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Viernes Literarios / Cusco y el Mes de la Letras

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Escribe: Pavel Ugarte Céspedes

El Mes de las Letras se conmemora en todo el mundo por reunir las fechas de nacimiento y deceso de grandes aristas en las letras universales. El inglés William Shakespeare nace el 23 de abril de 1564 y de él sinceramente leí poco. Apenas “Los Sonetos” (Río Nuevo, 1999) donde guarda sus versos emotivos e iniciales: “Tan raído como declines volverás a crecer de lo que vas dejando en uno de los tuyos, y aquella fresca sangre que juvenilmente entregaste podrás llamarla tuya cuando de tu juventud te alejes…”. Miguel de Cervantes Saavedra, fallece el 22 de abril de 1616 y todos lo recordamos desde “… un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.” El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha ha reproducido miles de copias y es el romance popular español más célebre de todos los tiempos. No leerlo te priva de la fantasía y de todo lo que puede decir el hombre en sus estratos más campechanos como en sus reflexiones más sublimes.    

Desde los viernes literarios me place hablar del mundo de las letras pero también “del Cusco y sus letras”. Abril es significativo porque se erige la figura de uno de los cusqueños ecuménicos y de obra irrepetible. El Inca Garcilaso de la Vega (Cusco, 12 de abril 1539 – Córdoba, 23 de abril de 1616), parte de nuestra llaqta a los 21 años con el nombre de Gómez Suarez de Figueroa. Considerado “el primer mestizo”, sus padres fueron el capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo. En 1609 publicó la crónica, “Los Comentarios Reales de los Incas”, donde cristaliza la riqueza social y cultural del antiguo Perú, evidenciando a su vez, el talento de un cusqueño que tras escribir -entre otras obras- La Florida del Inca (1605) y traducir al español los Diálogos de amor de León Hebreo (1590), toma lugar justificado en lo alto de las letras mundiales.  Sus restos, fueron repatriados de su nicho original en la Catedral de Córdova (España) y desde el 25 de noviembre 1978 se encuentran en la Cripta del Templo El Triunfo en su Cusco añorado,  (Mapa Literario del Cusco, 2da Ed. 2018)

El Inca hablaba con claridad: “De la poesía alcanzaron otra poca, porque supieron hacer versos cortos y largos, con medida de sílabas: en ellos ponían sus cantares amorosos con tonadas diferentes como se ha dicho. También componían en versos las hazañas de sus Reyes y de otros famosos Incas y curacas principales, y los enseñaban a los descendientes por tradición, para que se acordasen de los buenos hechos de sus pasados y los imitasen. Los versos, eran pocos porque la memoria los guardasen; empero muy compendiosos, como cifras….” (Historia de la Literatura del Qosqo, TOMO III, pág. 731).

El 2 de abril fue el Día Mundial del Libro Infantil y el grupo de lectura 4 Estaciones junto a la Mesa Consultiva del Libro Cusco, desarrollaron una actividad de buenos precedentes para el fomento de la lectura. El 15 de abril se conmemora el Día del Poeta Peruano por el deceso de César Vallejo a quien ya reseñamos hace poco por su natalicio. El 23 de abril, se reúne todos los países de habla hispana por el Día del Idioma, el Día del Libro y los Derechos de Autor. En el Perú, nacieron Abraham Valdelomar (el 27 de 1888) y Carlos Oquendo de Amat (17 de 1905) por citar algunos que también son del mes de abril, donde nos dejaron otros grandes amautas de nuestras letras como José Carlos Mariátegui (16 de abril de 1930) o José María Eguren (19 de abril de 1942). Poetas del mundo nacen también en el cuarto mes. Charles Baudelaire, nace un 9 y Gabriela Mistral un 7 de 1821 y 1889, respectivamente. Por ello, es un mes importante y coyuntural que propicia el amor por los libros y la curiosidad por sus autores. Distintas organizaciones venimos concertando esfuerzos para que ninguna de esta fechas pase desapercibida -como tristemente sucedió con el día del teatro- y esperemos autoridades locales y regionales empiecen a materializar políticas objetivas para el libro y los que trabajan en su cadena productiva, entendida como autores, editoriales, librerías, bibliotecas, distribuidores y lectores (al final, los más importantes).

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