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«TRÍPTICO DEL VIAJERO DEL TIEMPO». Un cuento de Alberto Chimal

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(fragmentos de un libro en formación)

 

1. Difícil será contar cómo empezó todo esto

VIAJERO DEL TIEMPO: Primero que nada, está el hecho de que, con aquello de poder ir hacia delante y hacia atrás en el tiempo, ver dónde empieza y dónde acaba la historia es dificilísimo. No, es más, es imposible. Se podría empezar con lo que me pasó con tu amigo Herbert…

YO:¿Quién? ¡Ah, Wells, El de La máquina del tiempo!

VT: Ese. H. G. Un hombre muy simpático.

Y: Que yo conocí gracias a ti, dado que murió antes de que yo naciera.

(Por los ventanales de la Casa de Horas Perdidas, el hogar del Viajero del Tiempo,

se ven –como es habitual– los remolinos milagrosos. También se oye, tenue, el gemir del vacío,

que se agita en sus sueños pero aún no despierta. Y en la televisión de la sala, la

temperamental, están todos los programas, de todas las épocas, a la vez. Es decir, lo de siempre.)

VT: ¿Fue en ese orden? También se podría hablar de lo que me pasó a mí con tu otro amigo…

Y: ¿Cuál?

VT: El de la barba…

Y: ¿Eh?

(Pausa.)

¡Ah, no…! Ya te dije que yo no conocí a Julio Verne.

VT: ¿No? ¿Seguro?

Y: Quién iba a decir que eras pésimo para las fechas.

VT: A lo mejor te llevo a conocerlo y hoy te recuerdo como serás en dentro de poco, cuando ya lo hayas conocido.

Y: ¿Eh?

VT: Es broma.

(Pausa incómoda.)

Bueno, no, no es cierto. Podría pasar. Recuerda lo que pasó cuando escribiste tu primer libro sobre mis aventuras.

Y: ¿Eh?

VT: ¿Cómo que «Eh»?

Y: ¿Cuál libro?

VT: ¿Cómo que «Cuál libro»? ¡El Viajero del Tiempo!

Y: Yo no he escrito nada titulado El Viajero del Tiempo.

VT: ¿Cómo que no? ¡Si hasta lo publicaste! Fue…, ay, qué siglo fue, tú me dijiste, el veintitantos…, si hasta me dijiste en qué país… Hasta me dijiste que eras, cómo se llama esto, escritor…

(Se interrumpe. Pausa muy incómoda.)

VT: Todavía ni se te ha ocurrido, ¿verdad? Y: Aunque no sería mala idea. He escrito algunas historias brevísimas. Minificciones, se llaman. Podría hacer más. De momento las publico en una red social…

¿Sabes qué es una red social?

VT (sin hacer caso; a lo lejos, el vacío se agita, y luego se queja, como si entrara en una pesadilla): Esto de las fechas es siempre un problema. Yo creía estar hablando con el tú que eres algún tiempo después de haber publicado El Viajero del Tiempo, cuando estás a punto de hacer la continuación: El gato del Viajero del Tiempo.

Y: ¿Tienes gato?

(Como si estuviera esperando su pie en una obra de teatro, se escucha al gato: un maullido, remoto, desde el fondo de algún corredor.)

VT: Algún día te preguntarás cómo empezó todo esto.

2. Entretanto…

Entretanto, el Viajero del Tiempo se desplaza a fantásticas velocidades por la corriente de los siglos. (Esto es verdadero siempre.)

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo pone en reversa su máquina. Avanzan río abajo los salmones. Alejo Carpentier desescribe hacia adelante.

*

Entretanto, Gabriel García Márquez dice al Viajero del Tiempo que no exagere en sus cuentos pues la realidad siempre supera a la ficción.

*

Entretanto, el editor advierte al Viajero del Tiempo que los textos breves no interesan a nadie y lo que vende es la novela gorda.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo se detiene en una noche de Edgar Allan Poe a preguntarle si el caballero con el que habla es realmente una momia egipcia.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo cuenta al Golem de Praga la leyenda de Franz Kafka y Max Brod, vecinos de la ciudad, guardadores de misterios.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo lleva a Pancho Villa a ver películas de los siglos 21 y 22 sobre Pancho Villa. Al salir lo ve satisfecho.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo conversa con Jane Austen y reconoce que sí, de siglo en siglo la bondad llega a ser recompensada.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo oye al paciente que delira en su camisa de fuerza: está contándole su propia historia, viaje por viaje.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo escucha cantar al rey David: la canción es sobre muchas noches y recuerda muchas muertes pequeñas.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo huye de la explosión, que lo derriba y lo aturde: de pronto ha olvidado si está en Tunguska, Sodoma o qué.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo escucha música que no sólo no se ha subido ilegalmente a internet sino que no se ha compuesto. Aún.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo deja el siglo cuya iglesia más antigua venera a un Pequeño Pony (la Capilla Sixtina es púrpura brillante).

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo escucha, de lejos, cómo discuten y pelean los jóvenes escritores de Pompeya. Hablan de pasión, de historia y de fuego.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo mira un incendio de Roma desde lejos. No se ve a ningún emperador. Pero se oyen los gritos.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo visita el Año de la Canica. —En el siglo XX hablaban de ustedes y luego ya no. —¿El siglo XX no es uno del pasado remoto?

