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Trump agradece a Irán por el bombardeo a su base en Qatar
Pese al ataque con misiles contra una base militar norteamericana en Doha, el presidente estadounidense calificó la respuesta iraní de “débil”. Su reacción genera polémica porque convierte una amenaza geopolítica en burla pública.
En una muestra más de su estilo confrontacional y carente de diplomacia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender la polémica al minimizar el reciente ataque de Irán contra una base militar estadounidense en Qatar. En lugar de responder con la seriedad que demanda una agresión militar en plena tensión regional, el mandatario optó por calificar el bombardeo como “una respuesta muy débil” y hasta se permitió ironizar con que Irán “se desahogó”.
El ataque, ocurrido en la madrugada del lunes 23 de junio, fue reconocido por el propio gobierno iraní como represalia directa por la destrucción de sus instalaciones nucleares, atribuida a EE.UU. Sin embargo, Trump prefirió enfocar su pronunciamiento en una narrativa triunfalista, asegurando que 13 de los 14 misiles fueron interceptados y que el proyectil restante no causó ningún daño relevante ni dejó víctimas.
“Irán ha respondido con una acción débil, algo que esperábamos. Me complace informar que no hubo heridos ni daños significativos”, señaló Trump desde sus redes sociales. Pero lejos de limitarse a un informe técnico, su mensaje tomó un tono de sorna al agradecer a Irán por “avisar con antelación” del ataque y sugerir que esto podría abrir el camino hacia “la paz y la armonía” en Medio Oriente.
El problema no es únicamente su lectura superficial de los hechos, sino el precedente peligroso que deja al restarle importancia a un ataque armado contra personal militar estadounidense en suelo extranjero. Trump convierte lo que podría haber sido un incidente de alto riesgo en una burla geopolítica, debilitando la posición de su país como potencia responsable y estratégica.
Su agradecimiento público a Irán —un adversario histórico— por “advertir” del ataque suena más a sarcasmo irresponsable que a liderazgo. En lugar de enviar un mensaje firme pero diplomático, el presidente eligió hacer espectáculo de un asunto que involucra vidas, soberanía y equilibrios militares delicados.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con inquietud cómo Trump utiliza el conflicto como escenario para su retórica populista, sin medir las consecuencias de trivializar actos de guerra. Su estilo puede servirle en campaña, pero en la arena internacional, cada palabra mal calibrada puede ser la chispa de una nueva escalada.