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UN INTERCAMBIO EPISTOLAR CON GREGORIO MARTÍNEZ CASI AL FILO DEL CATRE

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Goyo Martínez es, sin duda, uno de los escritores más particulares de las letras peruanas, su sapiencia, su onda callejera y su jerga manejada a martillazo limpio lo han convertido en una leyenda urbana para los narradores jóvenes y no tan jóvenes. Quizás porque Goyo más que un escritor de fuste, era un conversador nato, un contador de historias, de hechos que le pasaban en la vida diaria y porque en el fondo, detrás de sus personajes, era el mismo GM quien hablaba todas las lenguas, todas las jerigonzas y todos los lunfardos. Y este servidor ha querido homenajearlo publicando unos cuantos correos donde se puede leer la “oralidad” y la fineza del lenguaje (la cuchillada, diría el maese), la misma que aparece en Canto de Sirena, que, por cierto, fue grabada parcialmente, tal y como nos contó Enrique Verástegui, quien asegura que, en 1975, le prestó una grabadora para que lo utilizara en la escritura de esta fabulosa novela publicada por Mosca Azul Editores en 1977.

Huelga decir que decenas de estos correos deberían publicarse por la enorme riqueza que GM nos deja en su palabra. Por cuestiones de espacio, hemos elegido unos cuantos. Si hay alguna licencia (o atrevimiento) es porque el mismo autor nos dijo que, después de muerto, no había ningún problema en que se ventilen sus cartas, “a ver si de una vez le sacamos la chochoca a esos plumíferos a sueldo”. Es lo que corresponde a un grande de la talla de Goyo Martínez. Este es nuestro pequeño homenaje:

Me encontraba leyendo plácidamente el diccionario “Abracadabra” de Gregorio Martínez (premio Copé 2008 de Ensayo), cuando de pronto en la página 417 me encuentro con la acepción “zoofilia”. Grande fue mi sorpresa al ver relacionado al poeta Juan Cristóbal con semejante aberración humana (¿quién le reclama a Goyo escribir algo sobre la “predicación” o sobre las vírgenes con penes de plástico de la cucufatería limeña o sobre los escritores negreros, de la cual no dice ni chis ni mus?).

En este sentido, no podemos, dejar de asombrarnos en cómo un libro que ofende a otros escritores puede premiarse. El jurado integrado por Rivera Martínez, Vich, Huamán, Pérez y López, ha licenciado la ofensa y el oprobio.

Por si mi “asombro” o “exageración” exceden a lo que ahí se ha dicho copio el susodicho párrafo:

En ninguna doctrina existe una razón suficiente, ni kantiana ni neokantiana, que ponga en claro el porqué la zooreastia resulta un sentimiento y una pasión condenables. ¿Cuál es el mal inherente que conlleva? En la actualidad vemos que en los países ricos, muchos comparten el lecho con sus mascotas, especialmente de la familia canina. Megan Hoover fue enjuiciada porque ella había escogido como mascota un chancho y compartía con este la cama. El juez no la acusaba de perversidad alguna, solo que un puerco cae en el renglón ganadería o granja y no se puede criar en el hogar de un vecindario urbano. Entonces, ¿qué anatema impide que el sentimiento manifiesto, besos, caricias, infinita ternura como la que el poeta Juan Cristóbal le brindaba a su perra Zorba, pueda ahondar por la ruta sexual? ¿En qué radica la monstruosidad? Nada más pregunto si la manteca es unto. Porque Michel Foucault pensaba que se trataba de una confrontación entre la mitología griega, que acepta la zoofilia, y la mitología judeocristiana que la rechaza de plano.

El poeta Juan Cristóbal, a quien le reenvié la cita, me envía el siguiente e-mail:

Estimado Rodolfo, cuando algo se publicó en tu blog sobre este problema alguno de tus comentaristas lo tomó a juego, por eso mi indignación y la carta que le envié a Gregorio, por haber leído algo en Caretas, pero como ves, la cosa es peor, pero no le voy a seguir el juego a dicho fulano que alguna vez fue mi amigo, pero para mí es algo así como una mierda. Y todavía tiene el descaro de decir que es puro cherry lo que hace, lo que me hace, imagínate. Si deseas publicar esta nota en tu blog, hazlo. Un abrazo y gracias.

A partir de este punto compartiremos los correos de la referencia inicial. Los de GM se señalan con << >> y los míos con “”.

