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Una vez más, una feria del libro improvisada en Barranco

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Escribe Luis Felipe Alpaca

La semana pasada se inauguró en el Parque Municipal de Barranco la feria del libro denominada: “Manuel Beingolea” Barranco 2019. La pregunta es ¿Quién organizó  esta improvisada  feria?

Cabe resaltar que la naturaleza de una feria del libro al margen de satisfacer una oferta cultural, literaria, y/o basada en el campo académico; es meramente comercial, y/o marketera, lo que  significa que en dichos eventos los organizadores buscan que tanto ellos, como los expositores granjeen ganancias económicas, y eso no está mal, como lo dije: es su naturaleza. Así sucede, en las más importantes ferias del libro del mundo, como la de Frankfurt, Guadalajara, BEA (Book Expo América) en Nueva York, Berlín, Buenos Aires, FILBO, FILSA, etc.

Lo mismo sucede en Perú, con las ferias que organiza la Cámara Peruana del Libro, llámese la edición internacional que en su número 24° se viene desde el 19 de julio, y cuyo país invitado de honor será: El universo MVLL; e incluso la “Ricardo Palma” que ya lleva 40 ediciones y es una de  las más antiguas de Sudamérica, y que desde el año pasado volvió al parque Kennedy por el fracaso que significó realizarla en el parque Salazar de Miraflores. Y eso sin mencionar las iniciativas regionales que ya han establecido ferias del libro anuales como la de Cajamarca, Cusco, Arequipa, Chimbote, Trujillo, e incluso la de Chiclayo que por primera vez nació en 2018,  entre otras regiones.

Asimismo, las ferias distritales en la capital también se vienen visibilizando desde hace algunos  años, en ese sentido el distrito de Barranco pretendió incursionar en las lides feriales con algunas ferias anodinas (hechas solo para cumplir, con pésima infraestructura y organización) de manera intermitente, gestionadas en la pasada gestión del alcalde Antonio Mezarina; e incluso hubo una iniciativa de una editora independiente que organizó en el Parque Municipal un evento simpático denominado Feria del Libro Independiente de Barranco.

Esta vez, en la tradicional plaza de Barranco viene funcionando una feria del libro cuyo nombre  evoca al cuentista modernista Manuel Beingolea Balarezo; no obstante, si una máquina del tiempo trajera en estos momentos a personajes emblemáticos barranquinos para recorrer su distrito ¿qué dirían Martin Adán, Estuardo Nuñez, Abraham Valdelomar, José María Eguren, Blanca Varela, Raúl Porras Barrenechea, y la propia Chabuca Granda? Al ver que esta feria apenas consiste en dos corredores con una especie de carpas donde vienen exponiendo 37 libreros, y editores independientes que de manera heroica ofrecen todo tipo de publicaciones para que el público no solo las revise, sino para que las adquiera en compra.

El problema radica en no hacer bien las cosas. Y esta feria, realmente se basa en una improvisación flagrante, porque no ha habido una difusión adecuada, y los pocos eventos y presentaciones del libro que vienen realizando se desarrollan en un costado de la feria con apenas 15 sillas frente a una pequeña mesa ante la intemperie; y sin estrado, ni toldera ante la ominosa lluvia. Y si alguien desea saber la agenda del programa de la tarde, esta apenas se puede leer en una pequeña pizarra sostenida en un caballete como si se ofreciera el menú del día.

El público lector barranquino, y no barranquino se merece más respeto, así como las librerías exponentes, y las editoriales independientes que han pagado por ocupar aquellos llámese stands, porque gratis: imposible. Eso, sin mencionar que las ventas son tan bajas que los rostros de los expositores se muestran desalentados.

Lo más sorprendente es saber que aquella precaria e improvisada feria no la organiza la  municipalidad de Barranco; por más que esté funcionando en suelo barranquino. Aquella feria la han organizado dos señoras, una de ellas de nombre Olga; y cuando quisimos indagar con personal de la municipalidad, ellos reconocieron que la comuna distrital no ha gestionado dicha feria, pero tampoco quisieron revelar la identidad de aquellas señoras, que al parecer tampoco pertenecen a ningún colectivo en especial.

Lo cierto es que aquellas “gestoras” han tenido la iniciativa de recaudar dinero a través de los  expositores participantes para alquilarles un pequeño espacio durante unos días, y a su vez,  ellas habrían solicitado aquel espacio público a la municipalidad de Barranco (obviamente con peculio); es decir, dentro de una figura de intermediación. Ya lo dijimos, esta feria es un negocio, sin embargo cuando se organiza este tipo de eventos que están ligados a los libros y la lectura, necesariamente debe haber un mínimo de rigor en infraestructura, redes, difusión, y programa a ofrecer.

En tanto, la actual administración edil, no debe atribuirse los créditos, o arrogarse dicha  organización, ya que en el banner que promociona el evento cuando uno ingresa al recinto  ferial, se lee claramente: munibarranco (instagram), munidebarranco (Facebook), barranco-muni (twitter) y Muni Barranco en Youtube. Es decir, figuran en las redes sociales, como si ellos fueran los responsables de esta feria.

El actual alcalde durante la campaña municipal ofreció impulsar la cultura en Barranco, y aún no hay muestras serias de aquel compromiso. ¿Por qué la municipalidad de Barranco no puede organizar una mega-feria del libro internacional? ¿Acaso no existe la capacidad? La respuesta  la tienen todos los verdaderos gestores culturales que no trabajan amparados en una “institución”.

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