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«Un médico vale por muchos hombres», por Umberto Jara

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Existen quienes exhiben sin pudor su tremenda ignorancia y, sobre todo, una brutal ausencia de sensibilidad. Les parece bien el abandono a nuestros médicos. Unos alaban al ministro de marras respaldando su argumento de que “la Constitución exige igualdad y los médicos no son privilegiados para que los traigan en avión”; otros, directamente necios, lo respaldan por razones políticas: “Zamora es de izquierda, por lo tanto, aquel que lo critica es fuji-aprista”. No se detienen un instante a pensar que son los médicos, las enfermeras, los choferes de ambulancias y todos los que integran el cuerpo médico, los que están poniendo en riesgo sus vidas para proteger y salvar las vidas de otros.

En este país no es un pecado no abrir un libro, pero sí es una vergüenza ponerse a opinar desde la ignorancia. Para esa gente las líneas siguientes.

En el Canto XI de la Ilíada, el médico Macaón es herido en batalla. Entonces, el guerrero Idomeneo le pide al rey Néstor que auxilien a Macaón, el médico. Lo hace con estas palabras:

“-¡Oh Néstor Nelida, gloria insigne de los aqueos! Ea, sube al carro, póngase Macaón junto a ti, y dirige presto a las naves los solípedos corceles. Pues un médico vale por muchos hombres por su pericia en arrancar flechas y aplicar calmantes”.

Homero escribió la Ilíada en la segunda mitad del siglo VIII a. C. No existían aviones para el traslado pero sí caballos. Y entendían perfectamente lo que vale un médico.

Ha pasado muchísimo tiempo, y es una desgracia que, tantos siglos después, los ignorantes y los despiadados se nieguen a entender que lo cometido por el ministro de Salud es una barbaridad que lo hace indigno del cargo.

A su vez el primer ministro, Vicente Zeballos, se aprovecha del Día de la Enfermera para difundir este mensaje: “Hoy hacemos llegar nuestro reconocimiento y agradecimiento a las enfermeras y enfermeros del Perú, quienes realizan una ardua labor frente a la emergencia por el coronavirus, las 24 horas del día y en todos los rincones de nuestro país”.

A ese personal, el gabinete que preside Zeballos, no le entrega adecuados implementos de protección. Tienen que comprarse, con sus escasos ingresos, mascarillas, guantes y uniformes. En provincias, en lugar de guantes, atendieron con bolsas plásticas o con las bolsas negras para desperdicios. Hace unos días la decana del Colegio de Enfermeras, Liliana La Rosa, indicó que han fallecido dos enfermeras, doce técnicos, siete se encuentran en cuidados intensivos y más de seiscientas enfermeras tienen diagnóstico Covid-19 positivo. Lo de Zeballos es un retrato de la miseria humana. Su saludo protocolar muestra su desprecio a la real situación que se vive.

Aquellos que gustan de aplaudir o respaldar a pésimas autoridades, al menos no importunen a quienes respetamos y valoramos a los médicos y las enfermeras, seres valiosos que, desde la antigüedad, hace siglos, significan mucho porque están dispuestos a arriesgar sus vidas para cuidar las nuestras.

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