<<Señor Rodolfo Ybarra: En Diccionario Abracadabra yo no condeno la zoofilia ni algún tipo de perversidad. Para gente como el cardenal Cipriani yo soy un defensor de las aberraciones humanas. Y lo soy con el mejor ánimo. ¿Cómo, entonces, podría yo condenar el afecto del poeta Juan Cristobal por su perra Zorba? Más bien hago apología del cariño que el mostraba por su mascota. Jamás digo que tuviera relaciones sexuales. Usted, señor Ybarra, se escandaliza por la posible relación afectiva entre personas y animales. Yo no. Y mi pregunta en la entrada «Zoofilia» es por qué sería malo llegar a un trato sexual con animales. Mi reclamo es por una respuesta con substancia, por esto de entrada menciono a Kant. No me interesan las pachotadas, las respuestas ramplonas. Yo he hablado mucho con el poeta Juan Cristóbal y el jamás se ha escandalizado con la zoofilia. Todavía en 1982 (quizás usted no había nacido) publiqué en la página editorial de La Republica un texto titulado «El piurano que huyo a París», sobre un notable caso de zoofilia que recogió de los archivos policiales el coronel Zapata Cesti en un libro titulado El bandolerismo en el Perú. Se trata de un piurano que vivía en una relación íntima con su burra y esta fue raptada por un vecino que también estaba tentado por la acémila. El dueño de la burra salió en persecución del raptor, lo alcanzó y lo mató. Luego, convertido en asesino, fugo con su burra a la frontera con Ecuador y se dirigió a Guayaquil. Ahí, según el parte policiaco, se perdieron sus rastros. La verdad es que se embarcó a París con su burra en un barco bananero. Con Juan Cristóbal comentamos sobre este texto, seguro que rodeados de cervezas, pero él jamás mostro aversión por lo que yo había escrito. Ahora que Juan Cristóbal esta resentido conmigo por un malentendido, y por mi empeño de retomar el socialismo en su etapa anterior al marxismo, especialmente del marxismo soviético trafeado, no me sorprende que él pueda reaccionar contra mi ante la conjetura de alguien que le diga que yo hago escarnio de su persona en el libro Abracadabra. Solo que tal pretendido escarnio no resiste el menor análisis. Porque soy defensor de la zoofilia, no un objetor. Precisamente a Juan Cristóbal lo menciono al lado de Michel Foucault que no se paraba en mientes ante las perversidades. Por lo demás, señor Ybarra, para mí sería una infamia escribir por RECLAMO de alguien. Entiendo que muchos han digerido mal lo que dijo Mao en el Foro de Yenán y ni siquiera saben cuándo ocurrió tal evento en el cual el líder chino convocó a los trabajadores del arte y de la literatura. Tal vez por esto creen que se necesita una RAZON VÁLIDA para escribir. Gregorio Martínez   3/8/2009>>

“Señor Gregorio Martínez: Es cierto que Ud. acerca a Michael Foucault al concepto zoofilia y a J.C. para connotar cierto respeto y apertura intelectual que no aparece, por ejemplo, en la página 207-208 donde se alude a J. C. (ahora sí bajo su nombre real): José Pardo del Arco, relacionándolo con Juana de Arco, pero que, en realidad, más relación tiene con los pajeros, tontuelos y enfermitos sexuales de la avenida México (¿siguen ahí todavía?). Esa es la razón real de mi e-mail. En las tres “acepciones” de su Diccionario en las que aparece el poeta J.C.  (págs.: 117, 140, 207-208) no se ve otra razón que la de joderlo y dejarlo mal parado. El mismo J.C. dice que ha sido su amigo, pero no sé cuáles han sido las causas de la bifurcación de sus destinos. Siempre podemos echarle la culpa, a razones políticas, aunque hubiera sido mejor exponer razones científicas.

A veces, escribir sobre alguien nos entrona en una responsabilidad que no estamos dispuestos a asumir. Quizás la soberbia de creer “conocer” al amigo nos licencia a detallar y ventilar cuestiones que podrían divertir y causar risa al resto, pero ¿eso es “conocer(lo)” o quizás hemos pasado la línea?

Le agradezco haber respondido a mi inquietud, espero que este reclamo no le cause más molestia; por lo demás, su literatura –salvo algunos reparos–, me sigue pareciendo interesante. Saludos, Rodolfo Ybarra.

