Opinión

Tras 84 años de holocausto en Auschwitz

El mayor campo de exterminio de la historia de la humanidad. Las cámaras de gas y los hornos crematorios llegaron a matar hasta 5.000 personas por día.

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Un campo de concentración es un centro de confinamiento donde se encierra a personas sin juicio previo y sin garantías constitucionales. Generalmente, se emplean para encerrar a prisioneros de guerra. ​

El complejo Auschwitz, en territorio polaco, albergaba tres campos de exterminio en la Alemania Nazi durante la segunda guerra mundial. En estos guetos se cometieron las más grandes atrocidades y fue el mayor centro de exterminio del nazismo con más de un millón cien mil personas asesinadas, entre ellas, el 90% era judía.

Este siniestro lugar abrió sus puertas hace 84 años, el 20 de mayo de 1940, bajo el mando del oficial de la SS Heinrich Himmler. Y a través de un letrero que no pasaba desapercibido, cada vez que un nuevo grupo de detenidos ingresaba a los campos y a las barracas, se impuso el lema: “Arbeit macht frei” («El trabajo os hará libres»).

El lugar llegó a albergar hasta 20 mil prisioneros y cuando eran castigados, a algunos les obligaban a pernoctar en celdas de un metro cuadrado que eran ocupadas por cinco personas, mientras que, a otros, simplemente les disparaban en la cabeza, o los dejaban morir de hambre. 

Era todo un horror espectar a miles de personas que llegaban en trenes al campo nazi recibidos por amables oficiales con música de cámara y tras ser clasificados y separados de sus familias; principalmente, ancianos, enfermos, mujeres y niños, eran conducidos con engaños a un inmenso hangar porque necesitaban asearse en las duchas y luego ser desinfectados. Sin embargo, no había duchas y una vez encerrados eran exterminados en las cámaras de gas y posteriormente cremados en el mismo lugar. Prácticamente, en cinco minutos asesinaban a más de 3 mil personas.

Más de 800 prisioneros intentaron escapar; sin embargo, solo lo lograron 144. Aquel complejo que coadyuvó al macabro plan nazi y que dejó una herida indeleble en la historia que lo marca como uno de los lugares tristemente celebres del Holocausto, cerró en enero de 1945, tras ser liberado por el ejercito ruso.

Actualmente, su área que comprende casi 2 kilómetros cuadrados, es un monumento declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad y abre sus puertas como museo de la memoria con el propósito de combatir algunas posturas negacionistas surgidas durante décadas. 

(Columna publicada en Diario UNO)

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