Opinión
William Soberón: Phillip Butters no es periodista ni tolerante
Lee la columna de Rafael Romero
Por Rafael Romero
De por sí Phillip Butters ya era una persona desconcertada y desesperada, pero en los últimos tres lustros, con su incursión en medios de comunicación, en la empresa privada haciendo de “partner” (socio o pareja) del primogénito de Ricardo Belmont (desde cuando decía en radio Exitosa, el año 2017, que se había comprado RBC Televisión y se vengaría de sus “pinches enemigos”) y recientemente con su precandidatura presidencial, resulta para él que está frente a un cóctel emocional y a presiones psicológicas muy grandes, pudiendo terminar descolocado de la realidad.
Esto lo digo de buena guisa, buscando sencillamente el diálogo franco y abierto entre peruanos, para contribuir a elevar el nivel del debate en la perspectiva de buscar a los mejores hombres y mujeres para que saquen al Perú de la corrupta tecno-burocracia que humilla al ciudadano, sellada encima por una enorme ausencia de liderazgo, pues ella ha hecho explosionar al Estado y a la administración pública en mil pedazos, dejando en la indefensión más absoluta a 34 millones de peruanos frente al crimen organizado y la violencia callejera.
Lamentablemente cuando no se entiende ni ejerce el periodismo con vocación, prima el solipsismo, la intolerancia y la arrogancia, y se opta por renunciar a la crítica o por prohibirla, como ocurre en los ucases de Phillip Butters contra Ricardo Belmont para que el exalcalde de Lima y excongresista de la República no hable de él ni lo toque con el pétalo de una rosa.
Concretamente, al margen de disquisiciones jurisdiccionales, y por más sentencias que existan, en primera o segunda instancia, el pueblo tiene derecho a saber verdades y el “verdadero periodista”, máxime si es un aspirante a político o presidente, solo tiene que ser transparente y tolerante a la crítica.
Pero creo que el referido Phillip no se siente cómodo en un partido que es cuestionado por ser un vientre de alquiler y por haber decepcionado al electorado, porque es donde se concentran advenedizos de la política, desdibujando los inicios de esa organización partidaria cuando era impulsada por Pedro Cenas, quien lamentablemente murió y esa agrupación cambió de nombre y de manos, quedando atrás la práctica del citado Cenas que se hizo en la política en los años ochenta, siguiendo a Alfonso Barrantes, y que entre el 2010 y 2013 visitaba frecuentemente a Ricardo Belmont en el Canal 11 para pedirle ayuda a fin de finiquitar la inscripción de dicho partido en el Registro de Organizaciones Políticas.
Pasado el tiempo, la llegada de Butters a Avanza País ha generado choques internos que gatillaron la salida de otros ciudadanos, como el parlamentario Málaga, pero igual queda en el seno de ese partido un pragmatismo insensible o frío, ausente de mística, ideología, doctrina y de plan estratégico-programático para el Perú, porque se trata de una agrupación que no es ni chicha ni limonada, pues basta ver el comportamiento diario de sus congresistas para analizar el hecho de que Butters seguro está ahí por puro oportunismo y nada más.
Sea como fuere, cuando se ingresa a la política, hay que buscar el diálogo y la tolerancia, pues lo valiente no quita lo cortés, no hay que censurar ni cerrar las puertas a nadie y menos amenazar, con o sin sentencias judiciales, porque, así como existe el tema jurídico también existe el tema moral que exige a un personaje público respetar y tolerar la crítica ciudadana, ya que nadie debería de ser una vaca sagrada o un intocable.
Pero, hay periodistas como Ricardo Belmont o William Soberón, que son amenazados con ir presos si es que hablan u opinan de determinados personajes públicos. Precisamente, tal como en la fecha me lo acaba de recordar el colega Soberón, quien no solo se solidariza con el líder del Partido Cívico Obras, sino que lo comprende cabalmente, ya que lleva también décadas enfrentándose al poder, de manera que la solidaridad de Soberón es muy empática porque también nos recuerda él que está pasando por una situación similar, por enfrentarse al tráfico de predios en el centro de Lima, y señala que se usan las querellas para silenciarlo.
Un periodista serio como Soberón (director y conductor del programa “La Verdad os hará Libres” de HHTV), dice que le parece curioso que una persona como Butters no acepte ninguna crítica que se le haga pese a que en la práctica es un candidato a la presidencia, e igualmente recuerda que milita en un partido (Avanza País) que debería ser más transparente, y acota que personas como la señalada no nos van a enseñar periodismo a los periodistas agremiados y federados.
También cuestiona Soberón a Butters cuando este se excede en su critica al Yapetón de Ricardo Belmont, quien viene enfrentándose al poder corrupto del país desde el año 1973, pues solo ha hecho un símil con la Teletón que se organizó para ayudar a los niños de la Clínica San Juan de Dios, mientras que la citada Yapetón es para ayudar a las escuelas más necesitadas.
Coincido con William Soberón, pues creo que el ciudadano Butters debe bajar de su nube, esclarecer su relación financiera con Camayo o sus conexiones con la ex fiscal de la nación Patricia Benavides, y pisar tierra; e incluso meditar acerca de ¿cuánto daño le ha hecho él a decenas de familias de los trabajadores de RBC Televisión al inmiscuirse como inquilino en uno de sus activos (Radio Tigre), sirviendo de ariete del hijo de Ricardo para burlar las resoluciones laborales del Poder Judicial e incumplir además el cronograma de pago de acreencias laborales presentado por su socio Ricky al INDECOPI?
Esa clase de asuntos y temas de la realidad del país deberían de ser abordados por Butters en sus programas, por dignidad, y para analizar si existe justicia en el país, donde solo prima el abuso, la prepotencia y la impunidad.