PD: le envío –en datos adjuntos– un vídeo de bestialismo (material que alguna vez me envió el sicalíptico W. Orrillo) como prueba de mi apertura a los conocimientos y a las perversidades. 3/8/2009”

<<Rodolfo: si Abracadabra es OFENSIVO, que podría pensar yo del diccionario de la Real Academia que alegremente se refiere a «merienda de negros». Eso sí es escarnio del peor, es racista y prejuicioso. Reacciones como las de JC las veo en otros de la misma hornada que se han vuelto cascarrabias. Si insistes con una elaboración conceptual son capaces de mandarlo a uno al carajo. Como el abuelo que no quiere bulla ni que lo contradigan. Ya he sufrido esos exabruptos. El poeta José Carlos Rodríguez, el Warachicuy que vive en París, se puso rabioso cuando ante un alegato que pretendía ser teórico, le respondí con otra argumentación. Acabó por decirme que acababa de llegar de la playa y que no estaba para discusiones conceptuales. Pero sí quería chatear. Eso sí le encanta. No está solo JC. Yo no tengo ningún lazo familiar o material con JC como para pelearme por intereses. Y no bajo a Lima desde el año de la pera. Cada vez que me ha pedido alguna medicina, se la he enviado al tiro por correo. La última vez coincidió con la bronca y ya ni acuso recibo. Entiendo que en las situaciones duras y amargas lo más a la mano es pelearse con los amigos. También se peleó a muerte con Ricardo Gadea que lo había ayudado tanto, pero no fue por razones ideológicas sino familiares.

Quizás hayas conocido a Carlos Meneses, un escritor peruano que vive en Palma de Mallorca, sobrino de Carlos Oquendo de Amat. Ha ido a la feria para presentar su libro de minicuentos Un café en la luna. Si puedes, Rodolfo, reviéntale unos cuetes, ventila su libro en tu página. Él es uno de los soslayados. Trabajó con Vargas Llosa en su época de periodista y burdelearon juntos. Obtuvo el Premio Nacional de Teatro a fines de los 50. Hasta te podría salir una entrevista. Un cherri a Meneses si será bien digerido. Gregorio Martínez. 4/8/2009>>

“Estimado, Gregorio Martínez:

No he tenido ningún tipo de “mala leche” al decir que “Abracadabra” es “ofensivo”, por lo demás ser “ofensivo” no sólo se refiere al vituperio sino, también, a ser aguerrido (por ejemplo, cuando juega Perú un partidito con algún equipo que lo supera, se dice que el otro equipo fue más ofensivo. Pero tampoco quiero expiar mi conciencia y negar mi nivel ácido (causticidad, malignidad, pero no miserabilismo o pobrediablismo); siempre se me acusa de ser jodido y altisonante, o de meter la pata (a veces otra cosa, entonces me excluyo de responsabilidades, por lo menos del ombligo para abajo). Qué bueno que este pequeño desentendido sirviera para aumentar el interés por su diccionario. Yo por acá he recibido insultos y amenazas, incluido el de un miserable que ha prometido atropellarme como un perro si me ve en la calle. O sea, que me tengo que andar con cuidado cuando cruce las esquinas. Pero no, no se preocupe ni se alarme. La tercera ley de Newton dice que a una acción hay una reacción, o sea, que cuando una cosa se estira o se encumbra otra se achica (como un pene flácido) y se sepulta o se hunde.  He vivido casi toda mi vida debajo de las alcantarillas y sé cómo funciona esto. De seguro Ud. recuerda al delincuente que vivía en los desagües y que ayuda por interés al héroe de “Los Miserables”, Jean Valjean. Más o menos así es el asunto, así que sé usar mi chaira y le saco filo a esta lengua mismo afilador con rondín, paro mi bronca y no me achico ni con el más apeligrado. Hasta el más fuerte y blindado tiene su punto flaco o su talón de Aquiles, solo es cuestión de observarlo y patearle en los huevos con botines de minero con punta de acero, aunque cuando el golpe es seco hasta con el pie desnudo se hace la tortilla, para eso uno aprende tai chi chuan y tanta cojudez china.

Lo que me cuenta de Lauer, ya es sabido y conocido por todo literato del medio que este mequetrefe cree que es un genio porque Caretas le reventó cohetes cuando era chibolo, pero el tiempo pasa y no deja ni la hojarasca.

