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Viernes Literario: “Vivir la muerte” en el Mundo Andino

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Escribe: Pavel Ugarte Céspedes

El hombre andino, en esencia carne y naturaleza material, asume alma revelada en el calor corporal, la respiración, el movimiento y la posibilidad de pensar y hablar; a su muerte, cada una de esta expresiones vitales se desvanece en un recorrido tras las huellas del cuerpo vivo a pocos días de haber expirado. El ritual andino exige reunirse acompañando al hijo, padre, hermano o inolvidable amigo con cánticos y buenos recuerdos de aquello que en vida lo conmovía o alegraba. Apenas empieza el camino a ese otro espacio-tiempo donde dará continuidad a su existencia, revitalizando el ciclo natural del ser y la constante relación entre el Hanaqpacha, Kaypacha y Ukhupacha. Nada ha terminado, todo es cíclico y volvemos a ser parte de los elementos naturales retornando a la tierra, la semilla y el origen; en un acto de reciprocidad y agradecimiento, el alma se marcha hacia las montañas altas o cordilleras nevadas donde se confunde con su espíritu y asume la luz centinela que nos observa y acompaña. Por ello es tan importante el Aya Marcay Killa del Calendario Inca que nosotros vivimos en noviembre.

Para el antropólogo y poeta Rodolfo Sánchez Garrafa, quien atiende las miradas que subsisten sobre la posibilidad de una vida ultraterrena, más allá de la muerte en la cosmovisión andina forjada en miles de años comprendidos en su desarrollo cultural desde Caral, 5 mil año antes de Cristo. “A pesar de la forzada evangelización cristiana soportada del siglo XVI en adelante, una buena parte del discurso andino prehispánico sobre los muertos continúa dando sentido a la existencia humana y al orden social en muchas comunidades quechuas y aimaras de los Andes centrales y meridionales. El hombre andino no está afectado de angustia ante la muerte, y establece, por el contrario, relaciones de reciprocidad con sus ancestros. Por sobre la costumbre de conservación a la espera de un día en que los cuerpos resuciten, los andinos tienen el convencimiento de que los muertos, de cualquier tiempo o espacio, tienen la misma vida que anima al cosmos en su conjunto.” (Después de la muerte en el mundo andino / Una aproximación antropológica/Rev. Cultura y Religión Vol.IX /N°1/ enero-junio 2015/pp.64-81/ Universidad Arturo Prat.

Después del 1° de noviembre, se conmemora el 2, el día de los difuntos y se visita las tumbas y nichos de los parientes, dejándoles alimentos, bebidas u objetos que hayan sido preciados para el ser querido. Conmemorando este hecho de la cultura viva la Biblioteca Cultural Qhapac Yachay y el Área Cultural de la Corp. Educativa Khipu realizaron un recorrido por el Cementerio Almudena que debiera ser cuidado e implementado como otro patrimonio de nuestra ciudad. Dirigieron el recorrido Leylys Gutiérrez quien como guía ofical de turismo habló de la “Interpretación de Cementerios Patrimoniales”. De “La Muerte en el Mundo Andino” compartió sus estudios Luis Amaru Paucarmayta y quien escribe estas líneas hizo una visita a los principales referentes poéticos enterrados en el Cementerio Almudena. “Literatura Cusqueña Resurrecta” conjuré para leer junto a los nichos de Faustino Espinoza, Gustavo Pérez Ocampo, René Ramírez Lévano y Raúl Brozovich sus más recordados poemas hablando también de esa vida y obra que debe ser considerada parte de la memoria contemporánea de los nuestros y en especial de los niños y jóvenes en formación.

Ana Bertha Vizcarra y Pavel Ugarte.

Esta “Memoria, Historia y Poesía en el Cementerio Almudena” se realizó gracias a las coordinaciones de Rosita Canasa de Amada con la buena voluntad de las instituciones antes mencionadas como también la disposición de los expositores. Para vivir la muerte en el mundo andino, ofrendamos a la Pachamama a nuestros entrañables seres queridos en una concesión dolorosa donde nunca caben las despedidas. Por eso bebemos, comemos,  cantamos y bailamos junto al hermano o hermana que se nos adelanta. Evitamos las cruces y extremas unciones haciendo kintus de hoja de coca, entre sikus, tambores, tarkas y pueblos danzantes de naciones inmemoriales. El colectivo mágico plural toma vigor por la memoria que resguarda de los suyos. Los pututus, charangos, violines y zampoñas reafirman el pacto con la vida y la muerte y agradecemos el aliento, eco de la vida.

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