Viuda de Alberto Fujimori analiza reclamar  pensión vitalicia que le dejó ex mandatario

Muerto un ser querido, lo que dejó en tierra es algo que mantienen unidos, a la buena o a la mala, a sus descendientes. Se cumplió más de una semana del fallecimiento del ex presidente Alberto Fujimori y todos se preguntaban en qué momento haría su aparición su esposa, ahora viuda, Satomi Kataoka, empresaria japonesa que contrajo nupcias con el ‘Chino’ en el año 2006.

A propósito de su ausencia durante los funerales de su esposo, Satomi Kataoka manifestó que viene evaluando con su abogado solicitar la pensión vitalicia o alguna herencia que le dejó el fallecido ex mandatario.

“Todavía estoy discutiéndolo con mi abogado”, respondió Kataoka, en conversación con el programa dominical ‘Punto final’ , la cual se realizó en inglés, vía WhatsApp.

Satomi Kataoka, quien se casó con Alberto Fujimori bajo la vía notarial en el 2006, indicó que la última vez que tuvo contacto con el ex mandatario fue hace cuatro meses mediante una videollamada y que dialogaron sobre las enfermedades que tenían. Ella aseguró que se enteró de la muerte de su cónyuge por intermedio de su hijo Shinnosuke.

Consultados por el dominical, expertos coincidieron en señalar que si Kataoka decidiera reclamar el beneficio que le otorgaba el Congreso a su ex esposo, esta deberá homologar en Perú su matrimonio registrado en Tokio.

La empresaria señaló que no fue capaz de hablar con Fujimori por mucho tiempo, incluso cuando estuvo en prisión, pero consideró que su relación “nunca se volvió fría” y que se mantuvieron “conectados”. También afirmó que desea visitar la tumba de su difunto esposo cuando se recupere del cáncer que padece.

“Era más como un camarada y una presencia cálida, como un buen padre, más que una pareja romántica. Lo extraño mucho”, dijo al dominical.

El dato:

Fujimori y Kataoka se conocieron en Tokio en 2001 y, hasta la partida del ex mandatario a Chile, vivieron juntos. Ellos se casaron en abril del 2006 bajo la ley japonesa, que no requiere de la presencia física de los contrayentes. En ese momento, el expresidente estaba preso en Santiago de Chile por pedido de las autoridades peruanas.