Imágenes inconexas. No podemos soportarlas, estamos obligados a conectarlas. Sería aburrido repetir interpretaciones conocidas. Intentaré otra cosa. Haré como si en cierto modo hubiera olvidado los detalles concretos, muy concretos, tal como puede pasar cuando uno despierta y sabe que ha soñado pero está solo con una pura o vaga o plena e inquietante sensación. A lo más algunas imágenes borrosas, imágenes inconexas, y nada más, bastan.
No quiero explicarlo pero tendría que explicarlo. Por qué me parece lo mejor que hizo Buñuel. Por lo pronto no es su película más risueña. Creo que el efecto principal de esta película es hacer sentir a quien la ve literalmente dentro de un sueño. Pero muchas películas lo hacen. No es tan difícil. Qué es lo que entonces se hace distinto en Un perro andaluz. Porque lo que estoy insinuando ya es que la película es una explicación de cómo funciona lo que no la tiene.
Es hasta cierto punto o así lo es para cierta mentalidad, escandaloso decir o insinuar que lo que no tiene explicación explica mejor el mundo que aquello que la tiene. Suena incluso oscurantista o indecorosamente místico. Entro en el problema de explicarles por qué lo que no tiene explicación sería mejor que lo explicable, descifrable, revelable, deducible, interpretable. Tal vez estoy tratando de decir que lo esencial del sueño no es que sea explicable, sino lo contrario, que sea inexplicable.
Me parece que Un perro andaluz tiene que ver con el funcionamiento de nuestro cerebro y su hambre por las conexiones nuevas, por inventar relaciones. Digo a propósito inventar y no solo descubrir. En respuesta ante eso que no puede explicarse, eso que no puede conectarse, ante qué-se-hace-con-eso. Y por otra parte… ¿Al entender no hemos matado al objeto, no lo hemos reducido acaso a una explicación? ¿No reemplazamos entonces al objeto por su explicación? Y nos quedamos tan contentos. Misterio resuelto. Pero qué marxista me parece Buñuel, la frase «los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo». Le viene perfecta a Un perro andaluz.
El sueño como deseo de transformación, como investigador del misterio en el misterio, y cuando digo deseo la cosa es tan Buñuel como Marx para no decir Freud, pero la frase es de nuevo de Marx: «no es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino su existencia social la que determina su conciencia». La furia contra el sistema contra los deseos es la conexión crucial. El cine necesita más de esa furia y menos de idiotas calculadores que omitan ‘lo inexplicable como parte de la explicación’.
Película
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