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Un día como hoy: Se conmemora natalicio de ‘Papá Chacalón’

Lorenzo Palacios, o simplemente ‘Chacalón’, hacía que lo cerros bajen para cantar con él.

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Hijo de un cargador de La Parada y de Doña Olimpia Quispe, Lorenzo Palacios conoció desde muy temprana edad que la vida iba a ser una batalla constante cuando las luces de un escenario no iluminaban su rostro.

Muchacho provinciano. Hoy estaría cumpliendo 72 años el “Faraón de la cumbia”. Foto: difusión.

Lima era otra hace 72 años, cuando el pequeño Lorenzo recorría los cerros San Pedro y San Cosme. La migración andina ocupaba todo espacio de tierra que sirviera de piedra angular para que los provincianos comenzaran a cimentar un futuro. Sin agua, sin luz, y simplemente arena el pequeño Lorenzo Palacios hacía de todo por llevarse un pedazo de pan a la boca. De lustrabotas, cantante callejero, vendedor ambulante, se podría decir que la calle era Lorenzo, y Lorenzo su voz y dolor.

La vena artística la sacó de su mamá Olimpia, quien le enseñara a cantar huaynos. Ya en sus 14 primaveras, Lorenzo se hacía llamar en el mundo vernacular como Flor Viquisino, aunque más adelante pasó a ser conocido como Picaflor de Chacapampa.

“Nadie conoce el mundo, nadie conoce el alma, la vida tiene sus cosas y que a veces son caprichosas”, dice la letra de una de las canciones interpretadas por Chacalón. Palacios sabía que la vida era caprichosa y veinteañero ya, termina involucrado en una pelea y acusado de herir a un policía. Su destino: el penal de Lurigancho. Lorenzo Palacios ya tenía una hija y se había casado con Dora Puente a los 22 años.

Mientras Lorenzo pasaba sus días en ‘Luri’, su hermano Alfonso Escalante, ‘Chacal’, cantaba con el Grupo Celeste. El otrora cantante de huayno deja el penal y promete rehacer su vida. En 1975, ‘Chacal’ deja Celeste y el grupo inicia la búsqueda de un nuevo vocalista. Aquí se conocen dos versiones de su incorporación. La primera, ‘Chacal’ lo recomienda ante Víctor Casahuamán, director de Celeste. La segunda, Casahuamán le pide que pase por una prueba. Lorenzo convenció pero le faltaba un nombre.

A ‘Chacal’ lo llamaban así por su transitorio parecido a un cachascanista. “‘Si tu hermano es Chacal, entonces deberás llamarte Chacalón’. Así quedó.”, contó Lorenzo Palacios ya conocido como Chacalón.

A pesar del éxito que tuvo con “Viento”, canción escrita por Casahuamán, el grupo Celeste no encontraba más difusión que en las radios. La música andina se había logrado hacer de un espacio en la televisión gracias a la dictadura militar de entonces. Pero todos volteaban la cara ante el naciente fenómeno de la música chicha, esa combinación de lo tropical con el huayno.

Hijo de la calle. Lorenzo Palacios desde muy niño supo la dureza de una vida sin lujos ni comodidades; los cerros son testigos. Foto: vía Twitter.

La nueva crema

Tras el repunte de Celeste, en 1975 Chacalón lo deja para formar su propio grupo: La nueva crema. Para este bautizo también hay dos versiones. Lorenzo Palacios, fanático del rock, toma el nombre de la banda Cream. O se inspira en el nombre de la mantequilla ‘Crema de oro’, pero como buen aliancista le da la vuelta y queda como La nueva crema.

Comienzan a grabar diferentes temas, hasta que llega el himno del migrante que se inmortalizaría en su voz. Con la letra de Juan Rebaza, Chacalón pone la garganta para “Muchacho provinciano”. La Carpa Grau se convierte en su gran escenario, aunque no deja de pisar otras tablas para llevar su música.

Incluso hay testimonios en los que Chacalón llega y se va de sus conciertos cargado en hombros. Tal es el respeto, que si sus fanáticos llegaban a trompearse en la cancha –correrían botellas, navajas y golpes- a Papá Chacalón no se le desabrochaba ni el botón de sus camisas multicolores, ni se le quitaba las joyas que tanto le gustaba ponerse.

Había nacido una leyenda, el hijo del viento, del arenal y las calles frías, el hijo del provinciano pujante, del olvido y de la desolación. Su sola presencia era símbolo de respeto y devoción, y hoy, por su puesto, no podría ser una excepción.

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