Todd Solondz no posterga la lucidez en beneficio de una falsa compasión. Su compasión es verdadera porque su mirada simplemente no se detiene ante nada. Lo trágico y lo cómico son como dos cuerpos unidos, abrazados, indisociables. La aguda conciencia de la ambigüedad o de ‘las contradicciones de la vida’ es un atributo inherente a las mentes despiertas… ‘Amar la vida’ implica usar la cabeza para no auto engañarse… (¿Solondz odia la vida?, alguien preguntará. No negocia con la estupidez, respondería yo).
Su voluntad es ir hasta el fondo de la condición humana (o por lo menos de lo que él considera que es la condición humana, o como la vive él, o sus personajes, es decir, su sociedad). Lo hace con bastante exactitud, en mi opinión. La lucidez es un requerimiento urgente del que su obra no escapa y que honra con valiente y decisiva tranquilidad (¿excesos, exageraciones? Es necesario para que se vea.
Y además hay que divertirse…) Solondz nos quita éstéticamente (¿te duele?) las escamas de los ojos. Alguien tiene que hacerlo, si la gente no se atreve a hacerlo por sí misma de manera suficiente. Solondz, ya se sabe, no escalará las cimas de la popularidad. Eso lo engrandece y empequeñece a tantos otros… La riqueza de su ser nos muestra la miseria de nuestras almas. La trampa en las que estamos metidos. No diré que se regodea (malo malo, cruel), sino que cumple su misión. El descongelamiento de tu ser corre por tu cuenta.
El hombre no parece ser, pese a la maquinaria de propaganda, el mejor amigo del perro. En seguida uno piensa que el hombre no es tampoco o básicamente el mejor amigo de sí mismo. Un perro no es ya ‘un animal’, un perro es el testigo del hombre. Espejo sublime. Compañero perruno. Solondz atestigua lo mucho que nos falta aprender de nuestros supuestos mejores amigos (y de la necesidad absoluta de un conocimiento cabal de nosotros mismos) para ascender hasta la dignidad de ser considerados como unos buenos animales humanos.
Solondz es un saludable humanista (o hace lo mejor que puede en sus propios y sinceros términos) que no sé cuántos humanistas estarán dispuestos a tragar, y dar las gracias por la lección (Deberían). Si les duele, sóbense. Y piensen. Sí, piensen. Y hagan algo. De verdad.
Segunda película del ciclo “Espíritu independiente”.
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