Por Edwin A. Vegas Gallo
En este tiempo de “universidades como cancha”, tanto a los congresistas como a la Sunedu, no les interesa que la educación superior universitaria, esté sumida en la tragedia del bien común y que ella desempeña un rol central en la consecución del desarrollo.
Estas decisiones políticas del Congreso y de la Sunedu, no están orientadas a generar economía del conocimiento, sino más bien, están dirigidas al clientelismo político y a favorecer sus intereses.
De hecho los sucesivos ministros de Educación desde 2016, no se preocuparon de diseñar una Política Nacional para las universidades peruanas, ni mucho menos existe un Plan Nacional de Educación Superior, sea universitaria o no, en la que se prevea las carreras que el Perú necesita, para acelerar su transformación hacia el desarrollo o asimismo se prevea la cantidad con calidad de profesores titulares o nombrados.
Acá más bien se optó, por la politiquería del Congreso, del nombramiento automático en profesores auxiliares, de docentes contratados, sin pasar por el filtro de la meritocracia y sin que los rectores se pronuncien.
Al no existir un Plan, no se puede prever la inversión para mejorar y renovar las infraestructuras académicas y de investigación, y tal como sucede con la Decana de América, su rectora, recurre al facilismo de alquilar sus instalaciones para generar rentas, no importándole la calidad de vida de la población aledaña.
Pues bien se necesita que la universidad peruana, aporte a la economía del conocimiento, ya que es la mejor forma de crear, un motor de crecimiento eficaz.
Para ello se debe, tal como la UNESCO recomienda, hacer un nuevo contrato social para la educación universitaria, siendo “su punto de partida la visión compartida (de los miembros de la sociedad) de la finalidad pública de la educación”.
Esto implica:
- Exigir una legislación adecuada, para modelar la universidad peruana. Ello requiere reimaginar a aquella, trabajando juntos para crear el futuro que sea compartido e interdependiente.
- Generar un plan nacional quinquenal, con tendencias a largo plazo, antes que obcecarse en el cortoplacismo de creación de universidades en el papel.
- Reforzar la educación universitaria de pre y post graduación como proyecto público y bien común evitando su tragedia en la que está sumida.