Política

Vecinos de Gambetta Alta viven a ‘centímetros’ de las vías del tren sin garantías

Decenas de familias en el Callao residen prácticamente en los costados de los rieles por donde circulará el nuevo tren Lima–Chosica. Sin título de propiedad ni información oficial, temen ser desalojadas o quedar expuestas a accidentes sin que nadie asuma responsabilidades.

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En la zona de Gambetta Alta, en el Callao, decenas de familias viven a escasos centímetros de los rieles por donde circulará el tren de pasajeros recientemente traído desde Estados Unidos. Este convoy forma parte del anunciado servicio ferroviario Lima–Chosica. Sin embargo, la proximidad de las viviendas a la vía férrea —menos de un metro en algunos casos— incumple abiertamente la norma técnica, que exige una franja de seguridad de al menos 20 metros a cada lado.

Cuarenta años en terreno público

Los vecinos reconocen haber ocupado el terreno de manera informal desde hace décadas, incluso antes de que existiera el proyecto de reactivación del tren. No cuentan con títulos de propiedad, pero afirman que ninguna autoridad se ha acercado a informarles qué ocurrirá ahora que el tren de pasajeros podría comenzar a operar con mayor frecuencia.

“Nadie nos ha dicho nada. No sabemos si nos van a desalojar ni cuándo. Estamos en el limbo”, declaró un residente.

Acostumbrados al riesgo

Aunque la cercanía al tren siempre ha representado un peligro, los vecinos del Callao afirman que ya estaban habituados. Relatan que cuando el tren pasaba, cerraban puertas y se mantenían dentro de casa. Sin embargo, en el pasado ya se han producido accidentes, incluso con consecuencias fatales para personas y animales.

“Siempre hemos tenido cuidado, pero si este nuevo tren pasa cada hora, no sabemos qué puede pasar”, alertó un morador.

El tren donado por la empresa Caltrain, de mayor tamaño y diseñado para transporte de pasajeros, podría operar con una frecuencia mucho mayor, lo que incrementa el riesgo de accidentes, especialmente en tramos sin cercos ni señalización mínima.

“Es más ancho, y si uno está cerca, lo puede arrastrar”, advirtió un vecino.

Hasta ahora, ni el Ministerio de Transportes, ni las autoridades locales del Callao han informado sobre planes de mitigación, reubicación o medidas de seguridad. Los vecinos afirman estar dispuestos a dialogar y reconocer su condición de ocupantes informales, pero exigen información clara y anticipada. Temen que, si no se actúa pronto, la puesta en marcha del tren termine en una tragedia evitable.

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