Opinión

Chabuca: una ficción distorsionada

Lee la columna de Edwin Cavello

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La película “Chabuca”, basada en la presunta vida exagerada de Ernesto Pimentel, narra la infancia de un niño que quedó huérfano tras la muerte de su madre en la ciudad de Arequipa. Todo ocurre en 1978 durante el gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez. Además, un año mundialista donde la selección argentina de fútbol se consagró campeón de la Copa del Mundo.  Nada de esto se respira en la representación setentera dirigida por el cineasta Jorge Carmona del Solar. Es decir, no logra construir ni retratar un año clave, Carmona solo se centra en lo que parece una “biopic” por encargo.

Si bien la película al inicio tropieza terriblemente, lo único rescatable es la actuación de la actriz Norka Ramírez, quien interpreta a Nelly —madre de Ernesto—, una mujer con coraje que se gana la vida cantando y bailando en los clubes nocturnos arequipeños. Tras la muerte de la madre, también mueren las buenas actuaciones. Lo que sigue solo son cuerpos desfilando frente a cámara que se esfuerzan por hacer algo que desconocen:  actuar.

Queda claro que la pobreza actoral convierte la película en una colorida plastilina, que confunde el cine con propaganda. Incluso, por momentos, esto parece más una paupérrima publicidad pro LGTBI que pretende suplir sus carencias cinematográficas con besos, delirios y llantos falsos. Más que una película, la historia de Chabuca calza mejor en un publirreportaje con la inconfundible producción edulcorada de Tondero.

A pesar de las carencias mencionadas, hay que reconocer que la producción se esforzó en la dirección de fotografía y en la temperatura de color que brinda un plus a una película con malas actuaciones. 

Un comentario aparte merece la controversia de la participación de Andrés o Alex Brocca en “Chabuca”, quien es representando como un actor fracasado y mantenido que reniega del éxito de su pareja Pimentel. Sin duda, la Chola Chabuca cuenta desde su propio delirio su historia, tal como Alex Brocca contó la suya en el libro “Canto de dolor” en 1999, donde relató el maltrato emocional que recibía por parte de la chola drag queen.

Recordemos que el libro de Brocca cuenta con 92 páginas, divididas en 5 capítulos. Tras su muerte, fue el único testimonio que dejó. Su libro finaliza con estas palabras “Mi voz se apaga, mi carne sigue trémula, pero se terminó la noche y parece que ya no hay más palabras”. Hoy solo queda la oscuridad.

(Columna publicada en Diario UNO)

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