La economía cubana ha caído ferozmente y su inflación interanual ha llegado a más del 32%, y la pobreza crece descomunalmente. Hay gente que incluso sale a las calles a buscar entre la basura algún desperdicio de alimentos, porque no tiene ni para un pan seco.
Actualmente, el mundo entero ha comprobado que la ‘revolución cubana’ basada en la ideología marxista-leninista, no fue más que un movimiento comunista y que a través de sus postulados: —contradicción—embuste—incoherencia, ha sumido en la más galopante miseria a un pueblo que en otros tiempos brillaba por su bonanza, su música y su propia gente que convivía en un ecosistema glamouroso y que antes de 1959, se erigía como uno de los países más desarrollados de Latinoamérica, con un PBI sobresaliente que inyectaba la economía boyante de la isla.
Cómo no recordar la moderna urbe de la Habana a finales del siglo XIX e inicios del XX, que ya gozaba del primer ferrocarril en América Latina (1837), y el primer alumbrado publico (1889).
Hoy quién podría imaginar que los primeros automóviles y el primer tranvía llegaron a Cuba en 1900. Eso sin contar que en 1906 fue la primera capital del mundo que inauguró la telefonía con discado directo, sin necesidad de operadora y fue el segundo en el mundo en abrir la primera emisora de radio en 1922.
Las calles de Cuba en su mayor esplendor.
Es decir, Cuba era toda una potencia y referente en el mundo entero, a tal punto que hacía envilecer de envidia a Estados Unidos y al que no le quedó más remedio que trasladar sus grandes emporios empresariales a la isla, porque ésta en 1958 ya se ubicaba, pese a su estrecho tamaño de superficie y a sus 6 millones de habitantes, entre las mayores economías del mundo.
Cuba era una potencia en la primera mitad del siglo XX.
¿Qué maldición atacó a Cuba?
La maldición se llama “revolución cubana”, e incursionó en 1959, con el pretexto de derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, para no irse nunca más. Y estuvo al mando del ‘Mefistófeles’ del siglo XX, Fidel Castro.
Desde que este falso valor incrustó en la isla el trasnochado manifiesto comunista basado en la abolición de la propiedad privada; es decir, la expropiación; los impuestos productivos para poder vivir del Estado; la abolición del derecho a herencias; la confiscación de la propiedad a inmigrantes y no dejar que venga la inversión extranjera; la centralización de créditos, es decir, solo podías endeudarte con el gobierno de los Castro; la centralización de los medios de comunicación (la prensa le pertenencia al régimen); la expansión de empresas estatales; la distribución igualitaria del trabajo, que significaba que todos ganaban igual, independientemente que sean más capacitados que otros.
Desde ese momento, Cuba inició su transición a las vías del despeñadero, marcando su próximo camino a la miseria y a una especie de ‘esclavitud’ y que hoy prácticamente se ha convertido en un infierno.
Cuba en 2024, con calles repletas de basura.
Actualmente, ya no hay alimentos de primera necesidad, ni medicinas para la población. Los apagones han oscurecido más del 30% de la isla porque el servicio eléctrico ha colapsado, debido a las averías en las obsoletas centrales eléctricas de la estatal Unión Eléctrica (UNE), adscrita al Ministerio de Energía y Minas.
La economía cubana ha caído ferozmente y su inflación interanual ha llegado a más del 32%, y la pobreza ‘se ha subido a este coche’ negativo macroeconómico. Hay gente que incluso sale a las calles a buscar entre la basura algún desperdicio de alimentos, porque no tiene ni para un pan seco. Buena parte de ciudadanos en la Habana se han vuelto ‘cachineros’ y salen con cualquier artilugio que encuentran en casa para ofrecerlo a cualquiera que pueda pagarles los devaluados pesos que ya no valen nada en el país.
Cada vez cierran más centrales azucareras porque no hay para pagar a los obreros. Esta crisis ha generado una caída feroz de la ganadería, agricultura y la industria manufacturera.
Calles de La Habana actualmente.
Ya no hay combustible en Cuba, porque ni Rusia ni Venezuela le proveen del crudo. Apenas el presidente AMLO desde México está suministrando petróleo a la Isla, solo para que el aparato estatal pueda seguir funcionando y los pocos automóviles destartalados continúen circulando, porque éste ha sufrido un incremento de 500%, y entre 2023 y este año, ya envió más de 7 millones y medio de barriles de petróleo, equivalentes a US$537 millones de dólares.
Lo cierto, es que Cuba no tiene dinero para pagarlo; lo que nos hace suponer que López Obrador lo está donando. Ahora entendemos el porqué de la exportación de los médicos, enfermeras y vacunas cubanas al país charro; como un efecto de contraprestación.
Así las cosas, los cubanos han empezado a abrir los ojos y están protestando masivamente porque ya se cansaron de vivir en la miseria. Sus compatriotas en otros países, en especial los que residen en Estados Unidos se han solidarizado y están manifestándose para pedir por sus hermanos cubanos. Mientras, el remedo de dictador, el cubano Miguel Diaz-Canel le echa la culpa de su desgobierno y de la pobreza a la que él sumió al pueblo cubano, nada menos que a Estados Unidos.
Esta situación macabra que sufren los 11 millones de cubanos de a pie, ha generado que el éxodo vuelva a emigrar masivamente a los Estados Unidos, al punto que hasta el momento más de 400 mil ciudadanos han abandonado la isla.