toro, Robert De Niro y Chris Hemsworth.
Para conseguir su sueño llegó desde Trujillo hasta la capital, trabajó en banco como cajero, solo duró seis meses, prefirió arriesgar, y viajó a Madrid como invitado para presentar una película, se fue por diez días, y se quedó doce años. Su talento en la actuación lo ha llevado a recorrer el mundo. Ha hecho teatro, televisión, cine y publicidad.
Actualmente vive en Lima entre filmaciones y proyectos. Junto a Magaly Solier actuaran en la película chilena Blas, y está terminando de grabar Pueblo Viejo, un western realizado en la ciudad de Huancayo.
El primer cortometraje en el que actuaste fue en uno estudiantil
Sí, fue por una amiga con la que en ese tiempo estaba saliendo, ella me invita a actuar ya que en su facultad tenían que hacer un corto. Fue un corto universitario donde descubrí que quería ser actor. Me encantó hacerlo, fueron tres días de grabación.
¿Fue el detonante para que abandonaras la carrera de ingeniería de sistemas?
Total, fue el punto de apoyo para decirme a mí mismo: ya, Cristhian, vas a estar toda la vida dedicándote a la ingeniería de sistemas que no te gusta, o realmente vas a ser honesto contigo. Fue el punto de partida.
Luego viajaste a Lima y comenzaste a trabajar de cajero en un banco ¿cómo fue esa experiencia?
Yo pienso que el hecho de estar detrás de una ventanilla ya era claustrofóbico, y aparte el hecho de estar como cajero en constante contacto con el dinero me hacía sentir que yo le robaba a la gente, porque era el intermediario de cobrarles todo el dinero que a las justas podían pagar, por el mismo hecho que el banco te daba todo y luego te exprimía. No disfruté ni uno de los días el tiempo que estuve trabajando en el banco y obviamente no resistí mucho.
Camino a tu trabajo en el banco te encontraste un aviso que te cambió la vida…
Sí, caminando por una avenida vi el cartel del club de teatro de Lima que estaba en Miraflores, en la avenida 28 de julio. Justo antes de ir a trabajar entré y averigüé todo lo del curso, era un año de estudio y por suerte podía estudiar por las tardes, entonces salía del banco y me iba a tomar las clases. Esa primera clase en el club de teatro de Lima fue decisiva. Duré menos de seis meses de cajero.
Y esta experiencia del taller te llevó a otro taller.
Sí, luego de esta experiencia enriquecedora, me enteré que había otro taller donde el profesor era un director de teatro, y todos querían estudiar con él, se trataba de Roberto Ángeles. Postulé a su taller y tuve la suerte de ingresar porque era un casting abierto pero muy riguroso. En esa promoción había gente muy talentosa, que actualmente son reconocidos, como Jimena Lindo, Vanessa Saba, Pietro Sibille y Gerardo Ruiz; con ellos empecé a estudiar hace 15 años. Luego apareció otro taller, que era con el top del teatro, Alberto Isola. Ese fue un taller de talentos que se hizo en canal 2. En ese taller se presentaron 1500 personas y solo quedamos seleccionados 16. Ese taller duró un año y medio, Alberto Isola nos enseñaba actuación, y Milena Carbone se encargaba de danza. Así estuvimos año y medio, terminamos y empezábamos a grabar el piloto de la serie juvenil, pero justo hubo un problema con el dueño del canal, que era Ivcher, y los Winter le quitan el canal. Y el contrato de exclusividad que habíamos firmado quedó en nada. Adiós contrato, adiós serie.
¿Luego de eso qué hiciste?
Pienso que mi vida ha sido encontrarme con las oportunidades, y caminando me fui a visitar el TUC y me encontré con otro cartel que decía casting. Me presenté y era para hacer un documental para la BBC en el Manu. Lo que tenía que hacer era reconstruir el ataque de una anaconda a una pareja de nativos, el documental se llamaba “Varios ataques de animales en el mundo”. Entonces fuimos al Cusco con toda la producción y equipos modernos; estuvimos viviendo una semana en el Manu, en un centro tipo hotel, allí grabamos ese documental que ha sido visto en varios países. Esa fue mi primera experiencia con una empresa tan importante como la BBC.
¿Fue tu primer gran sueldo como actor?
Sí, me pagaron muy bien. Terminando de grabar me vine a Lima y le compré un frigider y una lavadora a mi mamá y me compré una cámara de fotos. Qué bacán que te paguen por hacer algo que te gusta mucho. Inmediatamente después me dedico de lleno a la danza contemporánea con Milena Carbone. Luego de eso y otra vez por azar del destino, acompañando a mi amiga Milagros Esquivel, llego a tener la oportunidad para un casting en una película.
¿Milagros Esquivel es tu amiga?
