Hay un sol precioso que brilla para todos en la cálida Zamora. Es la luz de la poesía que abraza desde hace 25 años gracias al poeta Roberto Reséndiz Carmona, hijo de Michoacán en el aguerrido México. Como una buena piedra del Cusco, llegué rodando a ese encuentro que dio cita a destacados cultores de la poesía en todo el continente. Voces de la América morena, nos llevaron a diferentes paisajes y geografías como también tragedias y alegrías. Ese mosaico de naciones que compartimos el “castellano” como lengua común, derribó fronteras gracias a la palabra poética.
“La constancia y el perseguir los sueños logran rescatarnos del largo camino de la muerte, del irremediable olvido. Obsesionado por un oficio que no es tal, preocupado por mejorar el proyecto de vida que elegí y con la violencia que se repite a diario, despierto. Pienso en la utilidad de la palabra, en la riqueza que ofrecen la hermandad y la poesía, en la generosidad de las manos amigas que se unen para exorcizar de una vez por todas los males del planeta”, nos dice el maestro Reséndiz en el prólogo de la Antología 2021 del 25º Encuentro Internacional de Poetas en Zamora. Este texto, enriquece la cultura impresa del continente con la poesía de treinta y ocho escritores cifrada gracias al apoyo de la Secretaría de Cultura del gobierno mexicano como también al Ayuntamiento de Zamora y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura entre numerosas instituciones y organizaciones.
El encuentro se inició con un recital en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México el 27 de octubre. Allí escuchamos las voces de Ada Zapata, Valeria Sandi, Víctor Paz (Bolivia), Alexandra Evtimova (Bulgaria), Karo Castro, Héctor Monsalve, Víctor Munita (Chile), Fabio Andrés Delgado (Colombia), Marialuz Albuja (Ecuador), Rocío Franco, Jorge Arzate, Jorge Contreras (México) y quien escribe estas líneas representando al Perú. Cabe recordar, que en este espacio, leyeron grandes figuras de la poesía latinoamericana como Jaime Sabines y Ernesto Cardenal. El 29, ya en Michoacán, nos dirigimos en grupos pormenorizados hacia diferentes instituciones educativas. Los poetas sostuvieron recitales y diálogos con los jóvenes de Ecuandureo, Cotija, Chavinda, Jacona, La Piedad, Santiago, Tangamandapio, Tarecuato, Yurécuaro y Zamora. Por la tarde, en el Centro Regional de las Artes de Michoacán, se iniciaron los recitales con el cierre musical del Mariachi Juvenil “Alegría de mi Tierra”. La jornada concluiría con una cena de bienvenida en la Presidencia Municipal de Zamora.
Al día siguiente, sábado 30, se presentaron los libros “El sueño del mundo” de Ada Zapata, “Acapulco (Me entró al ojo una estrella de cine, mamá)” de Cecilia Juárez, “Mané y otros relatos” de Edwin Gamboa, “Fronteras rojas, noches negras en un tiempo secuestrado” de Irma del Ángel, “Hojarasca” de Jorge Contreras, “El aceite de las nueces” de Jorge Arzate, “Ojalá para entonces” de Rossana Camarena, “Mukai, Dios deambula por tus ovarios” de Víctor Paz, la antología “Agua Imantada” de Francisco Navarro y mi libro “Familia peruana” (RCQ, 2021). El encuentro concluyó con una salida campestre donde entregaron reconocimientos y recuerdos indelebles para los agradecidos poetas. Roberto Reséndiz nos muestra un camino a seguir y replicar en nuestros diferentes países pero también qué se debe hacer con el amor a la poesía. Cada día transcurrido, fue un día dedicado al aprendizaje y la hermandad ratificando el compromiso que todos vivimos en diferentes latitudes, realizar una invitación a la lectura de poesía desde nuestra experiencia pero ahondando en las tradiciones literarias que identifican a cada país del continente. Tras encuentros de esta naturaleza, sólo queda la gratitud a la poesía que nos reúne como también a las voluntades que hacen posible una realidad alterna y espiritualmente enriquecedora. Como aprendiéramos por allá, “por favor, lea poesía”.