En los últimos dos días he visto a otros bloggers sacar cosas bastante injuriosas sobre su diccionario. Quiero decirle que no estoy de acuerdo con ellos, porque ahí, sí, se nota una malaleche, y sobre todo porque se nota que no han leído el libro de marras. Así los señores GF, profesor en USA y VC, crítico literario limensi, desenvainan sus katanas pero dan tajos en el aire y se vuelan el rabo sin darse cuenta, porque cualquiera que haya leído el broli se va a dar cuenta que detrás de sus “análisis” solo hay una bolsa de mierda que hiede y enrarece el ambiente literario.

Envíeme, por favor, el correo del señor Carlos Meneses. Asimismo, aprovechando la confianza, le envío un texto tripartito que supuestamente iba a prologar el viejo Enrique Congrains; lástima que la parca se lo llevó y el prólogo nunca llegó (felizmente me quedan sus sabias palabras y su último libro dedicado). Ojalá pueda leer este texto sobre “LBT” (hay un textículo sobre «Alan García o el excremento», creo que le va a gustar), si le vacila puede decir algo, un par de palabras, un proemio, un introito, etc.; ahora si no le importa me lo dice y quedamos como amigos. No valen los eufemismos: no tengo tiempo, estoy ocupado, padezco de estreñimiento, etc.

Le agradezco sus misivas y sus acepciones, sobre todo ese del burdégano… una pregunta ¿y por qué no habló del cebroide? Habría que hablar de los relinchos.

Un abrazo sincero. Rodolfo Ybarra

PD: creo que JC, ha quedado calmo. Le envié su primer correo y me dijo que ya no quería saber más. Entonces se acabaron los ladridos. Ahora sólo hay unos cuantos cachorritos, perritos desmuelados y lobeznos acondroplásicos que quieren carroñear… 7/8/2009”

