Si bien el arte y la poesía se
blande en el mundo de la abstracción, el peso de sus connotaciones goza de
fuerte asidero en la realidad. Quiero decir que los sueños se materializan y
que nuestras sociedades atomizadas por el consumo, en su momento nacieron de
propuestas literarias y épicos poemas. Desde “La Odisea” o “La Ilíada” de
Homero, que esculpieron los valores éticos con los cuales más adelante se
escribiría “La República” de Platón, podemos apreciar el fuerte impacto de la
literatura en la conformación del tejido social. A miles de años y kilómetros
de la lejana Grecia, en Coroico, Bolivia, se viene gestando otro sueño que nace
en la poesía y tiene como padre a un “Jaguar Azul”.
En el encuentro internacional de
poesía “Poetas del Sur”, realizado el año pasado en el país hermano al cual nos
unen fuertes vínculos históricos, conocí El Alto, La Paz, Sucre (o Chuquisaca),
Tarija (frontera con Argentina) y Potosí. Este año tuve la oportunidad de
adentrarme hasta su frontera con el Brasil. El mismo grupo de mamíferos
románticos y otros nuevos invitados recorrimos Cochabamba, Santa Cruz y la
Chiquitanía hasta Roboré, concluyendo este nuevo periplo en Coroico, espacio al cual me
avocaré por la naturaleza del proyecto que ha surgido de las buenas voluntades
reunidas por la creatividad de la palabra.
Jorge Campero Gonzales (Tarija, 1953), fue uno de los tres poetas homenajeados en el 1° Festival Internacional de Poesía Joven, Jauría de Palabras. Dirigió revistas de notable sello como “Camarada Máuser”, publicada en 1982 y de la cual tenemos un ejemplar en la Biblioteca Municipal del Cusco. Más adelante, junto a Marcela Gutiérrez publicó la revista Siesta Nacional (1988); y con Rubén Vargas, Edmundo Mercado y Juan Carlos Ramiro Quiroga editó “El cielo de las serpientes” (1994). Ha ganado dos veces el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal (2001 y 2002). Sus más de 10 libros son el fiel testimonio de una vida dedicada al oficio de escribir y concebir proyectos colectivos. Promiscuas (1976), A Boca de Jarro (1979), Árbol Eventual (1983:2009), Sumarium Común sobre vivos (1985: 2010), Corazón ardiente (2001:2010), Musa en Jeans Descolorido (2001:2009), Jaguar Azul (2002:2009) y Tleriberta: sinceramente tuyo (2011) son algunos de sus títulos publicados y reeditados.
Trotamundos, militante fiel de las causas libertarias y poéticas entabla un nuevo proyecto con el apoyo de distintas generaciones de gestores culturales como poetas comprometidos con nuestro tiempo. Durante los días de la Jauría de Palabras, se gestó el “movimiento jaurista” con inspiración en la obra ácrata e inclusiva del “Jaguar Azul” como le llamamos afectuosamente al poeta que actualmente dirige la Escuela Comunitaria para el Intercambio de Saberes de Coroico.
“Jaguar Azul” se llama este
centro cultural que desde la suscripción del acta de fundación, acuñado en los
albores del festival que nos dio cita en Santa Cruz de la Sierra y Samaipata,
viene reuniendo ahora desde Coroico, a dos horas de La Paz, y 12 horas del
Cusco en vía terrestre toda la fuerza y compromisos por hacer de ese espacio
ecológico un núcleo cultural donde aprendamos de los pueblos que practican la
tolerancia y el ejercicio de su diversidad. La población afroboliviana es
también aymara y coexiste con la nación quechua de la cual somos parte. Debido
al turismo, el componente extranjero ha hecho que se convierta en una pequeña ciudad
y municipio con altas proyecciones para el diálogo y nuevas concepciones de
educación, gobierno, sociedad y por qué no decirlo, estética literaria que se
aleje cada vez más de occidente para alumbrar esa nueva creación cultural que
se merece la América morena de la cual somos hijos. Esta es una pequeña crónica
de un libro que recién empieza para el tintero azul de Jorge Campero, jaguar
que tienta nuevos caminos en la niebla de la montaña.