Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra

Westphalen, entre la poesía, la belleza y el éxtasis

Antes de cumplir 25 años escribió dos libros fulminantes que lo posicionaron en la literatura peruana.

Published

on

Emilio Adolfo Westphalen es un poeta que fue ampliamente reconocido en vida hasta el extremo de la mitificación en sus últimos años y goza aún de un gran aprecio por los aficionados a la literatura.

Su posición en el escenario de la literatura peruana, sin embargo, es problemática pues su riqueza y calidad no está por debajo de la obra de ningún otro, incluido Vallejo, aunque esto lo afirman muy pocos como no puede ser de otra manera dado el culto por el martirio.

En este punto, podría abordarse como un plano en el que sobresalen varios clásicos ante los que es muy difícil establecer un orden jerárquico y seguramente devendrá en algo muy personal determinar quién es el primero entre todos ellos, pero, sin duda, no es tan sencillo ni puede asumirse como una presuposición que solo hay un poeta peruano en la cúspide (hipotética) de la poesía peruana (otra presuposición).

Nuestro autor escribió dos libros fulminantes antes de tener 25 años y luego mantuvo un silencio editorial durante el siguiente medio siglo (aprox.) lo que sumado a su larga estadía en el extranjero y la dirección de dos revistas legendarias (Las Moradas y Amaru) le dotaron de un aura extraordinaria de hombre tocado en lo más profundo por la poesía, la belleza y el éxtasis.

Es interesante todo esto porque no hubo ningún otro que como él haya departido desde la niñez con otro poeta altísimo como, sin duda, fue y es Martín Adán con el que compartió las aulas del Colegio Alemán y el magisterio juvenil de Luis Alberto Sánchez.

No bastando con ello, su amistad y complicidad con César Moro (en lo que se refiere no solo a la escritura sino, también, a la gestión cultural) rematan una serie de vínculos irrepetibles con puros genios de las letras nacionales y constituyen la confirmación de este poeta como un personaje de excepción en el marco de la literatura peruana.

La riqueza metafísica y eidética de todas sus obras (pese a su diversidad), su entrega a la poesía como una suerte de forma ascética y casi religiosa y su doble dimensión universal y nacional (muy bien amparada esta última en la conformación de las revistas que dirigió y su amistad con José María Arguedas) hacen de Emilio Adolfo Westphalen un escritor al que se debe leer y siempre volver pues en cada experiencia habrá un intenso despegue de la imaginación y la creatividad como sucede siempre con todas las obras más significativas e importantes de la historia.

Dentro de su línea de pensamiento es importante resaltar que como casi todos los grandes escritores dedicó muchas reflexiones a filosofar acerca de la naturaleza y condiciones de su arte y el arte en general, la poesía, y tantas otras materias cercanas.

La singularidad de la poesía de Westphalen, por otro lado, no se agota en los parámetros del surrealismo, sino que alcanza a tener una apertura muy contemporánea y moderna y, al mismo tiempo, muy bien anclada a diversas tradiciones como la mística y la onda de, por ejemplo, San Juan de la Cruz (véase Las Insultas Extrañas) o Santa Teresa de Ávila (de quién toma el título de Las Moradas) e incluso autores muy anteriores.

Fue, además de todo lo expuesto, un terrible polemista dueño de opiniones categóricas y polémicas como las que expuso en contra del capo Vicente Huidobro (siempre en complicidad con Moro) o sobre lo fallido de Trilce de una forma frontal y cabal (no como las quejas blandísimas de Cisneros y Verástegui), aspectos que, obviamente, no han sido considerados por los vallejólicos.

La densidad de sentidos y las experiencias que nos propone el corpus de su poesía completa son de las más amplias y gozosas circunstancias que un lector puede aprehender y por ello y por todo lo expuesto ha sido una maravilla poder dedicar estas líneas a este autor fundamental en el ámbito de la poesía en lengua castellana y en la escena mundial.

MUNDO MÁGICO

Tengo que darles una noticia negra y definitiva
Todos ustedes se están muriendo
Los muertos la muerte de ojos blancos las muchachas de ojos rojos
Volviéndose jóvenes las muchachas las madres todos mis amorcitos
Yo escribía
Dije amorcitos
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version