<<Rodolfo Ybarra: cuando tu chamullo estaba a punto de hincharme las bolas, en ese instante dijiste una frase que dio en el clavo. Fuiste certero. Si, las referencias a Juan Cristóbal en Abracadabra tienen el propósito de joderlo. Son buscapiques. Banderillas aparentemente gratuitas. Pero yo no creo que el mundillo literario o el establecimiento cultural sea tan caído del níspero como para atracar si digo que JC es un gran poeta, un padre abnegado y un cumplido abuelo. Aaaggg, que asco. Joderlo y lanzarle buscapiques es una estrategia para ponerlo en el candelero. Precisamente, Rodolfo, tú has hecho exactamente lo mismo con Abracadabra y franco franco te lo agradezco. Ya empecé a cosechar, ya me llegaron mensajes y los de Copé han tenido que correr a la imprenta para sacar más ejemplares del tiraje que estaba aguantado. Muchas gracias, profesor, por decir que Abracadabra es OFENSIVO. Imagínate que hubieras dicho que es un diccionario erudito y bien documentado. Buuuaaag. En cambio, con tu calificativo de malaleche lo pusiste en vitrina para todo un sector de lectores que no son los que se me abonan. Claro, la estrategia funciona. Solo que muchas veces el beneficiado no advierte que le están haciendo un cherri escondido y saca la chaira contra uno. También puede darse el caso de sujetos maliciosos que no atracan con el cuento del buscapique y detienen la función. Eso me ocurrió cuando Juan Cristóbal escribió un lamento borincano contra la poesía, años atrás. Preparé un latiguillo con puntillas sacachispas para rajarle el culo al poeta y se lo envié a Pedrito Escribano para la página cultural de La Republica. El pendejito de Lauer olio el estofado y puso el pie porque él es uno de los mandamases en ese periódico. Es un látigo, insistió Pedrito. Lauer lo miró como a un pobre incauto y soltó que eso era un cherri oculto al poetastro. Así lo trata Lauer a JC. Y nunca he leído a nadie que haya puesto en su lugar a Lauer por denigrar a JC. A estas alturas del clinch, Rodolfo, muy pocos se dejan envolver por los elogios. Yo he escrito varios textos para poner en relieve la obra de Juan Cristóbal. Más de uno ha aparecido en página editorial de un periódico punta. Página editorial, en todo el mundo, tiene muchísima más visibilidad que página cultural que solo leen los del mundillo literario. No sé de otra persona que haya escrito textos sobre la obra de JC en página editorial. Sin embargo, hay gente como Julio Carmona que me saca en cara que yo no soy nadie para pretender darle reconocimiento a la poesía de JC. Quizás yo sea un desprevenido, pero jamás he visto texto alguno de Carmona sobre la poesía de JC. En las situaciones normales es cuando se ven las intenciones. Además, en la presentación del penúltimo libro de JC, Sueños, el me pidió un mensaje de presentación y se lo envié y fue leído y celebrado porque infinidad de gente que incluso ni conozco me escribió para contarme del evento que fue en el Centro Cultural de España. ¿Por qué JC no le pidió a Carmona que le presentara el libro? Si ahora JC esta hocicudo conmigo y se ha olvidado de todo, yo lo entiendo. Es que tiene mucha amargura adentro. Y sí, Rodolfo, nuestra bronca, no bifurcación, fue estrictamente por discusiones ideológicas o científicas si quieres. Actualmente en la cuestión del socialismo yo soy necio. Quiero que la gente que se dice de izquierda relea los textos clásicos del marxismo y también los anteriores, los del socialismo anarquista de prosapia obrera, escritos por proletas, no por intelectuales (esto empezó con Marx y Engels, este burgués y empresario). Posiblemente gente de tu hornada lo haga. Mas no gente de la edad de JC. Mejor dicho, la generación del 60 no quiere saber nada con releer marxismo. Unos prefieren abandonar el ideario y otros aferrarse a una pretendida vigencia absoluta de la teoría de Marx. A mí lo que me afecta es que aceptar el marxismo leninismo a fardo cerrado, como lo ratifico Adolfo Sánchez Vásquez en una entrevista que le hizo El País, y como lo ratificó Hobsbawn en un momento en Londres, seria de una arrogancia increíble y monstruosa. Para mí, tenemos que forjar una nueva herramienta teórica para construir el socialismo. La amargura le entraba a JC cuando yo insistía en que, para seguir discutiendo, revisara Estado y Revolución, por ejemplo, uno de los libros capitales de Lenin que yo encuentro que no es un ideario sino un alegato para cuestionar a otras tendencias socialistas de su tiempo. En mi época de militante, de procedencia aprista como todos los del MIR guerrillero, me resistía a leer teoría política y marxismo. Estaba seguro de mi filiación, al lado de las masas, porque vengo del estrato más bajo de la sociedad peruana, hijo de padres ágrafos que jamás fueron a la escuela y aprendieron a leer por audacia, especialmente mi padre que era quechuahablante. Mi bronca con JC es puramente teórica. Yo nunca me di cuenta hasta que el empezó a reaccionar con rabia frente a las referencias a su persona que yo podía hacer. Los cherris ocultos que él considera injurias, insultos, y que lo llevan a embarcar en la queja a los amigos que no conocen el trasfondo de la situación. Desde muchísimo tiempo atrás yo hago estas referencias para poner en el candelero la obra de personas omitidas o soslayadas. Cuando nadie se acordaba de Congrains dije en A filo de catre que él es el fundador de la narrativa urbana, que por un año le ganó por puesta de mano a Ribeyro (Los gallinazos sin plumas). En una larga entrevista para Victoria Guerrero y la revista Intermezzo me réferi a Andrés Cloud como mi maestro en la narración y a ella le pareció un embuste. Menos mal que al mes siguiente,  Andrés Cloud, amigo de JC, obtuvo el premio de cuento Caretas y Victoria Guerrero me escribió emocionada. La cinofilia de JC está más detallada y escabrosa en un texto que publicó un lustro atrás Isaac Goldemberg. ¿Por qué JC no pitió en ese momento? En A filo de catre también hay por lo menos cuatro referencias. Justamente, la salida de ese libro le cayó feo a JC, alegaba que era un jueguito, que debía dedicarme a escribir una novela de peso, más se tranquilizó cuando nadie secundo su opinión. Por supuesto, Rodolfo, también hay una dosis de celo que si confluye con una bronca por cuestiones teóricas, entonces revienta y se produce una tormenta en un charco.

