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Ariel Rotter: “Hacer una película en blanco y negro en términos comerciales es suicida”

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El director Ariel Rotter está pasando un buen momento con su nueva película La luz incidente que ha cosechado galardones en diferentes festivales internacionales, como el Festival de Mar del Plata, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana, el Festival de Cine de Punta del Este, y recientemente el Premio APRECI a mejor película en el 20 Festival de Cine de Lima.

Lima Gris conversó con el realizador sobre sus inquietudes artísticas a la hora de elegir un proyecto, y sobre cómo se hace cine en Argentina, además, de los entretelones de su última gran película.

Anteriormente has realizado dos películas afortunadas que han ganado premios en festivales.  ¿Cómo nació la temática intimista de tu última película La luz incidente?

Es una película que intenté hacer durante siete años, y mientras intenté hacerla, tampoco intenté hacerla. Es una película que de algún modo me pertenece, y yo le pertenezco, porque está construida sobre historias familiares personales.

Y me da la impresión de que el director está en algún rincón escondido de la casa viendo cómo se desenvuelven la madre y la hija

Es una historia que no vi porque es pre-existente a que yo exista. De algún modo, la película es una hipótesis de cómo fue que se formó la familia que yo no conocí.

¿Por qué tuvo que ser sesentera?

Me lo pregunté mucho. Si bien me gusta visualmente, no quería que la elección de época sea como un nuevo tema estético; y cuando empecé a indagar en los materiales, y a trabajar con ellos, me di cuenta que el comportamiento de los personajes estaba directamente vinculado a una época; a lo que era el paradigma de lo que es la familia saludable y sana en esos tiempos, con la existencia de la figura paterna, y de lo que es una familia bien constituida; cosa que hoy sería casi prehistórico pensar: que una familia necesite de un padre aunque la cosa no esté bien.

Hacer una película en blanco y negro es riesgoso

En términos comerciales es suicida, más que riesgoso.

Sin embargo, en La luz incidente los resultados fueron excelentes ¿Qué tan planeado estuvo eso?

La verdad es que nunca se me ocurrió que la película fuera en ese color. Cuando estuvimos empezando mi socio y productor me dijo: —pero también podría ser en color— Y yo lo miré sorprendido; para mí fue una relevación. La gente piensa que el director de cine todo el tiempo decide sobre todos los aspectos de una película. Y yo lo siento al contrario. Nuestra función es estar entre dos mundos, porque las películas son desde que las empezamos a pensar, y a escribir, y ya existen. Nuestra función es simplemente transformarlas en algo real; nosotros solo somos un intérprete de esa película que se fue alojando en nuestro corazón como algo que ya tiene su sonido y su color; y solo hay que terminar de armarla. Por eso, no somos tan dueños de lo que hacemos, sino, más bien esclavos.

Me da la impresión de que el guion de tu película ha sido reescrito durante años

Ha sido muy reescrito. Yo estaba inmerso en un tema propio que era como todo mi universo vinculado a lo familiar; y ese mismo universo era el que iba a transcurrir en esa historia. El hecho de saber tanto sobre los personajes no era necesariamente una ventaja, o una virtud. Mi proceso de escritura fue generar escenas sueltas y escritas desde la más absoluta improvisación, a partir de una línea de diálogos, o de una situación ridícula, como un ejercicio para intentar despegarme de la referencia y tratar de no ser didáctico e ilustrativo, y así tomar distancia. Todo lo que iba a pasar iba a estar dentro de un universo de pertenencia; entonces escribí como islotes sueltos, y así generé 670 escenas, y solo me quede con 40 de ellas, que terminaron conformando la película.

Los dos personajes principales tuvieron una especie de pugilismo entre ellos para ver quién defiende más sus roles y sus capacidades actorales. Marcelo Subiotto se convierte en el galán casi perfecto, pero también genera ciertas dudas

Es así como dices. Yo creo que la aparición de Marcelo Subiotto quien interpreta a Ernesto es la energía productora de la película, pese a que Érica Rivas es la protagonista, él es quien tira del carro. Yo había escrito a un personaje que tenía las características que tú mencionas, pero no encontré al actor. Yo estaba buscando a un galán, con un aspecto físico de buen mozo, y no aparecía nadie; y la persona que me ayudaba con el proceso de búsqueda me recomendó a Marcelo a quien no conocía personalmente; y le dije no, nada que ver; él es gordo y pelado. Pero cuando finalmente me encontré con él personalmente, olvidé todo lo que antes dije, porque le conté todo los detalles del papel, y terminó siendo un tremendo personaje que le puso una frescura a la película.

La escena de la sesión de fotos con las niñas donde él presiona e intimida, y la protagonista se resiste a sus presiones, es muy reveladora

En esa toma de fotos con toda la familia en un sillón, se empieza a ver que él es muy intenso. Y uno se da cuenta que si así arranca, luego ¿cómo va a terminar?

