Cine

Una carta desde Hiroshima, de Nobuhiro Suwa (Japón, 2002)

Lee la crítica de cine de la semana de Mario Castro Cobos.

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Habría que pensar en una carta como en la cristalización de una ausencia. La ausencia siempre es grande. Expansiva. Lo que hay que hacer. Aunque sea imposible. Sortear la ausencia. Saltar la distancia. El dispositivo carta, en tanto lo que sucede en el interior, es una materialización esforzada y delirante de lo estrictamente invisible. Se busca. La fisonomía de un sentimiento, de un alma.

Una tragedia colectiva. Pero olvidarse no es recuperarse. El más terrible estrago de la guerra. Hiroshima. Hay una humildad bonita en que la representación de lo irrepresentable sea representado precisamente por la antigua y renovada magia de las palabras. ¿Cuánto pueden las palabras?

La escena entre la emisaria del director que acude en lugar suyo a la cita -director jugando al fantasma, y disimulando (o no tanto) que lo hace- y la actriz convocada para que escriban juntos el guión de la película, es un modelo fascinante de los poderes sutiles de la actuación. La cuidadosa y atenta secuencia estáhecha por una delicada construcción de gestos de la actriz al recibir noticias de parte del director ausente, una filigrana, como si la actuación fuese un autoesculpirse en vivo, detalle por detalle.

La invitación a la actriz para el proyecto, el encuentro que casi no se produce (un clímax al borde de la nada), el claro cálculo tras de esto, tal vez todo sea para que brote una relación más pura con los hechos, desde el recogimiento de la soledad, que puede inducir la aparición de las fuerzas más elementales.

Robert Kramer ya está muerto, le dejó a Suwa una carta. La ausencia del amigo. La presencia de su carta. La lectura de su carta. La ausencia de la película que ambos… La carta cuenta entre otras cosas la experiencia del padre de Kramer, médico en Hiroshima. Su conmoción. Su incapacidad de verbalizar tal experiencia. Lo que no se puede decir, lo que es difícil decir, lo que no sabes cómo decir, haz una película.

La actriz es coreana, Kramer y su padre norteamericanos, Suwa nació en Hiroshima, su hijo también. Nadie va a sentir lo mismo, es imposible, pero cada quien podría hablar desde sí, todos podrían escucharse, respetando la diferencia, será lo mejor y más humano que se puede hacer. Contra el terrorismo de las -supuestas- verdades únicas.

Aquí la película.


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