Escribe Pavel Ugarte
Las páginas de ayer son
también las del futuro. Por ello, me permito rescatar algunos extractos de un
texto introductorio, de los tantos que tiene, la monumental “Historia de la
Literatura del Qosqo/ Del tiempo mítico al siglo XX”, escrito por el poeta
mayor, Ángel Avendaño y editado por la Municipalidad Provincial del Cusco en
1993. “El Qosqo y la qosqorunidad como asunto literario” titula este ensayo
breve donde el autor de más de una treintena de libros de diversos géneros,
apunta su lectura personal de nuestra ciudad motivando otras re-lecturas de este
espacio histórico y mágico.
“Toda la literatura producida
en el Qosqo, en sus diversas épocas, ha sido obsesivamente asediada por ciertas
preguntas que tratan de indagar los trasfondos semánticos del sustantivo Qosqo.
La trascendencia de su espacio geográfico, sus cargas energéticas, el ser y el
existir de la piedra y sus implicancias vitales en la conducta del qosqoruna.
¿Qué es el Qosqo? ¿Qué se entiende por qosqorunidad? ¿Existe lo preternatural
en el destino del Qosqo? ¿Realmente lo mítico y cotidiano, expresan sus mayores
simbiosis en los ámbitos del Qosqo? Y el hombre del Qosqo, ¿Cuáles son sus
características sicológicas? ¿Por qué esa pasión del qosqoruna por el dicterio?
Su afán por enmascarar su ego en aparentes humildades, su soterrado y
encumbrado orgullo de sentirse qosqoruna, su solemnidad, su rechazo al humor,
su falta de fantasía. Realmente, ¿qué fueron los runas de ayer, qué son lo de
ahora?, ¿dónde estuvo el hombre, dónde está el hombre heredero de tantas
grandezas? Acezantes y agresivas interrogantes que le dan a la literatura un
material de magnas densidades para la creación literaria. Muchos de esos temas
son comunes a la literatura universal, pero pocos escenarios como el Qosqo para
expresar con caracteres nítidos esas constantes geográfico-humanas.”
“Todo escritor qosqoruna se
siente obligado a expresar la precepción trascendente de su tierra. De ahí la
profusión de una literatura descriptiva, evocadora, añorante, ineludiblemente
enmarcada dentro de un indigenismo totalizador y romántico. Para el escritor
qosqoruna, primero es la tierra, después el hombre. Poetas decisivamente adscritos
al realismo socialista, como Luis Nieto Miranda y Arturo Castro, privilegian lo
geográfico sobre lo humano, viven obsedidos por aprehender los significados de
la piedra en el conjunto de su obra literaria. Son deterministas al modo de las
teorías estéticas de Hipólito Taine.”
“Esa pasión de tierra, esa vehemencia de arcillas y de surcos definen la literatura del Qosqo como raigalmente inmersa en sus entornos cotidianos. Muy pocos escritores qosqorunas han explorado temas ajenos a la piedra. Las nostalgias del pasado o las solemnidades andinas, hacen de la epopeya, la cantata, la tragedia, las formas naturales de la literatura del Qosqo. Acaso las excepciones sean Washington Delgado y Alfonso La Torre, cuyas universalidades temáticas son conclusiones de sus tempranos desarraigos de la tierra. En este ejercicio de qosqorunidad, el descriptivismo literario del Qosqo, no sólo es testimonio estético, también asume la categoría de documento histórico.
Es en cierta medida una evidencia del egocentrismo histórico y vital del Qosqo, una asunción de su rol de eje axial, organizador, promotor y motivador del mundo andino: Qosqo, no cuzco, este último lexema vacío de significado (…). Pero no toda la literatura del Qosqo contemporáneo (a finales del siglo XX), son nostalgias o tristezas del pasado. Son en gran medida sentimientos de futuro, conciencia de una micronacionalidad quechua; aún inmatura, vacilante, variable, pero que puede encender sus fraguas hasta más allá de las cresterías altoandinas. El Qosqo, y lo qosqoruna, no sólo son las heridas de la historia, también son las muchedumbres del mañana, la canción aún no escrita que espera la voz que la convoque. ¿No dicen los que conocen?: Las revoluciones empiezan con las palabras y no acaban ni con las espadas.”
Tanto las interrogantes como
las tentativas respuestas de Avendaño, a principios del siglo XXI requieren
otro tratamiento. Son las nuevas voces y la palabra escrita de nuestra reciente
cultura impresa, las llamadas a identificarnos con un Cusco donde la tradición
y fantasía, la historia y el espíritu convivan como fiel rostro del pueblo que somos.
La literatura, es otro camino para descubrirnos.