Sea como fuere, el caso es que diste en el clavo. En los dos clavos. Uno, que las referencias fueron para joderlo a JC; y otro, administrarme a mí la misma medicina. Curioso, pero al empezar a leer tu chamullo me hiciste pensar en un boticario que tiene receta para todo. Solo que tú sabes que Abracadabra no es un diccionario propiamente. Eso es tarea de lexicógrafos y yo estoy muy lejos de esa faena. Lo mío es el trato con el artificio literario, mirando de soslayo las propuestas de Mao en el Foro de Yenán. Ah, Rodolfo, ser un enfermito sexual no creo que sea malo, y en cuanto al strep tease, se trata de un recurso, una engañifa como el catchascan frente a la lucha o el box. La Mata Hari era una gran bailarina. Las danzantes dotadas no necesitaban de la engañifa que inventó Rose Lee. Ella se presentaba con pieles, paraguas y atavíos lujosos. No se calateaba. Insinuaba. Su vestuario estaba hecho de modo que podía quitarse el calzón, lo que arrechaba a todo el teatro, caro y burgués, pero no quedaba desnuda. Se movía de manera que el abrigo se abría y mostraba el muslo. No podía hacer mucho porque entonces US estaba atenazado por una feroz institución contra el vicio. Ya después, algún empresario avispado montó el espectáculo del calateo. El strep tease es solo eso. Porque las bailarinas no abundan. Cuando yo era niño, a Nasca llegaban bailarinas del Caribe, incluso las famosas Dolly Sister. Era la época de oro del mambo, el tiempo de la Tongolele y Ninón Sevilla. Después empezó el strep tease, un espectáculo chusco y aburrido. En el Perú lo empezó la Bim Bam Bum de Chile que luego tuvo una versión peruana. En los 60 todavía se presentaba en el Cine Beverly de la Victoria. Y tan tarde como fines de los 70 resucito brevemente en el Cine Lux. Asistí una noche para escribir una crónica para la revista La Calle, la alternativa del semanario Marka. Me envió Ernesto Hermoza que era el director. En esos días Juanito Acevedo comenzaba El Cuy en La Calle. Fue Juan Bullita el primero que le echó ojo a la tira y pensó que tenía gran potencial. Con seguridad, ni Juanito se había dado cuenta del detalle. Otro que apareció allí en La Calle fue Rafo León con su China Tudela. Esto en 1979, cuando tú no habías nacido. Quizás, Rodolfo, en lugar de meternos chaira, tú puedas explicarle a Juan Cristóbal la situación. Porque mi único propósito es ponerlo en el candelero. Eso no quiere decir que vamos a quedarnos, hechos unos boludos corderitos, adocenados en un ámbito alfombrado por las buenas intenciones. Un salud. Gregorio Martínez.>>

<<Hola, Rodolfo: siempre lo bueno se pierde. Leí tu último mensaje, pero no abrí el archivo adjunto. Soy lerdo para eso. En estos días me ha caído más de un centenar de solicitudes por una vacante que hay en la chamba. Tal vez a quien encargué que copiara las solicitudes borró tu mensaje. Me decías de un texto en trio que estabas preparando, con algo inédito de Congrains y querías darme un campito. Dime en dos líneas cual es el caucau y cuánto podría ser el rollito. Aunque no lo conocí personalmente a Congrains, al final nos comunicamos por email y me contó muchas cosas. Por ejemplo, que era primo de Ricardo Letts y que él, Congrains, le presentó a Ricardo Napurí, oficial retirado de la FAP que se fue a Argentina y regresó medio trotsko. Los dos Ricardos fundaron Vanguardia Revolucionaria que, por supuesto, acabó en bronca y cada uno se llevó su tajada del partido. A mediados de los 70, hasta el 80, corría en la política el dicho: Cuídate de los tres Ricardos. Uno era Letts, el otro Napuri y el tercero, Gadea. Cada uno tenía tremendo ego y nadie podía hacerles sombra. Pese a todo, aun le tengo mucho aprecio a Gadea y también a Letts. Lo curioso es que milité en las organizaciones de ambos y nunca peleamos. Pero lo interesante es que fue Congrains quien presentó a Letts y Napurí. Los tipos al verse fue como amor a primera vista. Los dos eran altos, fuertes, dominantes, y con pinta de pitucos. Otro dato interesante, que no quiero perderlo, es que el hermano de Ricardo Letts, Juan, de quien casi no se habla y está vivo, es el autor de la carátula del primer libro de Julio Ramón Ribeyro, Los gallinazos sin plumas. La edición la hizo Congrains en la editorial que fundó Círculo de Novelistas. Sin duda, Congrains tenía mala suerte para los amigos. Vargas Llosa habla mal de Congrains, no entiende el papel que este jugo en la narrativa peruana, y Ribeyro que debió estar muy agradecido, habla pestes de Congrains y lo subestima en su Diario. Bueno, Rodolfo, avísame si todavía quieres el rollito. Salud. Goyo Martínez. 13/8/2009>>  

(Publicado en la revista impresa Lima Gris 13)

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