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Viernes Literario: “Prosas apátridas”

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Escribe: Pavel Ugarte Céspedes

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), es uno de los escritores peruanos más prolífico y recientemente revalorado por la conmemoración del nonagésimo aniversario de su natalicio. Las ediciones conmemorativas de Seix Barral publicadas para el 2019 condensan los textos más emblemáticos de nuestro autor: “La palabra del mudo”, “La tentación del fracaso” y “Prosas apátridas” son solo algunos de ellos y de este último libro hablaremos por su originalidad y novedosa propuesta literaria.

“Prosas apátridas” se publicó por primera vez en 1975 y si bien en su momento no fue entendido con el tiempo adquirió el manto de los libros de culto. Las motivaciones de esta obra y el sustento de su nombre lo encontramos en la nota del autor: “El título de este libro merece una explicación. No se trata, como algunos han entendido, de las prosas de un apátrida o de alguien que sin serlo, se considera como tal. Se trata, en primer término, de textos que no han encontrado sitio en mis libros ya publicados y que erraban entre mis papeles, sin destino ni función precisos. En segundo término, se trata de textos que no se ajustan cabalmente a ningún género, pues no son poemas en prosa, ni páginas de un diario íntimo, ni apuntes destinados a un posterior desarrollo, al menos no los escribí con esta intención. Es por ambos motivos que los considero apátridas, pues carecen de un territorio literario propio.”   

Ribeyro estudió Letras y Derecho en la Universidad Católica de Lima para a principios de los 60 emigrar a París, donde se desempeñaría como periodista en France Presse y, posteriormente, como consejero cultural y embajador ante la UNESCO. Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas y ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1983, el Premio Nacional de Cultura en 1993, y el prestigioso Premio Internacional Juan Rulfo en 1994. Su angular para observar el mundo parte de los libros y sus autores favoritos como también de lo cotidiano y la existencia en sus diversos planos sean espirituales, sexuales, familiares  como también políticos. 

“La historia es un juego cuyas reglas se han extraviado. Filósofos, antropólogos, sociólogos y políticos las buscan, cada cual por su lado, de acuerdo a sus intereses o su temperamento. Pero sólo encuentran retazos de ellas. La tentativa de este juego es probablemente el marxismo. Pero no la única ni la definitiva. Será completada, rectificada, incluso rebatida, pero habrá cumplido una función de esclarecimiento. Mientras no surja otra explicación habrá que aceptarla, pragmáticamente. Lo terrible sería que después de tantas búsquedas se llegue a la conclusión de que la historia es un juego sin reglas o, lo que sería peor, un juego cuyas reglas se inventan a medida que se juega y que al final son impuestas por el vencedor.” (pp. 21).

“Dentro de algunos años alcanzaré la edad de mi padre y, unos años después superaré su edad, es decir, seré mayor que él y, más tarde aún, podré considerarlo como si fuese mi hijo. Por lo general, todo hijo termina por alcanzar la edad de su padre o por rebasarla y entonces se convierte en el padre de su padre. Sólo así entonces podrá juzgarlo con la indulgencia que da el “ser mayor”, comprenderlo mejor y perdonarle todos sus defectos. Solo así, además, se alcanza la verdadera mayoría de edad, la que extirpa toda opresión así sea imaginaria, la que concede la total libertad.” (pp. 36). “Las palabras que se dicen los amantes durante su primer orgasmo son las que presidirán en el futuro toda su comunicación sexual. Son momentos de absoluta improvisación, en los cuales los amantes se rebautizan, o rebautizan las partes de su cuerpo. Los nuevos nombres regresarán siempre durante el acto para constituir el códice que utilizarán en la cama. Estas palabras son inocentes y muchas veces poéticas con relación a lo que designa. A veces son también disparatadas…” (Pp 36).  “Prosas apátridas” es un libro breve de 140 páginas con 200 prosas que abordan la inmensidad del ser humano. Leerlo no solo produce dicha sino también provee una nueva forma de enfrentarse a la realidad y lo cotidiano.

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