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Un poeta de Seremsa

Lee la columna de Julio Barco

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Entre la vía Evitamiento y la carretera Ramiro Prialé queda el barrio de Seremsa, en El Agustino. Nació como consecuencia de la migración de los antiguos pobladores de Sedapal, cuando Fujimori decidió sacarlos de los terrenos de La Atarjea y lotizó las zonas baldías. Así, todas las calles del barrio presentan nombres alusivos al movimiento acuático: Bocatoma, Río Surco, Los Puquiales. Por esas viejas esquinas, el poeta José Luis Poma Cerna (Huaraz, 1943) aún camina y poetiza: “Singularmente,/ entre vías arteriales/ (…)/ entrada y salida de la gran ciudad, está mi pueblo”. Hace años, solía verlo pasar, con sus zapatillas All Star negras y su camisa de cuadritos. En ¿Quo vadis, poeta? (Arteidea, 2023) leo los mensajes que deja su andar. Su escritura es una bitácora de su vida: arte y biografía (como en los mejores bardos) se confunden en una sola entidad. La estructura presenta una división por secciones, cuyo rótulo inicial aclara la temática. Así, el poema Cuidado, de la sección Ondas de locura, nos advierte que preservemos el alma pura del poeta porque “es flor de la locura”. En Siquiatra nos ofrece una biografía en versos “-¿Trabajos? -10 años en educación y 30 en Sedapal”. Así, en este volumen la voz poética se desarrolla en un nosocomio, entre locos y enfermeras; asunto que nos evoca a Leopoldo María Panero o al propio Martín Adán: “Desde el inicio de los tiempos,/los locos son libres e independientes,/ por la voluntad general de ellos mismos/ y la justicia que la demencia redime” Esta apología, como la de Erasmo en su Elogio a la locura, es también una crítica a los límites de la razón. “¿Dónde estoy?, ¿Qué hago aquí? –Está en el servicio de Siquiatría del Hospital Almenara. (…) Tentativamente, es un cuadro de depresión.” Versos simples, pero cargados de vivencia que transmiten una conciencia de lo sufrido y gozado. En ese sentido, la sinceridad de sus versos (como en Leoncio Bueno, Ángel Yzquierdo y otros) es una propuesta estética. Podemos acercarlo a trabajos como Hospital de Pablo Guevara, también escrito en un centro de salud, entre la escritura y la agonía.

(Columna publicada en Diario UNO)

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