Opinión

Una nueva argolla de abogados copa el Ministerio de Cultura en Cusco

La llegada de personajes que no cuentan con conocimientos para ocupar cargos importantes en el Ministerio de Cultura, se hace más visible en la gestión del ministro Fabricio Valencia Gibaja.

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El reciente nombramiento de tres abogados en puestos claves del Ministerio de Cultura de Cusco ha generado preocupación entre los especialistas y la comunidad cultural. La designación de Jorge Luis Moya Cohaguila como director temporal de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Cusco, investigado por la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios por irregularidades en la adquisición de un terreno, ha sido el primer indicio de una tendencia preocupante.

La designación de María Cristina Quispesucso como subdirectora de la DDC, sin conocimientos en presupuestos, inversiones y administración, y de Kenia Rojas Pilares como responsable de la unidad ejecutora de inversiones, también sin experiencia en áreas como infraestructura, obras y restauración de lugares arqueológicos, refuerzan la crítica sobre la falta de experiencia técnica en los nombramientos del ministro.

En círculo rojo María Cristina Quispesucso y Jorge Luis Moya.

Estos tres nombramientos, los primeros que ha realizado el ministro desde que asumió el cargo, evidencian una priorización del amiguismo y la argolla por encima de la experiencia técnica, lo que genera una gran preocupación por la gestión del patrimonio cultural de Cusco.

La situación actual del Ministerio de Cultura de Cusco se asemeja más a la de un Ministerio de Justicia, donde la experiencia legal es fundamental, que a la de un Ministerio de Cultura, donde la experiencia técnica en áreas como la conservación del patrimonio cultural es crucial. El ministro parece tener una visión limitada del Ministerio de Cultura, considerando que solo se necesita experiencia legal para la gestión del patrimonio cultural. No comprende que la experiencia legal, aunque importante para la defensa del patrimonio, no es suficiente para la gestión de proyectos, la elaboración de presupuestos, la restauración de monumentos arqueológicos y otros temas ligados al patrimonio arqueológico y cultural.

Los perfiles que ocupan María Cristina Quispesucso como subdirectora y Kenia Rojas Pilares como jefa de la Unidad de Gestión de Proyectos son característicos para arqueólogos, arquitectos o economistas, no para abogados. Además, la elección de estos tres abogados para puestos claves en el Ministerio de Cultura de Cusco genera la impresión de que el ministro estaría priorizando el pago de favores por encima de la experiencia y la competencia técnica.

Ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja.



Parece que el ministro está convocando a sus cercanos y amigos, abogados como él, antes que pensando en el patrimonio cultural y arqueológico del Cusco. Es una aberración poner en cargos tan delicados a personas que no conocen el tema y no reúnen los perfiles para el cargo. Los nombramientos de las dos mujeres abogadas, en particular, ponen en riesgo el patrimonio cultural de la región del Cusco, al carecer de la experiencia necesaria para la gestión de proyectos, la elaboración de presupuestos y la planificación de intervenciones en sitios arqueológicos.

La falta de técnicos especializados en estas áreas puede poner en riesgo la conservación y gestión del patrimonio cultural de Cusco. Es urgente que el ministro reconsidere su enfoque y priorice la experiencia técnica en los próximos nombramientos, asegurando la participación de profesionales especializados en áreas claves para la gestión del patrimonio cultural.

Es grave que el ministro Fabricio Valencia continue cometiendo error tras error. Las designaciones tanto de María Cristina Quispesucso como de Kenia Rojas Pilares, solo genera una pésima imagen a su gestión. La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco corre el riesgo de convertirse en una caja chica para los amigos de la argolla.

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