El 12 de abril de 1539, nace en la ciudad del Cusco el Inca Garcilaso de la Vega y es simbólico porque al considerársele el primer mestizo nace también la peruanidad. Una amalgama de diversidades que en el bicentenario de la Independencia peruana deben motivar una reflexión, ¿hemos edificado un sentimiento nacional de identidad? Parte a los 21 años, con el nombre de Gómez Suárez de Figueroa. Considerado “el primer mestizo”, sus padres fueron el capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo. Aquí es importante leer “Memoria del Bien Perdido, conflicto identidad y nostalgia en el Inca Garcilaso de la Vega”, de Max Hernández, un estudio psicoanalítico que a través de los diálogos de León hebreo le permite al autor acercarnos de manera intimista al devenir psicológico del insigne cusqueño.
En 1609, publicó la crónica Los Comentarios Reales de los Incas, en la que cristaliza la riqueza social y cultural del antiguo Perú y, a su vez, evidencia el talento de un cusqueño que tras escribir La Florida del Inca (1605) y traducir del latín al español Los Diálogos de amor de León Hebreo, toma lugar justificado en lo alto de las letras mundiales. Su cuerpo yacía en la Catedral de Córdova desde el 23 de abril de 1616 cuando fenece. El 25 de noviembre de 1978, sus restos son repatriados y así, por fin regresa a la tierra que añoró durante décadas. El rey Juan Carlos I de España entregó al pueblo peruano parte de sus cenizas que se encuentran actualmente en la cripta del Templo del Triunfo, junto a la Catedral del Cusco.
Sus comentarios reales, han sido cuestionados en la diatriba de si son historia o literatura. Sin embargo lo que debemos destacar es su visión del Perú. Una visión romántica si queremos, pero ese amor por lo nuestro nos haría un país más cohesionado. Si tuviéramos el mismo orgullo que ostentaba el Inca Garcilaso seriamos un país distinto y tendríamos un orgullo nacional que evitaría el saqueo indiscriminado de nuestros recursos o el circo electoral que tristemente presenciamos. El Inca se identificó con la realidad de su Perú originario, pero, al mismo tiempo, dio a conocer al mundo otro tipo de humanidad civilizada: la cultura andina. En la Junta de Valladolid, entre 1550 y 1551, Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casas –este último considerado hoy pionero de la lucha por los derechos humanos– enfrentan dos maneras antagónicas de asumir la conquista de América, pero desde la controversia de si los nativos americanos teníamos o no alma: “Un espíritu que garantice seamos hijos de Dios y por lo mismo siervos de la corona”. Garcilaso respondió desde la Literatura. Atravesó por siete nombres antes de autoafirmarse como “Ynca Garcilaso de la Vega Capitan de fu Mageftad…” y le brindó otro prisma y lectura a la radiografía que los españoles vertían sobre el “Nuevo Mundo” para legitimar su abuso. Es vigente su obra porque nos seguimos preguntando qué es la peruanidad en un país donde la cleptocracia y la impunidad destruyen el tejido social y nuestras raíces.
No olvidemos, como refiere Edgar Montiel en el prólogo a la Historia General del Perú (1722), editado en facsímil en 2009 por la Municipalidad Provincial del Cusco, que precursores de nuestra independencia continental como José Gabriel Condorcanqui, Juan Pablo Viscardo y Guzmán, José de San Martín y Simón Bolívar tenían conocimiento de primera mano de los libros del Inca Garcilaso. Letra a letra fue retratando un Perú ideal anterior a la llegada de los españoles y también después de ellos. Por este motivo diferentes agentes culturales y educativos del Cusco hemos convocado al homenaje “Inca Garcilaso: Peruano del Bicentenario” para rememorar la repatriación de sus restos junto a Don Gilberto Muñiz Caparó, quien fuera Alcalde del Cusco en aquel entonces. Hoy viernes a las 11:00 am, en los canales de la Corp. Khipu y los organizadores, transmitiremos esta importante actividad destinada a destacar la obra y aporte a la peruanidad del Inca Garcilaso en el Bicentenario de nuestra Independencia.