Señor Director de cine, dime la verdad. ¿Cuánto es lo que Hollywood te dejará decir? ¡Eso, si no te autocensuras antes! ¡Antes de siquiera pensar en qué película vas a hacer! O para decirlo rápido y feo, la situación es así de cierta y vulgar: no muerdas la mano del dinero, y del poder, no sea que te cierren la cartera… Y quedes fuera del gran jueguito. Esta es la buena democracia que no tiene cara de que ni de broma vaya a abolir la esclavitud al Capital. Así que sé realista. Así que si haces críticas, o si haces como que criticas, no abandones nunca, nunca, nunca el ámbito de lo superficial (aunque parezca que te escapas de ahí).
La pregunta suena ridícula, igual la haré. ¿Y qué fue de la libertad artística?
Puedes sentir y sobre todo ver —y esa es la verdadera historia, el quid de la cuestión— cómo el que hizo la película fue cambiando de opinión, cosa que se aprecia conforme van pasando los minutos del metraje. El filo crítico, vale decir, apuntar directo a la cabeza del hoyo negro de las ‘industrias culturales’; la energía dirigida contra el ejército de idiotas que solo saben estar arrodillados; surgía triunfante en los primeros momentos, como una promesa estimulante, algo como la expectativa (en y por debajo del desfile de escenas y situaciones) hasta dónde va a llegar este tipo (o como dije al principio de este artículo, hasta dónde va a poder ir, hasta dónde lo van a dejar llegar); pero no muy sorprendentemente, American fiction encalla en lo ambiguo, en lo tibio y en lo confuso, con respecto a la poderosa y gloriosa intención inicial.
American fiction es una de esas películas que no termina de decir lo que se suponía que quería decir. El escritor negro quiere ser un éxito de ventas, o, por lo menos, no un fracaso de ventas, no solo un escritor que responda (hipótesis) razonablemente bien a sus necesidades existenciales y creativas más íntimas. Un cobarde más en el mundillo de las letras, tal como lo plantea la película, no es lo que se necesita para sondear más eficazmente la miseria humana, intelectual y estética del sistema… De tal manera que American fiction acaba homenajeando lo que parecía querer combatir.