¿Qué es lo que más te interesa en la película?

Personalmente, lo que más me interesa en la película, es ver la historia de una reconstrucción familiar. Es muy clásica desde su aspecto formal, y además es austera. Todo va apareciendo, y se entiende perfectamente que la película está contando el inicio de esa reconstrucción; pero ese inicio no está bien porque hay algo que está torcido, y forzado. Entonces, uno se empieza a incomodar, y se pregunta: ¿qué le pasa a este tipo; y ella porque no reacciona? Pero, el hecho de no reaccionar, también es una forma de comportamiento.

Allí se enfoca el entorno familiar, y esas fiestas glamorosas de buen status, sin embargo, la película no muestra ningún contexto político de aquella argentina de la época

Eso tiene que ver con lo que me interesa. Mi universo de intereses está ligado a lo que le pasa a esta mujer. Para ello tienes que tratar de ser lo más austero posible. Porque si yo la tengo sentada en un sillón y detrás se observa un desfile militar, entonces te estoy distrayendo. Y aquí lo único que importa es que se metan en la piel de la mujer, y que se concentren en lo que a mí me importa.

Y como espectador ¿lo descifrarías?

Como espectador me gustan las películas que yo mismo tenga que completarlas. Y si te doy toda la película masticada, entonces tú te aburrirás y te dormirás.

Sin embargo, el espectador se enfoca en lo más importante que es el transcurrir introspectivo de Luisa, pero también está muy cuidada la dirección de arte; me refiero a esos accesorios que tú mencionas que quizás no sean la parte más relevante

Eso si lo es; porque es el universo de ella. Todo el 70% de elementos materiales que están en la película son de mi familia, y yo los he conservado durante años para hacer el filme. Y los fui guardando en casa de algunos amigos para luego poder utilizarlos a la hora de filmar.

No se enfatiza mucho el personaje del marido fallecido

Para mí es una película de fantasmas. La ausencia de este hombre es tangible a través de algunos objetos y cosas; pero ella no ha podido realizar su duelo, y se encuentra de repente con la persona que le alimenta la idea de hacerlo rápidamente. Porque cuando uno realiza un viaje personal, el otro también puede hacerlo.

El otro y Solo por hoy, son dos filmes exitosos; pero La luz incidente nos habla de la familia, y nos dice cómo preservar la memoria, y el conservadurismo, ¿cuál de ellas te demandó más oficio?

Dicen que la segunda película es más difícil, porque en la primera siempre hay una gran ilusión. La segunda es difícil, porque uno ha visto tanto cine que luego queda atormentado porque se dio cuenta de que realmente hay una historia del cine. Sin embargo, esta tercera película es la que más “parí”, y espero que sea la que más haya parido en toda mi vida, porque no sé si pueda soportar otro proceso similar a este, de ocho años. Justamente, esta película se encargó de desarmar todos los preceptos, y las ideas que tenía con respecto de lo que es nuestro oficio; y la única vía certera que tuve fue el instinto. Para mí fue una película necesaria; no solo estoy contento de haberla hecho, también estoy contento de habérmela sacado de encima. Es algo que tenía que suceder; como una cuenta pendiente, y la intenté hacer desde que era una criatura.

Algunos autores se disgustan con el acabado final de sus trabajos. ¿Cómo te sientes con la culminación de La luz incidente?

Eso es natural; uno es exigente consigo mismo. Te pasa cuando escribes las primeras notas, y las miras luego de un tiempo.  Sin embargo, yo sé que hice todo lo que pude en esta película, porque dejé una parte de mi vida en tiempo, y en corazón, para hacer algo que hace mucho tiempo daba vueltas en mi cabeza; y no me sobró nada, aunque me hubiera encantado tener un poco más de lucidez en algunas cosas, pero estoy conforme con lo que hice.

En el trabajo fílmico, ¿qué tal se manejó la química con Érica Rivas y Marcelo Subiotto?

Fue un grupo de trabajo como cualquier otro, donde hay características personales que lo dinamizan, y lo determinan. En líneas generales fue un equipo espectacular, me refiero a la dirección de arte, la dirección de fotografía, el sonidista, el músico que también apareció, la vestuarista que estimuló el ambiente de época. Hubo dinámicas distintas con cada uno de los actores; el personaje que hace de la madre es una actriz exquisita que se llama Susana Pampín. Cuando a Marcelo Subiotto y a Susana Pampín les conté el proyecto, ellos se dejaron llevar. Érica Rivas tiene otra manera de ser; ella al ser muy comprometida, se exige mucho. Cuando yo le entregué el primer libro de notas, tres años antes de la filmación, ya tenía su hipótesis personal de lo que debía hacer con su personaje, porque también es autora; pero cuando llegó el momento de hacer la película, mi guion era inmenso, y simplemente le dije: —La película es esto—  y eso fue como si le hubieran sacado la silla antes de sentarse, y empezó a dar su propia dinámica de trabajo que había hecho por su cuenta, y dijo: —Está bien, no hago nada, y me siento aquí—

Entonces prevaleció la autonomía del director

No sé cómo llamarlo. Simplemente te estoy contando cómo es cada actor en su trabajo.

