Opinión

Yo-es-otro

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

Published

on

Es interesante cómo uno de lector puede convertirse de un momento a otro, en personaje −y sin anestesia−. Releyendo la novela La Morada del Hastío de Carlos Rengifo me metamorfoseo literalmente en un borderline que intenta sobrevivir al caos que me rodea (en la ficción/realidad); y conste que así lo apuntó el autor en su Facebook hace un tiempo: “Próximamente, una nueva edición de mi primera novela, La Morada del Hastío (LMDH), cuyo protagonista es mi buen amigo Rodolfo Ybarra, poeta maldito, índigo, luchador social, factótum literario».

Lo cierto es que LMDH es una novela urbana con un toque de realismo sucio y donde sus héroes o heroínas pueden ser fácilmente detectables. Así, Samuel, Julián, Freno, Niágara, Petrusca y Camila existen en la vida real y se entregan a un frenesí de la música rock, el ocio sociológico, la imperfección de las relaciones humanas y que esconde, entre sus páginas o axilas librescas, a toda una generación que no puede verse realizada como artista o como escritor. Y esto es algo que suponemos ya no desde la ficción sino como lector/personaje.

Algo parecido está haciendo el reconocido escritor Alfonso Torres Valdivia quien acaba de sacar sus “Retratos”, un libro facturado al modo de Truman Capote donde nos entrega un álbum de familia con biopics cercanos o parte de la mitología limense. Así aparecen: Gonzalo Portals, Santiago Risso, los hermanos Ataucuri, Manuel Raya, etc. Y este servidor, quien aparece retratado en una treintena de páginas donde nada ha quedado para la imaginación. Todo se consigna y queda inventariado en cada personaje fileteado como pescado en el terminal pesquero. Torres Valdivia viene pisando fuerte y este libro de medio millar de páginas lo confirma.

Asimismo, el ganador del BCR con El vuelo del Varig y biógrafo de Kloaka, está pergeñando una novela donde otra vez este escriba vuelve a ser un personaje de carne y hueso, y que narra mis vivencias en las callejuelas del centro de Lima, la época de la ANEA, el Queirolo, el bar Las Rejas o mi vida estudiantil entre las universidades y la Escuela de Periodismo. Así como mis intervenciones públicas, las marchas sociales reivindicativas y las noches de conciertos barrocos. Épocas distantes que ya tenía por olvidadas y que Torres Valdivia revive con magistral maestría.

Por cierto, el libro “Retratos” es una autoedición y su distribución y venta es directamente a través del autor.

(Columna publicada en Diario UNO)

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version