Cultura

Una mujer perpetua

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Como una “mujer perpetua” o “aquella luz que no se agota”, la bautizó el amor. Ella, Mihaela Radulescu, nacida en Rumania, fue la esposa del ingeniero metalúrgico y escritor Renán Barrio de Mendoza, quien le hizo una sentida semblanza en el libro de cuentos construido por ambos, CORTEDADES (cuentos cortos, muy cortos y no tan cortos, creados en la faja caminadora) escritos ante la inminente muerte de ella y editado por el sello Garamond en agosto del 2022. La portada y las ilustraciones interiores, las realizó Mihaela. La edición se presentará el día 30 en el Centro Cultural de España , a las 7.30 y los presentadores serán el Dr en Literatura Elton Honores Vásquez, el narrador Jorge Valenzuela Garcés y el periodista y editor, Jorge Barcelli.

Son 55 narraciones que caminan entre la Ciencia Ficción y el absurdo e incluso el humor negro, en donde está presente en formas metamorfoseadas el miedo. ¿A lo desconocido? ¿A la vida? A la ciudad?. ¿O simplemente, un miedo por sí mismo?.

¿Quién fue ella? Mihaela Radulesco, fue una conocida curadora de arte, profesora universitaria, filóloga, actriz y poeta. Esto último lo acredita su poemario UN CIELO DE COLOR FRESA, editado por el grupo Magdala en el 2004, y que extrañamente conserva un cierto aroma de perfume dentro de sus páginas. La atmósfera del texto refleja un gran dominio semántico, en donde eros navega de manera apacible pero también coexiste un hastío manifiesto por la masificación de las ciudades, de la multiplicación homogénea de las sociedades.

La muerte como escapulario

Desde que nacemos, nos vamos muriendo, sin embargo nos aferramos a la vida  como si la eternidad que cada uno idea de acuerdo a sus creencias, nos librara de ese incógnito trance.

Frente a este irse y no irse, existe la teoría de la reencarnación, según la cual, el alma después de la muerte biológica migra para empezar otra vida. Los seguidores, sean budistas, hinduistas o de las religiones africanas, y otras, llaman a este proceso Samsara, que se repite hasta que el alma se limpie de sus karmas.

Un limeño en Bucarest

Por los años 80, el ingeniero Renán, (que curiosamente lleva por nombre el apellido del escritor Ernest Renán, autor de esa colosal “Vida de Cristo”), llegó a Bucarest, capital de Rumania para llevar un proyecto de Planificación y Desarrollo y dentro del grupo latino, conoce a Mihaela Radulescu quien al año siguiente se convertiría en su esposa.

Renán, que amó desde adolescente las lecturas de Dostoievsky, Clarice Lispector. Marguerithe Yourcemar, Rivera Martinez, Arguedas, fue introduciéndose de a pocas en la escritura, secundado por la “estrella”, tal como ella se autodefinió siempre. Una estrella de calidez, conocimiento y alegría, que supo entender a este hombre tímido, de hablar casi en voz baja, como lo percibí en nuestro encuentro, hasta formar con él una sociedad literaria y escribir al alimón CORTEDADES. Una singularidad de la edición es que la supuesta reseña la realiza Fhelly, su gato, detalle que hace juego con el humor negro que a veces encontramos en estos cuentos.

Lima Gris, entrevistó al ingeniero y escritor, que gusta de la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, tanto como de la edificación de narrativas. Entre sus creaciones citamos las novelas: El retorno de los tiempos y El Cantar de Yshtar (2002), El Vagón (2012) y los cuentos inéditos, Lecturas irreverentes y Testimonios Silentes.

No es común escribir sobre la muerte antes de que la experimentemos con la pérdida de un ser querido. Tú y tu esposa escribieron esos  relatos cortos sobre este tema ¿Qué los motivó?

La muerte es un motivo recurrente en la literatura, sin embargo, en este caso la muerte es una causa concreta. El proceso de decadencia física de Mihaela se fue acelerando a partir de Marzo del 2020, hasta ese momento ya llevábamos tiempo en la lucha contra el cáncer de páncreas. Tres años sin escape, metidos en una situación sin futuro  y si no fuera por la pandemia, hubiera podido ganar unos meses más, o tal vez años. De qué más se podría escribir en ese marco, sino de la muerte. Los cuentos los escribí yo, pero ella intervino en las ideas. Cada epifanía era transformada en historia gracias a su visión y consejos.