Exacto, a ella la conocí bailando danza contemporánea, era una compañera con la que tenía que hacer una coreografía. Ella me pidió que la acompañara a su casa, pero yo no quería ir porque era muy lejos. Al final la acompañé y tuve una suerte increíble, porque su tío estaba en ese momento haciendo un casting para una película de producción entre Perú y España. El productor era el español Miguel Bosé, entre otros importantísimos productores españoles. Entonces entro a su casa y le pregunto a Milagros qué era esto, y me dice que su tío era Federico García, director que hizo Túpac Amaru. Entonces le digo que por favor le diga a su tío que me haga el casting, y bueno me presenta, hago el casting, pasan dos días y me llaman para avisarme que me han elegido para el personaje para la película El Forastero, que era una película de ciencia ficción. Estuvimos grabando un mes y medio.
Se puede decir que gracias a esta película viajas a España
Así es, pero te cuento, antes de eso pasaron seis meses y yo estaba trabajando para Gisela Valcárcel como bailarín. Y mientras bailaba en el programa de Gisela recibí una llamada de la productora diciéndome que iban a estrenar la película El Forastero en España y querían llevarnos a Tania Helfgott y a mí. Entonces me preguntaron si podía o si quería ir, y me dijeron que el viaje estaba programado para el próximo mes y que me tramitaban todos los documentos para el viaje y el visado. Me fui por 10 días y esos 10 días se convirtieron en 12 años.
Benicio del Toro y Cristhian Esquivel. Trabajaron juntos en la película «El Che».
De alguna manera has arriesgado muchas cosas…
Obviamente no iba a desaprovechar esa oportunidad, pero el hecho de quedarme en España… sí, fue una decisión muy fuerte porque estaba viviendo muy bien acá, hice una novela que se llamaba Gente como uno, estaba trabajando haciendo teatro con Yuyachkani. Pero el hecho de estar en Madrid donde todo era diferente fue increíble, entonces decidí quedarme. Curiosamente yo en Madrid no tenía nada, ni casa ni amigos, mis papeles solo eran de turista, o sea, no podía quedarme a trabajar, y al final dije como sea me quedo. Hablé con la productora, les dije que no quería regresarme a Lima y que me gustaría quedarme a ver si había alguna posibilidad de quedarme con ellos que eran una productora grande, y así fue. Me quedé, la productora me consiguió un trabajo.
Viviendo en Madrid otra vez te sale un trabajo para un banco, pero esta vez ya no de cajero, sino como imagen publicitaria, tu rostro aparecía por toda la ciudad.
Exacto. En la época que yo llegué, llegaban muchos latinos y también gente de Europa del Este porque la situación en España estaba bien. La idea era que el banco tenía que conseguir clientes migrantes, entonces hice grandes campañas entre comerciales de televisión y paneles publicitarios, uno para el banco La Caixa, que es un banco de Barcelona, y luego para una oficina de correos. O sea, salía en la tele y también mi foto salía en los bancos y en la oficina de correos. Entonces, era loco caminar y encontrarte con tu cara por allí.
Haz tenido mucha suerte también en Madrid, a comparación con otras historias de peruanos ¿Crees que tienes un ángel?
Llamémosle una luz que me ha llevado por proyectos buenos, o sea el hecho de participar en tantos anuncios -hasta de celulares-, es una luz que me ha dado muchas oportunidades que se han ido dando una tras otra. Pienso que estado en el momento adecuado, creo que ayudado por el hecho de cómo eres y la forma en que te relacionas, y el trabajo que te exige hacerlo bien. Pienso que he tenido mucha suerte y se ha confabulado el universo.
En Madrid también trabajaste en teatro, comenzaste actuando en la obra El Quijote
Eso fue con la compañía de teatro El Finiquito, también hice un casting y quedé. La obra El Quijote fue llevado a la comedia del arte, y allí el actor tenía que bailar, cantar, actuar y manejar un arma. Yo no soy cantante profesional, pero me encanta cantar, al mes y medio de entrar a la compañía, empezó una gira por toda Europa. Primero nos fuimos a Bruselas, Alemania, Francia, Portugal y volvimos a Madrid; todo eso con la compañía haciendo El Quijote, fue una experiencia enorme. Yo me preguntaba ¿qué he hecho para recibir todo esto? (Risas).
Tú has hecho cine, televisión, teatro y publicidad, la pregunta es ¿Qué cosa no has hecho?
(Risas). Todo lo referido a lo artístico, por suerte, pero con otros compañeros hemos formado una empresa, que es Quechua film, que es una productora de cine, llevamos ya seis años de formada, eso nos ha permitido hacer nuestra propias películas, dirigirlas, producirlas, difundirlas. ¿Qué no he hecho? pues formar una familia, pienso que eso hubiera sido bonito.
