Dejen que los niños vayan quemando etapas y no los obliguen a actuar como adultos. Las redes sociales, lamentablemente, son un espejo de nuestra sociedad, enfocada en la ‘Cultura del filtro’ y de una vida opulenta y excesivamente perfecta.
En ese ‘mundo viral’ algunos padres y madres de familia, de manera poco sensata, visten a sus menores hijos para hacerlos parecer como ellos: usando maquillaje, cortes de cabello que no van para la edad de un infante, vistiendo ropa corta o demasiado apretada. Así también, fomentan en las fiestas infantiles que bailen música sugerente, y que contorneen las caderas cual bailarinas exóticas, haciéndoles creer que con su aprobación eso es lo correcto y acorde para la época.
Evidentemente, muchos de los padres lo hacen sin mala intención, ya sea por desconocimiento o porque han normalizado ese tipo de conductas, empero, cabe recordar que en esa etapa del ser humano los niños actúan como ‘esponjas’, adecuándose a la validación de una persona mayor a ellas.
Dotarles de falsas apariencias, tal como lo hacen las redes sociales, es solamente una grave afectación a la autoestima del menor, pues tendrá implantado en su mente que requiere verse bien siempre, actuar como una persona adulta siempre, o bailar como aquellas siempre.
Cosas tan cotidianas como escuchar canciones en la radio que hablan de infidelidad, sexo, orgías o drogas, ver unTikTokde niños bailandoperreo, u observar a los adultos tomando bebidas alcohólicas o fumando van desarrollando en el infante una percepción incorrecta.
Padres, madres de familia, es responsabilidad de ustedes orientar correctamente a sus hijos, no necesariamente encapsularlos en una burbuja y apartarlos de la realidad, sino saber aconsejarles qué es lo correcto y qué no para su edad.
¿Qué es la hipersexualización infantil?
Por: Úrsula Perona, psicóloga infantil.
Consiste en una exaltación de la sexualidad como medio de obtención de un mayor valor social y que conllevaría una preocupación constante por la imagen corporal. Generalmente, este fenómeno afecta más a chicas que a chicos y es más frecuente durante la adolescencia, aunque cada vez es más común verlo aparecer en la primera infancia, por ejemplo, con niñas que visten con ropa de mayor y exhiben conductas sensuales o provocativas.
Este continuo influjo de información por parte de los medios sobre niños con apariencia de adolescentes y adolescentes que parecen adultos, puede hacer que el desarrollo natural de nuestros hijos se vea afectado de tal forma que se salten etapas naturales de desarrollo y empiecen a llevar a cabo actividades que no pertenecen a su edad, como seguir dietas o preocuparse por ir al gimnasio desde edades tempranas en lugar de practicar el juego, imprescindible para su desarrollo. Por otra parte, este culto al cuerpo puede derivar en cirugías estéticas a edades más tempranas o en problemas alimentarios como anorexia y bulimia, debido a la ansiedad que genera esta continua preocupación por el físico asociado a la valía social.
Por otra parte, también se puede despertar en ellos el interés por conductas sexuales en etapas más prematuras, lo que suele derivar en una aproximación más violenta y distorsionada de la sexualidad, pues no tienen la maduración necesaria para gestionar este tipo de relaciones personales. A veces es posible detectar si empiezan a tener este interés sexual durante la infancia o adolescencia temprana, puesto que nos hacen cuestiones sobre el tema sin saber exactamente muy bien qué están preguntando.