Opinión

Vagabunda, Sin techo ni ley, de Agnès Varda (1985)

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Por Rosa Cáceres Hernández

“Sin techo ni ley” es una película de ficción realizada por la cineasta francesa Agnès Varda. El film nos hace reflexionar sobre la libertad, a través del cuerpo de Mona, quien es hallada muerta apenas empieza la película.

Luego el film recapitula, a través de algo semejante a la entrevista documental de quienes la conocieron, sus últimos meses de vida. Ellos miran la cuarta pared, a la cámara, a nosotros, los cómplices de todo, acerca de sus impresiones de quién fue esta especial mujer.

-Mona es una chica francesa marginal que vive en la calle, lleva lo puesto y su mochila y una carpa para acampar por donde la pille la noche-.

Su inadaptación la lleva a andar sin rumbo, algo que, sin embargo, pese a su precariedad, disfruta, pues ella no transa su autonomía, algo que reitera con frecuencia en el transcurso de la película.

Sus vínculos y sus amigos generalmente son gente pobre como ella, campesinos y migrantes, con quienes intercambia pan, vino y protección.

El personaje, construido magistralmente por Sandrine Bonnaire, dibuja un carácter arisco, pero en busca de un silencio iconoclasta y volátil que roza el aura angelical. Las personas con las que se encuentra en su periplo parecieran crueles y despiadados, materialistas, muertos en vidas rutinarias y esclavizantes, sobre todo cuando hablan de ella, que pareciera cada vez más viva en sus memorias.

Pese a que no se baña, Mona parece más liviana y fresca en comparación con los otros personajes que llevan una vida “normal”. Mona huele peor pero los otros son corruptos y ladrones con perfumes caros.

Agnès Varda a través de Mona, boicotea el proyecto de progreso y trascendencia narcisista, y por lo tanto representa todo lo opuesto a lo que la mayoría pretende: bienes materiales, estabilidad, trabajo. Su planteamiento es vivir el presente, sin intentar ningún tipo de exitismo; al contrario, el personaje se enfoca en el silencio constante, desprovisto de demandas. Su única pretensión es el aquí y ahora, sin pasado, su biografía es borrada de la película, no sabemos de dónde viene y por supuesto, sin proyecto de futuro, pues menos sabemos a dónde va.

Encontramos una analogía en el libro Calibán y la bruja de Silvia Federici. (2004), apología que describe a las tribus indígenas errantes en el medievo, quienes fueron perseguidas y exterminadas por la élite y la iglesia católica por tener conocimientos de brujería, no ser productivos, llevar una vida nómada y creer en distintos dioses.

El título “Sin techo ni ley” funciona como una analogía en la que justamente en este proceso se llevaron a cabo los primeros juicios de la inquisición, instaurando el refinamiento en el área de las leyes y el conocimiento de la legalidad como institución monopolizada por el poder.

Por tanto, podríamos decir que la directora recrea en Mona un personaje atemporal, situándolo antes de este hecho histórico, pero en un contexto contemporáneo, es decir desfasada y por lo tanto desencajada de todo el engranaje del sistema biopolítico actual.

El cuerpo de la marginal es violado y agredido constantemente, es obvio que Mona morirá, por cualquier motivo, porque los seres que han tenido contacto con ella apenas pueden entender la inmensidad de una revolución en sus vidas, dejarlo todo y lanzarse a un mundo lleno de riquezas y gozo, cual paraíso terreno, que perfectamente podría ser el actual; pero que, lamentablemente, está bajo la jurisdicción de la propiedad privada de unos pocos.

 Es por ello que Varda hace un relato circular y toma la muerte como punto de partida, como diciendo: “No voy a darles la sorpresa de que Mona muera repentinamente. Mona ya está muerta porque entre todos la hemos matado”.

Lejos de darnos una lección altruista, Mona es el despojo del sí mismo a la suerte del universo; entrega su cuerpo al sacrificio, haciendo autostop, “creyendo siempre en el otro” ofrece la inocente libertad, sus ganas de llegar a aquel lugar donde pueda cultivar papas sin horario. Mona se entrega a los dioses para agonizar en una zanja invadida por el frío, que le congela por fin la vida terrena -por la cual tampoco siente tanto aprecio- después de una fiesta dionisíaca en un pueblo perdido al norte de Francia, y luego de mendigar algo de pan, algo que por supuesto nadie (nosotros) le da.

Lo que percibimos a través de este personaje, es nuestro arquetipo libre y rebelde, que pareciera absolutamente inalcanzable en un mundo patriarcal y egoísta.

Se ha catalogado a esta película como cine feminista y es verdad, son innumerables las mujeres violadas por querer vivir sus vidas en solitario, haciendo autostop pero, más allá de eso, “Sin techo ni ley”, es una oda a la libertad, hacia una utopía ya muerta, representada por Mona, congelada en una zanja.

Película

https://m.ok.ru/video/7852403722809

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