El cine argentino es muy respetado ¿Qué le faltaría?

Nos falta ganar un mundial con Messi (risas). Durante muchos años el cine argentino era un referente para Latinoamérica, sobre todo el cine de autor. Hoy México y Brasil han construido una cinematografía de igual relevancia, basada en la cantidad de producción que han logrado armar con su dinámica estructural, y con el mecenazgo. La calidad de sus películas está directamente relacionada a la cantidad de las que se hacen. No se puede hacer diez películas para esperar que cinco resulten buenísimas; pienso que se tendrían que hacer cincuenta para que haya cinco que estén bien. Me parece que el cine argentino goza de muy buena salud, justamente por lo heterogéneo de su propuesta, con una diversidad de miradas de gente joven que hace películas espectaculares. En Argentina hay quince mil estudiantes de cine, y quizás solamente veinte, o treinta de esos quince mil, se van a hinchar de esperar que les llegue el turno de filmar; pero igual van a filmar. Finalmente, ellos van a hacer esa película que luego tú respetarás.

¿Pero cómo se puede ver ese cine?

Nuestras pantallas están dominadas y pertenecen a una industria norteamericana del entretenimiento. El cine de autor no tiene lugar en las salas. Yo por ejemplo, estrenaré la película el jueves primero de septiembre, y solo por una semana; y ese siguiente lunes recién me enteraré cuantas salas voy a tener para exhibir.

Ariel Rotter sosteniendo el premio APRECI, en el 20 Festival de Cine de Lima.

¿Y si fuera una película donde actúa Ricardo Darín, también le darían una semana?

Si es de Ricardo Darín…ya sabes que si tú vienes de atrás, ya no entrarás, porque tienes que asegurar una cantidad de espectadores de Jueves a Domingo, y si no es así, entonces te vas; es por eso que el Lunes ingresa a cartelera la película que sigue.

¿Entonces, películas como Transformers copan las salas de Buenos Aires durante un mes?

Más bien, durante todo el año. Una multi-sala tiene seis pantallas exhibiendo Transformers, dos exhibiendo Batman contraataca; otras dos con películas de animaciones para niños; y una última sala que exhibe la película de Darín, que no deja de ser taquillera. Así está el cine argentino en cuanto a difusión, pese a que se producen ciento veinte películas por año. Y si el Estado no regula esa actividad, estamos muertos, porque el cine de autor hoy ya no tiene salas.

¿Y el cine peruano qué te parece?

No he visto tanto como me hubiera gustado. Vi una película que me gustó mucho que es La teta asustada,  y otra que vi fue Madeinusa de la misma directora; pero no tengo un panorama exacto de lo que hay en cine peruano.

Entonces ¿no nos vemos mucho?

Yo antes iba mucho al cine, con una frecuencia de dos veces por semana, y ahora no porque no hay tiempo. Y cuando deseo ver una película que me interesa en Buenos Aires, solo la dan en salas no comerciales, que son alternativas, y tengo que cruzar la ciudad para ir al centro. Ahora Netflix es el nuevo lanzador de películas del futuro, y te dan promociones por un año. Así ya cambió el modo de consumir cine, y necesariamente va a tener que cambiar el modo de hacer cine. El cine es un proceso al que le han quitado la última parte: que la película se vea. En ese largo proceso de trabajo están la idea, el guion, la filmación, la edición, y luego su paso por los festivales, pero finalmente, la película no se ve más, y por lo tanto no genera ingresos.

Para terminar, la escena final de La luz incidente es muy abierta, donde el plano secuencial lentamente se aleja, y luego desenfoca a Luisa y a sus hijas

Todo lo que has dicho también es mi interpretación. Siempre sentí que Luisa tenía que terminar la película con sus hijas. Yo quería que se le exhiba a ella con sus hijas, y que al mismo tiempo todo indicara que iban a estar bien; más allá de lo que venga del exterior. Esa es la imagen rectora, la que a mí me llevó a hacer la película con la síntesis de mi motor interno. Se dice que nosotros como realizadores tenemos la responsabilidad de identificar cuál es el espectador para el cual nosotros estamos haciendo lo que hacemos. Siempre estamos escribiendo para alguien en particular, y no para el público en general;  pero dentro de ese público, existen algunas personas específicas a las que les contamos eso. En mi caso, siempre tuve muy claro de que esta película era para esas tres personas que quedaban ahí en ese plano.

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