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo lleva a Robert Smith a conocer a Lovecraft, quien de inmediato decide usarlo como personaje en un cuento. No dice cuál.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo me cuenta de los siglos en que la literatura más popular no es ficción, ni no ficción, sino todo lo contrario.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo dice a Nikos Kazantzakis: —Realmente creo que debería llevar al menos una libreta. No sólo habla mucho. ¡Habla arameo!

*

Entretanto, en otro lugar de Jerusalén, el Viajero del Tiempo oye que el hombre le contesta: —¿Última cena de qué? ¿De quién? ¿No le dieron una dirección?

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo visita el siglo donde cada identidad de David Bowie preside una iglesia distinta, en guerra con las otras.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo se relaja: este no puede ser el asesino en serie del que le hablaron. ¡Si trabaja de payaso en fiestas!

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo escucha el lamento de Homero: —No sé, no sé, no estoy seguro de nada. ¡Aquel poema en el que me basé es muchísimo mejor…!

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo señala a la anciana Anaïs Nin, digna y perfecta, enteramente vestida. —Sí tiene un aura —comenta Marilyn.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo ve a Harold Bloomhuir a la carrera, gritando. —Pensé —se asombra— que si lo invitaba a conocer a Shakespeare le daría gusto.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo visita al Gran Cacique en su caverna y lo oye decir: —No va a durar eso de la “escritura”. Sigo convencido.

*

Entretanto, el gato del Viajero del Tiempo se deja ver, pardinegro, en otra noche –una desesperada– de Edgar Allan Poe. —Miau —saluda, como si tal cosa, entre la lluvia y el viento.

*

Entretanto, el Viajero del Tiempo piensa en los otros sitios y tiempos que ocupa ahora mismo, mañana, siempre. Qué fatiga y qué vértigo.

3. Me pesa en el corazón la vida que voy llevando

VIAJERO DEL TIEMPO: No es que la gente se repita. Pero, tarde o temprano, es inevitable que nazca y viva alguna persona parecida a ti.De hecho, nacen muchas. Y algunas se parecen mucho. La historia es larga. Tú y todas las personas del mundo tienen varias copias aproximadas en el pasado y el futuro.

YO: ¿Qué tan aproximadas?

VT: Bastante. Por ejemplo, hay uno que es prácticamente igual a ti en el siglo 49875693847569 salvo por los ojos, que son azules. Y tres.

Y: ¡Tres!

VT: Era un iconoclasta. O lo será, dentro de 49875693847548 siglos. La moda de aquella época es, o fue, o será, tener tres brazos y él prefirió, o preferirá…, o prefiere…

Y: Sigue, por favor.

(Estas confusiones son habituales cuando el Viajero del Tiempo intenta hablar en un idioma como los de estas épocas.)

VT (tras una pausa incómoda, aunque breve): Bueno. Prefirió hacerse crecer un tercer ojo, pues. Decía que le permitía ver la realidad de otro modo: tengo entendido que no es una idea de ese siglo solamente… Él encabezó una revolución. Por otra parte no sólo se te parecía físicamente, sino que tuvo una biografía de lo más similar: los padres eran médicos, él se fue en circunstancias poco claras, la familia de ella era compactocrática…

Y: ¿Lo que en el siglo 21 llamamos “familia muégano”?

VT: Y hubo/hay/habrá otro aún más parecido a ti, del siglo Trucutú-Soda 10028-bis, con dos ojos del color de los tuyos, prácticamente la misma biografía salvo los nombres y la localización en Nueva Antártida, la misma historia de fracaso… (Ahora sí aparece el gato del Viajero del Tiempo, muy orondo por el piso pulido de la Casa de Horas Perdidas. Se detiene, otea, corre. Está persiguiendo a un ratón que pasa a toda velocidad ante nosotros, parece igual a cualquier otro y es en realidad –luego lo sabré–un modelo juguetón e invulnerable venido de los Siglos de la Fez Fucsia: le encanta jugar con los gatos y no sufre daño cuando lo muerden ni lo rasguñan.)

Y: ¡Fracaso!

(Escalofrío. Conciencia del futuro. Etcétera.)

Podrías no habérmelo dicho.

VT: ¡Ay!

(Pausa muy incómoda y larga.)

A lo mejor me equivoqué de palabra…

Y tampoco es que haya visto absolutamente toda tu biografía, ¿eh? La de este casi-tú del que te cuento a lo mejor no es tan igual: escribe historias que no están muy de acuerdo con las modas de su época, no se congracia con las autoridades del gusto, éstas se enojan porque a pesar de todo tiene quien lo lea, y entonces…

(Pausa. Me mira la cara lúgubre.)

VT: Hay otros casi-tú que son herreros. Pescadores. Terroristas. Activistas de todo tipo. Cazadores y recolectores luego de un apocalipsis o antes de una edad de oro. Reyes, pintores, mendigos, popes. Papisas, también: hay algunos que transitan de ser mujeres a ser hombres, o al revés, o a otros géneros. Hay uno que es un androide. Hay uno que es una especie. Hay uno que es un pez dorado. Hay uno que es autor famoso y amado…

Y: ¿Por qué no salimos? (Lo tomo del brazo. Salimos del cuarto hacia su máquina. Lo arrastraría a donde fuera para no seguir escuchando. El gato sigue jugando con su ratón indestructible. Por las ventanas se ve el tiempo que transcurre y que no se puede ganar, ni perder, ni acelerar, ni retener.)

VT (desde afuera, todavía intentando componer la situación; usted lo oye aquí, en el cuarto vacío): El que te contaba primero tiene una esposa que lo quiere mucho… Tú también, ¿no?

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