Opinión

Universidad del Congreso

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

Published

on

Por Edwin A. Vegas Gallo

El Centro de Capacitaciones y Estudios Parlamentarios, que el Congreso de la República pretende construir, bien puede denominarse, la UNIVERSIDAD DEL CONGRESO, para que los congresistas, sus asesores y sus diez mil trabajadores encabezados por la Directora General de Administración se capaciten, investiguen y produzcan mejores leyes; inspirados en la brisa marina y en el relax del balneario Santa María del Mar.

En realidad, con los pasivos intelectuales de los congresistas: mochasueldos, rumbera, tránsfugas, niños ambiciosos de poder, prófugo de la justicia, abusador, limitados en el entendimiento de la ciencia política y de las relaciones internacionales, ninguna capacitación servirá; habida cuenta que llegaron a ser congresistas no por su intelectualidad, amén que no hicieron carrera política dentro de partidos, por cierto no consolidados; sino por tener plata como cancha o “descubiertos” como “scout” por la televisión política.

Así pues, no vale la pena gastar tanto presupuesto público, en esta infraestructura que no rendirá beneficio intelectual para sus usuarios.

Para la capacitación ya existe la ley de financiación de los partidos políticos. El problema es que con esa financiación sólo se benefician los dueños de los partidos, viviendo cinco años de las seducciones y violaciones del poder, en manos de representantes con limitada preparación.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version