Pero estuviste casado…
Sí, eso muy poca gente lo sabe. Me casé con una chica española, me separé al poco tiempo, y aunque fue una experiencia linda, no llegamos a concretar una familia… me hubiera encantado.
Has sido muy inteligente para elegir tus proyectos, no aceptas cualquier papel que se te aparece, has trabajado con grandes directores de cine, buenos productores y has actuado junto a grandes actores ¿Cuál es el secreto?
Yo pienso que ha sido esperar, porque en el largo camino que llevo, siempre me han ofrecido proyectos, en Madrid había una serie que era muy exitosa, se llamaba “Cámara café” y me llama mi representante y me dice ya te conseguí un papel muy bueno en la serie top, y le digo que me mande el guión, entonces leo el guión y me pareció absurdo, donde se veía al inmigrante de tontito para abajo, no le daban una personalidad al personaje, lo machacaban feo. Yo nunca acepté un personaje con el cual yo no comparto, pienso que todos los que viajamos a otro país, viajamos con una carga cultural muy valiosa y no aceptaba ese tipo de papeles. Aquí también me han llamado para hacer papeles en televisión, pero no he aceptado, las series acá cuentan lo mismo que dejé hace 15 años, las novelas de Michel Gómez: el pobrecito y el rico; estamos 2014 y seguimos con el pobrecito y el rico. Creo que tu profesión tiene que servirte para realizar un cambio y a partir de ahí generar una nueva sociedad.
Cuéntanos la experiencia de trabajar en la productora de Almodóvar.
Trabajé en la serie Mujeres, mi personaje en esa serie tenía otra connotación, era un peruano que tenía que cuidar a los abuelitos enfermos. La serie tuvo un éxito tremendo, es una serie de culto ahora, y eso marcó un nuevo rumbo para mí.
Después de trabajar con Almodóvar, trabajaste con el director Steven Soderbergh en la película El Che, con Benicio del Toro.
Así es, pero allí yo hice casting para otro personaje, digamos que iba ser parte de séquito del Che, iba estar en toda la película. Al final me llama mi representante y me dice que me han elegido para la película, pero para otro personaje, cuál, le pregunto, y me dice para las dos últimas escenas donde matan al Che y tu personaje es Mario Terán, le digo porqué no lo otro y me dice que el director le ha dicho que me parezco mucho a Mario Terán cuando era jovencito. Vi fotos de Mario y de verdad nos parecíamos.
Luego de esa experiencia viene la película Ander y el premio en el festival de Berlín.
Exactamente, llegó Ander, porque el director había visto la serie Mujeres. La película se grabó en Bilbao, nos caímos muy bien y la respuesta fue inmediata, aunque me confesó que había visto otros actores. Ander fue una experiencia increíble, el hecho de protagonizar a un personaje gay cuyo proceso y emociones tenían que ser más reales, me obligó a convivir una semana con el personaje principal, en un caserío, por orden del director. Allí nos levantábamos temprano, ordeñábamos las vacas, desayunábamos, almorzábamos y en la tarde a ensayar. La película se grabó en un mes, eso fue en setiembre y en diciembre nos avisaron que había sido seleccionada para el Festival de Berlín. Con esa película modesta fuimos a Berlín y a cuarenta festivales más. La película ganó varios premios, entre ellos mejor director y mejor actor, y en Berlín ganó el premio a mejor película de autor.
Y ahora la nueva película en la que acabas de actuar es nada menos que Moby Dick, dirigida por Ron Howard.
Claro, ese proyecto me llegó estando en Lima, trabajando en la obra teatral La Dama de Cao, que la hicimos con Magaly Solier, quien por primera vez hacía teatro. Mi representante me llama y me dice: hay esto, ya han visto a varios actores en España pero no les gusta ninguno; qué raro, digo, si hay muchos buenos amigos en España. Al final me dicen que quieren verme urgente y que haga dos escenas en quechua. Y bueno, yo en quechua sé algunas canciones, pero inglés sí hablo. Entonces cuando me mandan las escenas, todas eran en español. Yo hice trampa en el casting, como sabía canciones en quechua, decía las frases de la canción como si fueran textos. Al final viaje y me vi con Ron Howard, estaba nervioso y excitado a la vez, y al día siguiente grabamos, en eso aparece alguien enorme, y era Chris Hemsworth, el actor que hizo de Thor, nos saludamos y nos tómanos una foto, luego comenzamos a grabar, el director de fotografía era otra ganador del Óscar. Ron Howard me dirigía y me corregía algunas cosas, me decía que le meta más presión a mi personaje y entre otras pautas para volver a grabar la escena desde la bajada del barco. La verdad fue una suerte para mí tener esa posibilidad.
(LEE LA ENTREVISTA COMPLETA EN LA REVISTA LIMA GRIS 8)