Columnistas
Viejo, mi querido viejo
Padre es quien deja huellas de amor en el alma, aun cuando ya no está.
Celebramos el Día del Padre como si bastara un regalo para resumir lo que significa tener un padre. A veces, olvidamos que están ahí presentes en lo cotidiano, en el silencio, en la mirada que guía sin palabras. Y solo cuando su ausencia golpea con fuerza inevitable, comprendemos cuánto necesitamos volver a escuchar su voz, sus consejos, su arrullo.
Tras la partida de mi amado padre lloré en silencio. Me dolía saber que nunca más podría abrazarlo. Pero con el tiempo aprendí a sonreír por su recuerdo. Porque él sigue aquí, conmigo, como lo estuvo desde el primer día y me ayudó en todas las formas en que uno puede ayudar a alguien que se ama con el alma.
Ser padre no es solo una condición biológica: es un compromiso profundo. Un padre genuino enseña, cuida y ama; a veces con dureza, otras con ternura. Una madre, un abuelo, un tío o incluso un amigo pueden encarnar con nobleza ese rol, si acompañan con amor y responsabilidad.
La figura del padre ha sido celebrada universalmente. El cantor Piero, inspirado en un poema del ruso José Tcherkaski, le cantó al padre sabio, lento, de historia sin tiempo. También lo han encarnado figuras célebres: Hugh Jackman, Tom Hanks, y Will Smith. Este último interpretando al perseverante Chris Gardner en ‘En busca de la felicidad’, donde dice a su hijo: —Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño, protégelo. Las personas que no pueden hacer algo, te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve por ello—.
Incluso, el rey del terror, Stephen King, crió a dos hijos escritores con ternura y apoyo constante. Y Antoine de Saint-Exupéry, sin hijos biológicos, nos regaló ‘El Principito’, haciéndose padre universal de la infancia.
Pero, no todos los sabios han sido buenos padres. Rousseau, autor de ‘Emilio o De la educación’, escribió sobre la crianza y al mismo tiempo abandonó a sus cinco hijos en un orfanato. La erudición, está claro, no siempre garantiza la virtud.
Un buen padre no es un héroe perfecto. Es alguien que está, que protege, que enseña con el ejemplo. Que da amor, aún en silencio.
Donde estés, papá… gracias por cada paso.
Feliz Día del Padre.
(Columna publicada en Diario UNO)