– Señores, en los últimos meses hemos perdido 400 millones de dólares en contratos. Se nos viene encima la tanda de juicios y no estamos seguros de que podamos superar la ola de reparaciones económicas que nos impondrán. Estamos jodidos, más jodidos que Cuevita buscando equipo. Tenemos que generar más ingresos o será el fin. ¿Alguna idea para mejorar nuestra imagen?
– ¡Huyamos a Suiza!
– ¡Vendamos todos nuestros activos!
– ¡Una pollada!
– Calma, calma. Hagamos un comunicado pidiendo perdón al país. Vamos a generar empatía instantánea porque el peruano siempre se solidariza con la víctima así sea esta una reverenda rata. Vamos a victimizarnos asumiendo que la marca tuvo la culpa, que G&M ya no son parte de la empresa, los expulsamos a esos corruptos (risitas), los que estamos poniendo el pecho tendremos conciencia social, empatía con los más pobres y con los que menos tienen (que son la misma vaina pero esas frases venden).
– Buena idea. Busquemos a uno de nuestros aliados. Lucho, encárgate de que uno de nuestros socios nos dé una página completa para anunciar nuestro cambio. A la gente le gustan los cambios, los challenges, la huevadita. El peruano tiene la memoria frágil y el corazón enorme. Le fascinan las campañas sentimentales del pisco y las playas, la música de la selva y Perú en Nebrasca. Sí, que se sienta como en “Mujer, casos de la vida real”. La hacemos linda.
– Cerrado. Que traigan al toque a uno de esos publicistas sentimentales. Eso nos hace falta: corazón. Nadie se resiste a un corazón roto y a un pedido de perdón. Que se sienta… sincero pero no arrastrado. Que emocione… pero que nos mantenga dignos. Sí, con la mirada en el horizonte y un drone que haga una toma aérea que nos muestre “parte de la sociedad”.
– Quitemos las letras de la fachada. Dejemos sólo el logo. Eso reforzará las disculpas públicas.
– Muy buena idea, eso reforzará aún más la idea. Que las retiren a primera hora.
“No queremos quedarnos callados. Menos olvidar lo que pasó. Por eso, aquí está la empresa Graña y Montero para pedirle perdón a todos los peruanos. Las personas que causaron daños, tuvieron malas decisiones o cometieron actos ilícitos, ya no forman parte de esta empresa. Sin embargo, los actuales directivos y ejecutivos queremos pedirles disculpas a todos nuestros trabajadores y a todos los peruanos por los daños ocasionados. Nosotros seguimos aquí porque queremos reivindicarnos con el país. Estamos comprometidos con el Perú y estamos colaborando con la justicia con total transparencia en todo lo que se necesite, para que se pague lo que se tenga que pagar. Desde ahora ya no somos Graña y Montero, ese nombre, ya no nos representa. Los más de 17,000 trabajadores que nos quedamos en esta empresa estamos construyendo una nueva compañía cuyo cimiento es asegurar que lo que pasó, jamás vuelva a suceder”
Epílogo (en una isla de Bahamas):
– Oye, pero si estamos pidiendo disculpas públicas al país ¿también vamos a devolver todo el billete?
– No, pues; no seas huevón. Si ya no somos Graña y Montero ¿por qué tendríamos que devolver algo?
– Tú sí, ah… ¡Salud!
* Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia