Opinión

¿Una ley para escritores?, por Julio Barco

Lee la columna de la semana de Julio Barco.

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Como se sabe por experiencia, nuestro país goza de un respetable desequilibrio intelectual. Por un lado, no existe una costumbre diaria de leer y de adquirir libros, y, por otro, a nivel estatal, hay apenas esbozos incipientes de un proyecto que permita organizar un programa interregional para motivar nuestro arte escrito.

Son pues innumerables las historias sobre escritores que, por dedicarse a su obra, terminaron en la simple miseria, la locura, la depresión, la soledad (la implacable, según Ojeda) y no lograron cuajar una obra respetable, ni una actividad cultural que se sostenga por sí misma. Entonces, ¿de qué va pensar una ley para los escritores en el Perú? Va, primero, en evaluar la importancia vital de las letras en el ambiente mental de nuestra sociedad. Es decir, en darle valor y respeto a los libros, considerando que la lectura es pan necesario para el pensamiento crítico, para enriquecer la subjetividad.

Por otro lado, establecer políticas que ayuden económicamente no a los escritores, sino al movimiento de sus obras. Esto, pues, es un trabajo de base: hace falta que se integre una economía de libros interna con el fin de sostener un mercado muy paupérrimo. Si se tiene un horizonte grande, se puede establecer un sistema circular, donde los libros que se publiquen pasen por las universidades, colegios, calles, mercados y por todo el eje social.

 ¿Cómo lograr algo así?

Creando políticas culturales desde los municipios y el Estado. Generando ferias y concursos que motiven a una actividad más fecunda y despierten la curiosidad del amplio número de lectores que, sin duda, al encontrar más ofertas y nuevos espacios podrán canalizar sus propios talentos en el cultivo literario. ¡Cómo queremos crear lectores si la lectura no se estimula en el día a día!

Debemos optar por hacer de la lectura un hábito, una costumbre, algo que sea natural como salir a correr, a caminar al parque o ver televisión. También es necesario enfatizar en la urgencia de crear bibliotecas con todo lo innovador del caso: computadoras conectadas a internet, espacios de reflexión, buenos ambientes. Así, se podría lograr un espacio de cultivo lector, donde prime el silencio, la comodidad y la creatividad. Si creamos espacios, creamos posibilidad de futuros lectores.

Actualmente, observamos con disgusto este ámbito en nuestra región. Hay algunos concursos diseminados y ferias que, con esfuerzo y trabajo, vienen llenando de mejores ofertas el mercado. Lo que se debe pensar es en la cantidad de peruanos que viven y tienen tiempo de ocio para leer y enamorarse de los libros. La dignidad de los escritores y lectores debería ser urgencia de las políticas de Estado, pues, en la inteligencia de todo ciudadano yace la verdadera riqueza de un país.

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