Por Zenón Auris
Conocí a Julio, una fría noche de Agosto a bordo de un bus destartalado de la empresa Ormeño S.A. Él se dirigía a recibir el “Huauco de oro” 2019. Había ganado un premio de Poesía, creo que fue por “Arquitectura vastísima”. Y yo iba a una reunión política. Era un pibe flaquito y antes que poeta, tenía pinta de sparring de boxeador. Sin embargo por su conversación sobre literatura y poesía quedamos enganchados.
Barco ha vuelto a las andadas, ha escrito una breve novelita, para algunos de poquita importancia. Para mí, una obra de peso.
¿De peso, por qué?. Porque en las pocas páginas de “Chaufa” ha tenido el valor de denunciar, de explotar su bronca de muchacho, de joven escritor del barrio de Seremsa que lucha a patadas, codazos, a puñete limpio y sin camisa, por hacerse escuchar en el mundillo literario nacional. “Chaufa” Chaufita o como queráis leerlo, digerirlo o cagarlo. Texto inclasificable, ágil, ameno, audaz, atrevido, al que no puede negársele que te toca el alma, los huesos, las narices y hasta los huevos. Si, MVLl, se despacha desde una lujosa Catedral donde viven los curas, Obispos y Cardenales que violan niños, para indagar desde ¿en qué momento se jodió el Perú?. Julio Barco Ávalos, lo hace desde un puestito mal oliente y callejero, en cuya esquina de la carreta donde come muy campante su arroz chaufa junto a su hembrita y lo bajan con una Inka cola, un emoliente o una chicha morada; se mean los perros o se cagan los gatos. Julio escribe, desde algún lugar clandestino de Lima la horrible, de La parada o del Cerro San Cosme y lo hace siempre para preguntarse: ¿Vale la pena ser poeta en un Perú de 30 millones de indígenas que siguen zapateando para que caiga la lluvia y el mana del cielo? Y yo le respondo desde la comodidad de mi penhouse en París, lugar donde he disfrutado de “Chaufa”: Sí, Julio, vale la pena escribir poemas, cuentos, novelas, ensayos. Todo aquello que sirva para despertar a los indios que aún duermen en ese letargo y ociosidad política. Vale la pena porque ahora ya no estás solo, ahora tenés una hija, en ese país de caníbales y trogloditas, del que yo me fui hace tres décadas. Y me largué, no embroncado con la geografía de lo que fue mi país (Hoy tengo otras nacionalidades, por cuestión de efectos legales. Perdóname hermano Julio, por haberte conocido en Agosto) sino, enojado con los “poetas y escritores oficiales” del sistema. Aquellos que nunca denuncian y si lo hacen, lo hacen entre dientes, porque siempre están pensando en las condecoraciones, en las medallas, en los diplomas, en los premios, etc. Nunca les importaron los asesinatos del sistema, los muertos de las dictaduras asesinas. En el Perú, la literatura, la poesía, los centros culturales, también son corruptos. Y “Chaufa” en la voz de Moi, de Gertrudis, de Gladis, de Federico, son solo síntomas de denunciar las injusticias de este sistema cruel, perverso, injusto. Barco, con “Chaufa” su novelita, ni siquiera se imagina que navega al interior de una tormenta asesina. Es que Julio Barco es un escritor que se lanza al ruedo, sin medir las consecuencias. Si supiera que en esas aguas turbulentas, asedian horcas asesinas que quieren destripar su audacia, su valor, su desprendimiento de llamar al vino, vino y al pan, pan.
“Chaufa” cuando oigo este título literario, solo siento en mi interior, hambre de justicia, hambre de colocar cada cosa en su lugar. Julio B, nunca supo que papá Chacalón, daba conferencias y un curso sobre “Realidad Nacional” en el cerro donde vivía.
“Chaufa” es uno de esos textos que es necesario leer, entender, experimentar, sufrir, vivir… La pituquería limeña tiene sus propios dioses literarios. Ni siquiera vale la pena mencionarlos porque los conocemos. Julio Barco, escritor popular, ha tomado el toro por las astas. Sacude el ambiente y la literatura burguesa oficial. Aquellos que siempre fueron los eternos enemigos del Perú. Yo lo sigo en las redes sociales, yo lo leo, yo leo “Chaufa” y aplaudo a su autor, yo lo apoyo; porque para mí, él es el Perú de a pie, el que va dejando folletos de literatura bajo tu puerta, casi en secreto, clandestinamente. Julio Barco, es el escritor que tanto necesitamos.