Por Rafael Romero
Hay expectativa positiva cuando se realiza un proceso de selección de los profesionales que reemplazarán, desde enero del 2025, a la actual conformación de miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), máxime cuando actualmente estos no dan la talla por su desempeño mediocre, echando con ello más sombras sobre este organismo apadrinado originalmente por el golpista Martín Vizcarra.
Por tanto, los flamantes magistrados seleccionados tienen un reto enorme para adecentar la JNJ y cumplir una labor ejemplar que marque un deslinde claro con el pasado de este organismo, que está encargado de nombrar, evaluar, ratificar y sancionar a jueces, fiscales, autoridades nacionales de control del Ministerio Público y el Poder Judicial, así como a los jefes de la ONPE y el RENIEC.
Entre los siete nuevos titulares solo hay una mujer, la exjueza y excongresista de la República, María Teresa Cabrera Vega, y la suya no solo será la voz y el voto de una magistrada idónea en la interna de la JNJ sino la de una ciudadana con altas calidades jurídicas y humanísticas.
Es decir, la doctora Cabrera Vega encarnará una óptica que tendrá que compulsar y equilibrar a la “weltanschauung” varonil de seis integrantes de este colegiado, igualmente respetables, a saber: el exprocurador Gino Ríos Patio; el expresidente del Poder Judicial Francisco Távara; y los abogados Jaime de la Puente Parodi, Víctor Hugo Chanduví Cornejo, Germán Serkovic González y Rafael Ruiz Hidalgo.
Asimismo, hay que felicitar la labor desempeñada por la Comisión Especial para la selección de los nuevos miembros de la JNJ, presidida por el Defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, y desear los mayores éxitos a los nuevos integrantes de este organismo constitucionalmente autónomo que debe llevar muy en alto el cumplimiento de la Constitución, de su ley orgánica y las demás que garantizan el Estado de derecho en el Perú.
Es hora de corregir defectos de la JNJ, como su politización, su excesiva ideologización o cercanía con las malas tendencias que, sobre todo dentro del Ministerio Público, a partir de Pablo Sánchez, empoderaron a malos fiscales, como los de lavado de activos, salvo honrosas excepciones, pues aquellos bajo un molde caviar usan sus cargos para la venganza personal, para la persecución a periodistas y en provecho de cuestionables intereses particulares, atentando contra los sagrados derechos de la libertad de prensa y contra los intereses nacionales, tal como se evidencia, por ejemplo, con claridad meridiana en el affaire Odebrecht.
En suma, Cabrera, Ríos, Távara, De la Puente, Chanduví, Serkovic y Ruiz Hidalgo serán -desde el próximo 2025- los magistrados que corrijan esos defectos mediante la consecución de procesos justos, transparentes y eficaces en la incorporación y separación de jueces y fiscales.
Y que sea todo esto en beneficio de la población en general, contribuyendo de este modo al real y urgente fortalecimiento de la administración de justicia y la institucionalidad democrática porque el Perú debe y tiene que contar con magistrados íntegros, probos, idóneos y con verdadero conocimiento jurídico.
Señores de la JNJ, sin justicia y sin verdad no hay ni habrá país desarrollado.