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URUBAMBA EN PELIGRO

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Escribe José David Ugarte

Como no sentirme identificado con Urubamba, cuna de mi  familia, ahí descansan mis abuelos paternos, el regazo y abrigo de mi ascendencia  y de tantas familias añejas urubambinas que viven felices en este Valle Sagrado de los Incas y que toda una vida han estado ligados al Cusco histórico. Pero hoy por hoy, Urubamba ha mutado, se ha transformado, producto de la falta de planificación de nuestras autoridades, con impactos sociales, ambientales cada vez más grandes, producto de un ingreso del turismo que no sabemos capitalizar con  proyección e identidad.

Este valle fue el edén andino, un lugar sacro. En Urubamba provincia, está Machupicchu, Moray, Ollantaytambo, Chinchero, etc., parques arqueológicos que son el espejo de nuestra reafirmación étnica e histórica. Este legado de nuestro patrimonio cultural material,  testimonio de una de las civilizaciones más importantes del mundo, debería servir para hacernos recordar cuán grandes fuimos y educarnos con  identidad.

Hace mucho tiempo ya no se habla de obras trascendentes, importantes, para el desarrollo de la provincia arqueológica de América. Hoy Urubamba, es sinónimo de denuncias a la máxima autoridad de la provincia, el alcalde, de corrupción, acoso sexual y  violación. Como dije en artículos pasados,  ya no da gana de cantar el vals a Urubamba, porque cada letra  de esta bella canción nos señala que ahora todo ello solo es un recuerdo, un imaginario de aquel pueblo mágico, que no ha podido quedarse congelado,  estancado en el tiempo.

A este macondo que está en el Valle Sagrado de los Incas, hoy por hoy lo están destruyendo, la cotidianeidad del poder corrupto aleja a las autoridades de su pueblo, anula cualquier imaginación novelesca. Urubamba ya no es noticia por  su valor en la cultura peruana, de su comida, de sus piscinas, sus campiñas, de su choclo, de su paisaje cultural, de su Valle Sagrado de los Incas, de sus microcuencas y nevados del Pumahuanca y su Chicón. La televisión, radio  y los periódicos, hoy hablan de una probable banda delictiva que se ha adueñado de los destinos de los urubambinos.

Recorrer el Valle Sagrado de los Incas, o como dice en redes el Ing. Américo Rivas, el Valle de los chilenos, ya no relaja o desestreza, más bien da nostalgia, lobreguez, de lo que fue alguna vez. Cusqueños y urubambinos vemos con indolencia la destrucción de nuestro totémico valle, su urbanización. Está camino a tener más casas que la Av. de la Cultura en Cusco.

El Valle del Urubamba está lleno de hoteles, bunkers, depósitos, etc. En el recorrido sólo en pequeñísimas partes se observa el río Vilcanota. No hay un ordenamiento territorial, no hay un plan de desarrollo urbano, no hay nada. El arquitecto Antonio Silva, Gerente de Desarrollo Urbano en la Municipalidad Provincial de Urubamba, es un hombre de calidades profesionales, pero que está anulado por un poder político, al cual no le interesa el crecimiento idóneo de Urubamba, ni le interesó el convenio que se tenía que hacer con el Ministerio de Vivienda para hacer y gestionar los instrumentos de gestión, por ello el año pasado, los casi trescientos mil soles que debían de gastar en ello, lo destinaron a otros gastos.

El alcalde Humberto Huamán calla y calcula réditos electorales, se resiste a salir del escenario político. Dice el refrán: “No hay que tenerle miedo a nada en la vida, solo a la muerte” Pero en vida, Humberto Huamán ha probado otro tipo de muerte que es la peor, la muerte social. Hoy es un cadáver que nadie quiere enterrar.

El cerro Hawaquillayniyuq que está a la salida de Urubamba, por la ruta de Chinchero, pertenece al distrito de Maras y de Huayllabamba, se ha convertido en un pueblo joven, nadie quiere tomar las soluciones del caso, porque las  cabezas de ánforas de sus alcaldes, saben, que una decisión correcta no sería populosa y los enfrentaría a los electores. Actualmente, viven más de 800 familias en este cerro. Si votaran mañana, de hecho elegirían al nuevo alcalde de Maras.

¿Qué pasaría con Urubamba si se empieza ya la construcción del Aeropuerto de Chinchero? La destrucción de nuestro valle demiurgo sería más rápido, más letal, porque no tenemos  ningún instrumento de gestión que lo proteja, destruido por ese capitalismo salvaje, la   desidia y mediocridad de sus autoridades como la actual.

Ya no debe de haber más Humberto Huamán en Urubamba, deben de venir nuevas autoridades que conozcan sobre planificación urbana, territorial, gestión y con catadura moral del tamaño del Pumahuanca y el Chicón.

Cuidemos y salvemos Urubamba, está habiendo un crecimiento urbanístico desordenado, producto de la migración de las comunidades al centro poblado y de turistas que ven el paraíso encontrado. Hoy los Apus que antes acompañaban y vigilaban a Urubamba, al Valle Sagrado de los Incas, con su río indómito del Vilcanota, están en peligro.

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