Vladimir Roy Cerrón Rojas, es un médico neurocirujano de 52 años que fue gobernador regional de Junín desde el 2011 al 2014. Y en 2019 fue reelegido como gobernador; sin embargo, siete meses después de haber asumido la gobernación, fue suspendido para cumplir una sentencia judicial de 4 años y 8 meses de prisión efectiva por el delito de negociación incompatible y aprovechamiento del cargo, por el caso La Oroya, pero en aquel tiempo él se mantuvo como prófugo de la justicia.
A pesar de haber sido formado en Cuba y de haberse dedicado a la medicina como internista y como docente universitario, su incursión en la política fue su mayor objetivo y en 2005 se afilió al Partido Nacionalista Peruano, pero en vista que aquel partido perdió las elecciones de ese año, en 2006 fundó la organización regional Frente Patriota Peruano, y por primera vez postuló como candidato a presidente regional de Junín en las elecciones de ese año, pero quedó en tercer puesto.
En agosto del 2008 fundó el Movimiento Político Regional Perú Libre y con éste logró el triunfo como presidente regional en las elecciones de 2010 con el 33.4 % de los votos válidos; y luego, en febrero de 2012 fundó el partido Perú Libertario del que fue secretario general hasta mayo de 2018.
Al año de iniciarse la pandemia del Covid-19, Cerrón Rojas tuvo un giro inesperado en la política, y en las elecciones generales de 2021 postuló junto al candidato presidencial Pedro Castillo, como candidato a segundo vicepresidente por Perú Libre; sin embargo, fue descalificado por el Jurado Nacional de Elecciones, por cumplir una condena de prisión por actos de corrupción, desde el 2019.
Entretanto, Perú Libre ganó las elecciones presidenciales y Pedro Castillo juramentó como mandatario el 28 de julio de 2021 y desde ese momento, la opinión pública de manera suspicaz no tuvo dudas que Vladimir Cerrón desde un principio ejerció sus influencias en el gobierno del profesor chotano y por eso habría injerencias en la toma de decisiones, en la designación de funcionarios y en la ideología marxista leninista que siguió el gobierno del Lápiz.
A raíz de las críticas, Castillo Terrones, antes de la segunda vuelta de las elecciones, hizo un deslinde rotundo con Cerrón y aseguró que el líder de Perú Libre, «no sería visto ni de portero en alguna institución del Estado». Sin embargo, a los pocos meses, surgieron hechos y situaciones que develaban la gran influencia que ejerce Cerrón Rojas sobre el profesor que detenta la investidura de mandatario. Y saltaron a la luz los “pinturitas”, “Los Dinámicos del centro”, el premierato de Guido Bellido, los militantes ligados a células subversivas, los nombramientos de ministros y de funcionarios cuestionados allegados al partido Perú Libre y que hoy copan las instituciones del Estado.
En esa línea, la empresa Datum en una encuesta realizada en agosto de 2021, indicó que el 48% de la población consideraba que Vladimir Cerrón es el que realmente manda en el Perú. Y esa percepción empezó a cobrar sentido, desde que se instauró el gobierno del lápiz, porque todos fuimos testigos de los múltiples tuits que publicaba Cerrón en su red social, y del modo más imperativo se refería a normas y agendas de gobierno que luego Castillo y sus premieres de turno no supieron deslindar. No por algo, los exministros Avelino Guillén, Pedro Frankle, Mirtha Vásquez y, el exsecretario presidencial Carlos Jaico, aseveraron que en Palacio de Gobierno había una especie de poder oscuro… algo así, como un “gabinete en las sombras”.
Apenas hace unas horas, luego del polémico fallo del Tribunal Constitucional que declara la liberación de Alberto Fujimori, el presidente Pedro Castillo convocó a los ministros para analizar la posición que tomarán como gobierno, porque según su opinión, dicho fallo refleja la crisis institucional que padece el colegiado; sin embargo, antes de aquel pronunciamiento del jefe de Estado, o en todo caso, al unísono, el líder de Perú Libre Vladimir Cerrón desde su cuenta de Twitter publicó que “los delitos cometidos por Alberto Fujimori son crímenes de lesa humanidad y que la competencia final la tendrá un tribunal internacional… y añadió, “etiquetando” al propio presidente Castillo, que él como mandatario tiene una magnífica oportunidad para realizar una reforma judicial integral en el país.
¿Acaso eso fue un mensaje subliminal; o simplemente la orden de un “portero” que tiene más poder que el propio mandatario?