Cultura

Una novela para el Bicentenario: salvado de las aguas o los ciclos históricos del Perú

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Afuera una manifestación (Lima está preñada de marchas y contramarchas en este invierno cada vez más feroz), las arengas por megáfono se meten al auditorio de Laborealeatorio espacio de arte, en Miraflores. Dentro una presentación de un libro. Los panelistas deben luchar levantando la voz para remontar los gritos por megáfono que se imponen a fuerza de adjetivos. Es un día corriente del futuro en que nos hemos metido. Al lado del autor dos escritoras lo escoltan en la mesa. Diseccionan el libro en cuestión, Salvado de las aguas, una intrépida tercera edición para una primera novela de un autor periférico como lo es Librado Orozco en el espacio (piurano nacido en Paita) y en el tiempo (nació en 1963), y que por otra parte parece empezar más que tarde justo a tiempo, como son los casos de Juan Carlos Cortázar o Karen Spano. Entonces no estamos ante la clásica nueva revelación sub 20 prefabricada para Bogotá 39 o los rankings de GRANTA. No, esta no es una especulación editorial. Ante lo que estamos es ante un hombre maduro que empieza a publicar y cuya primera novela ya va por la tercera edición. Y eso es lo que encomian las dos jóvenes autoras que sumadas sus edades dan apenas un poco más de la de él.

Es fácil empezar joven, es atractivo ser joven y más si se es de Lima. Más valiente es atreverse después de los 50 años. Más esfuerzo requiere que te hagan caso y te publiquen, pero ya milagro del Señor de Ayabaca es que te reediten siendo además un autor no blanco de provincia. Entonces hay mérito. Y al cielo no se llega solo por fe sino además por esfuerzo.

La novela empieza por alguna parte del presente que acabamos de perder. En el norte peruano se homenajea a un viejo empresario y de repente arrecia una inusual lluvia. Es el Niño que ha vuelto. En el año 2021 se está presentando el libro, en medio de pandemias, luchas políticas con recuento de votos y vozarrones de golpe. Después de una larga lectura interseccional feminista de parte de las panelistas en la mesa (así, tal cual la Santa Inquisición postmoderna) se empieza a oír que afuera cantan el himno nacional justo en el momento en que la escritora peruana Pilar Fonseca menciona sobre la novela que está “el Perú resumido”, a lo que agrega la otra escritora, la finlandesa Ahokas, al decir que “ser una panorámica del siglo XX peruano”. Y el autor no puede hacer más que reconocer que todo empezó con una joven pareja de la sierra de Piura que se lanza a migrar ante el horizonte de hambre que les cerca.

Son los años 20 del siglo XX y una pareja de la sierra baja a la costa de Piura, a Lobitos en busca de futuro. La circunstancia es curiosa: llegan a un oasis de modernidad en un país anclado más que en el s XIX en el s XVIII.

Esta es la épica de una historia de migración. Pero al revés de otras novelas, no es del campo directo a Lima sino de la sierra de Piura a la costa de Piura, donde un polo de desarrollo petrolero ha emergido gracias a la inversión del capital internacional en pleno oncenio de Leguía. Estamos en el primer centenario de la independencia del Perú. Aquí empieza nuestra historia, en medio de una sequía que mata los campos.

Esta es la historia de una familia. De los primeros pasos de un joven linaje de peruanos corrientes que busca ese salir adelante a costa de esfuerzo, aventura y coraje, y otras veces solo por terquedad, por no darle la alegría al fracaso. Una historia que atraviesa la época del odríato, la Reforma Agraria y la Reforma Neoliberal. Del campo a la ciudad. De Piura a Lima. De Lima a Londres. Una novela carente de héroes y repleta de humanos. Personas como el simpático y cívico inglés Brew, el saco largo del chino Tanaka, el pobre Eduardo Ocaña (una especie de proto Pedro Castillo que busca salir adelante mientras descubre los engaños y mentiras del que está hecho todo un sistema que le engaña y en el que vuelve a creer, porque ni modo, en algo hay que creer), o el terrible Chapilliquén.

Si la novela de Francisco Ángeles (Adiós a la revolución) fue una gran novela por la presencia de dos grandes personajes como lo son el Noventero y Licho Best, en SALVADO DE LAS AGUAS el personaje que se roba la novela es el inmoral Chapilliquén. Un personaje escurridizo como su apellido, brillante en el engaño y majestuoso en la maldad. Todos hemos conocido un Chapilliquén porque a todos nos la han hecho alguna vez con esas criolladas. Pero Chapilliquén es la quintaescencia de la corrupción latinoamericana. Un condensado de astucia siniestra al que ni el tiempo puede echar mano. Y que, como los ciclos del fenómeno del Niño y los ciclos de violencia en el Perú, van y vienen. Quizá un personaje a la altura de Arguedas y Vargas Llosa, que Dios o el Diablo sabrán cómo Librado Orozco supo crear tan magistralmente que sospecho existe en algún tiempo, en algún lugar y que como las lluvias del norte vuelva aparecer. Capaz hoy que arrecian tormentas de odio en desiertos de justicia, mientras afuera llueven arengas desde megáfonos. Y aquí empieza nuestra historia… otra vez.

La novela está disponible en Librerías El Virrey, en la feria del libro de Magdalena y próximamente también en Librería La familia a través de editorial Gato Viejo y GrupoLobo consultora editorial.

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