Por Julio Barco
Desde su ventana en Salerno, un joven observa el mar Mediterráneo. Lleva más de dos años lejos de su patria, Chile, y entre libros de poesía y de Derecho, abre uno de Luis Hernández. Gracias a su esfuerzo, es un joven becado en el viejo mundo. Natural de Rancagua, Nicolás López-Pérez (1990) afirma en Tipos de Triángulos (2020): (…) mis poemas son barcos que nunca zarparon, se encendieron para iluminar. Del afán creativo, nacieron obras como Metaliteratura & Co (2021) o De la naturaleza afectiva de la forma (2020). Lector voraz, políglota y abogado son los ángulos del triángulo de su pasión. ¿Qué hace bello un poema? ¿Qué une la poesía con la vida? ¿Podemos habitar el poema como una casa? El joven cavila, voltea la página del poemario, lo cierra y lo abre al azar: Yo hubiera sido Premio Nobel de Física, pero el sol, la cerveza, la playa, (…) y un amor me lo impidieron.
Siente el tono gracioso y cierra el ejemplar.
Así, en su reflexión se revela la solvencia de pasión crítica. La poesía es pensar la poesía.
Por generación, hablamos de un autor insertado en un campo continuidad con la Tradición, pero con los pinceles abiertos a la Posmodernidad. Trabajo de laboratorio y de creatividad, abre nuevas geografías líricas. Volvamos a su obra Tipos de Triángulos: el autor afirma que un poema es un documento, un soporte al plano cartesiano. ¿Acaso no nos recuerdo lo dicho por Kandinsky? Mediante diversos tridentes (hoy, ayer mañana; o, pensar, imaginar y florecer) el libro se organiza como una reflexión diversa de temáticas que van de la sociedad del espectáculo (¿Debord?) o de la esencia creativa: «Ver es escribir. Cambia la forma de lectura, porque las matemáticas y los códigos abiertos te van leyendo» (pág. 129) Desbordante de cualquier centro, su poética nos recuerda a Verástegui, promotor de fusiones interdisciplinarias. De su país, se ve la herencia del coraje de autores como Rojas o Héctor Hernández. Se trata, en palabras del autor, de una antología impersonal de un periodo personal. Como en otras de sus obras, estamos frente a un libro deliciosamente atrevido.
(Columna publicada en Diario UNO)