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Trump inaugura una cárcel para inmigrantes rodeada de caimanes

Mientras organizaciones de derechos humanos alzan la voz, ‘Alligator Alcatraz’, el nuevo centro penitenciario para extranjeros en Florida, genera alarma por su ubicación: una zona pantanosa rodeada de más de 200 000 caimanes, serpientes y otras especies depredadoras.

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Una nueva y polémica medida vuelve a colocar a la administración de Donald Trump en el centro del debate migratorio. Esta vez, el expresidente y aspirante a la reelección inauguró un centro de detención exclusivo para inmigrantes ilegales bautizado como ‘Alligator Alcatraz’, ubicado al sur de Florida y rodeado por el Parque Nacional de los Everglades.

Presidente Trump supervisando la nueva cárcel ‘Alligator Alcatraz’.

La instalación, construida en solo ocho días con estructuras prefabricadas, tiene capacidad para 5 000 extranjeros. Sin embargo, más allá de su rapidez, lo que ha generado indignación en organizaciones de derechos humanos y líderes internacionales es el simbolismo y el lugar elegido para su funcionamiento: un antiguo aeródromo rodeado por una vasta zona pantanosa, hábitat de más de 200 000 caimanes, serpientes y otras especies potencialmente peligrosas.

Más de 200 000 caimanes rodean ‘Alligator Alcatraz’, ubicado al sur de Florida.

Trump defendió el proyecto con su característico tono provocador: “Estamos rodeados de kilómetros de pantanos traicioneros y la única salida es la deportación. Aquí vendrán algunos de los migrantes más amenazantes y despiadados del planeta”. El centro contará con sus propios jueces de inmigración para agilizar los procesos de deportación y pretende convertirse en un emblema de lo que el exmandatario llama su “nueva política de seguridad migratoria”.

El penal tendrá un costo anual de 450 millones de dólares, financiado parcialmente por el gobierno de Florida y en gran parte por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), cuyo mandato original está enfocado en desastres naturales. Esta reasignación de recursos ha generado críticas por el uso de fondos públicos destinados a emergencias para sostener una política migratoria altamente controvertida.

Ron DeSantis, gobernador de Florida y aliado de Trump, celebró la medida y anunció el envío de 100 efectivos de la Guardia Nacional al recinto. Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, calificó la cárcel como “eficiente y económica” y la vinculó directamente con la campaña de deportaciones masivas que Trump ha prometido.

No obstante, voces críticas no tardaron en pronunciarse. El exlegislador republicano David Jolly denunció la medida como “una maniobra política despiadada”, mientras que los presidentes de México y Colombia, Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro, respectivamente, lamentaron el tratamiento criminal que se estaría dando a los migrantes, aludiendo a una narrativa que los presenta como amenaza y no como seres humanos en busca de oportunidades.

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