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“Una Misa para Giulia”, por Rebeca Ráez

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“Una Misa para Giulia” (2019) es el reciente estreno del director Augusto Navarro, basada en la novela “El cuerpo de Giulia-no” de Jorge Eduardo Eielson (1957) y sólo publicada 14 años después.

Desde un inicio el título resulta perturbador. ¿Es Giulia? ¿Es Giuliano? ¿No es el cuerpo de Giulia? La presencia de la negación irresuelta nos introduce al juego permanente de la deconstrucción del lenguaje, constante en la obra de Eielson, el cual nos remite al fenómeno cómo percibimos y estructuramos el universo de las formas.

En una entrevista que Julio Ramón Ribeyro le hace a JEE para la revista Oiga (1972), Eielson menciona que terminó de escribir la novela después de 4 largos años, pues había un conflicto con las palabras, que no llegaban a significar nada cuanto más se construían en el orden causal del idioma: “Me parecía literalmente que me rompía la cabeza ante un estéril muro de palabras. Llegué a odiarlas”.

Navarro nos propone una instalación donde la palabra está omnipresente ya sea vía digital, a través de los textos poéticos convertidos en cantos gregorianos de Eduardo multiplicado, o proveniente de la voz del mismo director, que irrumpe con preguntas, cuestionando la naturaleza de la misma escena dramática. Más allá del significado, experimentamos la forma de comunicación en múltiples dimensiones, sean estas concretas o no.

¿Dónde está la esencia de lo que observamos? En la misma entrevista, Eielson menciona que no es ni escultor, ni dramaturgo, ni pintor, ni poeta, a pesar de haber incurrido en todas las disciplinas, en diferentes etapas de su vida. “Como ves, no soy nada” afirma en aquel entonces, nuestro polifacético artista. Navarro nos propone un viaje audiovisual que revela una madurez artística y técnica. Casi tableaux vivants que revelan un discurso propio, imágenes continuas en búsqueda de belleza estética, irrupciones conceptuales donde el director revierte su dramaturgia. Una negación de la zona de confort de su propio ser creador.

Y dentro de todo esto ¿qué fue de Giulia-no? Es el misterio que el espectador debe resolver, mientras es testigo de la Misa ofrecida.

Navarro propone la superposición de ideas entre el cuerpo carnal deseado, y el cuerpo socio-histórico martirizado, siempre con la presencia invulnerable de la Iglesia, que en un acto de paternalismo máximo nos evoca el paraíso como construcción de un lugar que no existe, salvo como palabra pronunciada. A propósito de Vallejo; Eielson menciona que la mística cristiana es la vía elegida para la elevación del alma, que supone el martirio del cuerpo; a diferencia del poeta peruano, que propone el descenso del cuerpo carnal y social al infierno, es decir, el martirio del alma.

Los saltos espacio-temporales nos obligan a reconstruir una imagen de Giulia-no con los indicios del recuerdo, el cual contiene una carga erótica no desarrollada, tímidamente inducida. En su novela, Eielson propone una ambigüedad entre el personaje de Giulia y el amigo Giuliano, con quien inicia una relación erótica hasta describirlo como “Giulia con ano”. En otro capítulo, Eduardo observa a Giulia maquillarse, y confiesa que podría trasvestirse como ella, de tanto ver repetido cada mañana ese ritual.

Navarro construye el erotismo latente sólo a través de pinceladas audiovisuales, muy bien logradas pero sin mayor desarrollo en su estructura narrativa. El director opta por el sufrimiento del cuerpo, el cuerpo descompuesto después del amor, el cuerpo putrefacto donde se hacen evidentes los fluidos del otro, rememora pasajes de la pasión y el desorden de las sábanas revueltas, en su discurso le rinde homenaje al amor que ya no existe, izando un monumento a la muerte de Giulia, conmemorando su existencia en un cuerpo idealizado sobre el mármol. Giulia así se nos presenta desestructurada, es el cuerpo-objeto del pensamiento.

Un punto a tratar son las transiciones que todavía dan la sensación de estar enumeradas y el movimiento corporal de los actores, que debe trascender la marcación. “Una Misa para Giulia-no” es un portal de aproximación a la obra de Eielson y a los discursos visuales de Navarro, quien  propicia alientos refrescantes, sin dejar de ser encriptados,  para la escena local.

Con: Raúl Chaparro, Edgar Santiago, Cristian Astigueta, Lenyan Veka. ULTIMAS FUNCIONES 12 y 13 de Julio en Calle San Juan de Dios 285 Centro Histórico de Cusco – 8pm.

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