En los temas que tratas, encuentro un desasosiego ante un inminente peligro que acecha todo el tiempo. ¿Es el miedo a la vida misma? lo encuentro profundamente existencialista aunque no sé si te interesa la Filosofía.

Toda mi literatura sigue el mismo camino, la depresión, el desasosiego, la melancolía y un enfrentamiento ante una evidencia: no hay salida. Mi visón es oscura, siempre lo fue y aunque me atrae el existencialismo, he terminado integrándome en un determinismo oriental que ha llenado mis inquietudes y compensado mi desespero. La vida no provoca miedo sino frustración, es el hombre, el destructor, no puede construir nada “humano”, sus motivaciones son individuales, definidas por los instintos, llenas de la búsqueda de lo animal y su forma fundamental: el poder, es más, su carrera hacia el apocalipsis es desenfrenada, el egoísmo, la falta de amor (por lo esencial, por los demás, por la armonía), son sus características. La esperanza es vana y aun así, presente. La única medicina son los sueños, la búsqueda de un camino, el reconocimiento de la divinidad, que no es comprensible y menos apropiable.

La reencarnación también está presente en vuestros escritos -no se sabe quién hizo lo suyo pues las dos escrituras se unen- ¿es sólo una inquietud tuya  o también lo fue de Mihaela?

La reencarnación, en mi caso, es un concepto tardío. Mihaela no creyó nunca en eso aunque, al final, tuve la impresión de que llegué a convencerla. Pero no solo fue tocada en este libro, es un tema que se menciona en muchos de mis cuentos y novelas, creo que llevaba internalizada su aceptación, antes aun de integrarme al camino de Tao. Esto no fue casual, buscaba la creencia y la fe en la que debía encajar, parte de eso se ve en los cuentos de ahora y en algunos de los anteriores; la idea de que esta vida no puede ser todo, que hay un espíritu que pervive y repite experiencias tratando de avanzar en el camino de la iluminación, la espiritualidad, la trascendencia, o como quiera llamarse.

El lenguaje que utilizan es depurado, elegante, salvo algunas interjecciones muy bien colocadas en algunas situaciones, ¿fue obra de Mihaela?

Ella manejaba un español depurado y exquisito, a pesar de que se trataba de un idioma adquirido, aunque a veces se infiltraban sus rumanismos (en su caso era muy peculiar, porque su rumano era también depurado y exquisito). Sin embargo, mi manejo del idioma no es vulgar, gracias a la costumbre de leer impulsada por mis padres y por el placer inherente. La convivencia con una persona tan intelectual y culta también ha influido en mi manera de escribir, aunque esto solo ha complementado una fuente previa.

¿Se puede conciliar la metalurgia con  la narrativa? ¿En qué momento esta segunda inquietud se fue adueñando de tus momentos de descanso? ¿También entra la poesía en esta vocación por las letras?

La respuesta a la primera pregunta es no, no son actividades compatibles, sin embargo, mi alternativa dentro de mi profesión ha sido la investigación, eso me da cierta independencia e “inmunidad” ante las limitantes de la ingeniería.  Nunca fui un gran lector de poesía, lo siento, más me llamaba la narrativa, aunque también leía poesía de forma ocasional aunque constante. Fue ya tarde, en los talleres de poesía de la maestría, que gracias a la influencia y la terquedad de nuestro maestro Marco Martos que hice intentos, algunos gratos, por escribir poesía y me interesó de tal manera que he prometido publicar un libro de poesía del cual tengo casi la mitad concluido y cuenta, como es mi costumbre, con el título previo.

Para cerrar con broche de oro las preguntas. ¿Fue Mihaela  una narradora y poeta con ejercicios continuos o solo de manera ocasional?

Mihaela fue todo, nada fue ocasional en su vida, todo lo hizo con maestría, el único libro de literatura que publicó, Un cielo color fresa, tenía poesía y narrativa pese a ser presentado como libro de poesía. Lo único que evitó que sea narradora fue su falta de tiempo y sus otros intereses. Su vida fue multifacética, bastaba que se interesara en algo para que lo hiciera, y bien. Fue admirable en todos los sentidos, hizo teatro (producción, dirección y crítica), video arte, crítica cinematográfica, docencia (sobre todo en lo relacionado con la semiótica aplicada), grabado (como las imágenes que acompañan al libro), traducción (hasta el punto de aplicar sus propias tesis y procedimientos), escribió poesía (tiene un libro inédito que publicaremos en unos meses) narrativa (una novela inconclusa que intentaré culminar, a riesgo de destruirla), curaduría y crítica de arte, y muchas otras cosas más que desarrolló con excelencia.

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