Por: Jorge Paredes Terry
Mientras Trump insulta a nuestro país con una vulgaridad inaudita, estos líderes, que se autodenominan antimperialistas, permanecen callados. ¿Acaso la defensa de la soberanía solo se aplica cuando conviene? ¿O es que la indignación selectiva es la nueva estrategia política? Su silencio es una traición a los principios que dicen defender y una bofetada a la cara de todos aquellos que esperaban una respuesta contundente ante la humillación a la que nos somete el gobierno estadounidense.
Perú, según las palabras del propio Trump, estamos en la cola para «besarle el culo». Esta frase, lejos de ser una simple bravuconada, refleja la realidad de una nación que, por falta de liderazgo y decisión política, se ve sometida a las exigencias de un gobierno extranjero. Y la ausencia de pronunciamiento de figuras como Cerrón, Bermejo y Mendoza, quienes deberían ser los primeros en levantar la voz contra esta humillación, solo confirma la gravedad de la situación.
¿Es que acaso temen las represalias de Estados Unidos? ¿O es que su antimperialismo es solo una fachada, una estrategia política para ganar votos, sin verdadera convicción?
Del gobierno de Bolaurte y del Congreso no se espera nada.
La reciente declaración del presidente Trump, donde asegura que los países le están «besando el culo» para negociar aranceles, no solo es una muestra de su vulgaridad y prepotencia, sino una afrenta a la dignidad de las naciones que se ven obligadas a negociar bajo su yugo. ¿Y el Perú? ¿Dónde está nuestra respuesta? ¿Dónde está nuestra soberanía?
Mientras los mercados globales tiemblan ante la inestabilidad económica generada por las políticas arancelarias de Trump, el mandatario se jacta de su éxito, utilizando un lenguaje soez e inaceptable para un líder mundial. Su afirmación, lejos de ser una simple bravuconada, revela una peligrosa realidad: la falta de un liderazgo firme y decidido en muchos países que, por miedo o conveniencia, se someten a las exigencias del gobierno estadounidense.
Pero, ¿hasta cuándo permitiremos esta humillación? La frase ofensiva de Trump no es solo un insulto personal; es un ataque directo a la soberanía de las naciones que, en lugar de defender sus intereses, parecen estar en una competencia vergonzosa por la atención del déspota. La incertidumbre económica que genera su política es un daño colateral inaceptable.
El gobierno peruano y el Congreso de la República deben reaccionar con firmeza e indignación. El silencio cómplice ante estas declaraciones es una muestra de debilidad y una traición a la dignidad nacional. No podemos permitir que nuestro país sea tratado como un vasallo, obligado a mendigar favores y a tolerar insultos.
Exigimos al gobierno peruano una respuesta contundente y soberana. No se trata solo de una cuestión económica; se trata de defender nuestra identidad, nuestra dignidad y nuestro derecho a ser tratados con respeto en el concierto internacional. El Perú merece un liderazgo que defienda sus intereses con firmeza, sin temor a las represalias de un mandatario que se cree por encima del bien y del mal.
Es hora de dejar de ser espectadores pasivos de este espectáculo de prepotencia. Es hora de exigir a nuestro gobierno que actúe con la valentía y la soberanía que el pueblo peruano merece. ¿O acaso estamos condenados a permanecer en la cola, esperando nuestro turno para besar el trasero a ese déspota.
Dignidad!!