Dibujo: Giancarlo DiTrapano
Esta parte de mí, que no sé cómo llamarla, solo puede imaginarse con una sola palabra de la cual no me puedo sentirme orgulloso.
Esta parte de mí, que se aleja cada vez que te veo acercándote, no es más que un pedazo de tiempo deteniéndose a mis pies.
Estas manos, que te quieren alcanzar, se enredan con las promesas de Nunca jamás.
Y me retan a buscarte hasta el final.
Pero hoy me toca despedirme.
…Sé que nunca leerás esto así que qué más da:
Empezar de cero a partir de tu voz
Tu voz rompiendo el silencio
El silencio que bien dibuja tu risa
Tu risa matando mis sueños
Y los sueños deshaciendo mis ojos
Tus ojos atrapando la luz serena
Repetir la vida serena en tus brazos
Tus brazos de leche derramada
Beber tus brazos hasta tus hombros
Subir, quedarme quieto en tu espalda
Tu espalda tatuada con crayolas de colores
Los colores tus labios que se abren
Como una flor, como una exclamación
Tus pasos que doblan la esquina
La esquina esa vacía
Vacía sin tu boca que silba
La historia se va entre tus labios
Entre tus dientes y la eternidad
La eternidad ir dejándola en tu ropa
Tu ropa dejarla en el suelo
El suelo que toca tus huellas de arena
Y la arena que forma castillos de arena
Para que habite tu presencia
Tu presencia en estas blancas paredes
Pintar las paredes con fuego
El fuego que se presenta tan frío en tu pecho
Tu pecho cerrado como un libro sin escribir
Escribir esto seguirte la pista
La pista vacía las personas ausentes
La ausencia bien clavada en mis ojos
Mis ojos enlazando tu cintura fluvial
Navegar hasta tu vientre pacífico mar
El mar que cae en tu cabello como espuma
La espuma que brilla en la noche
La noche se confunde con los días
Los días pasan por tu vereda en silencio
El silencio y nadie más toca tu puerta.