¿Qué es Titane? ¿Se trata de una película visionaria? ¿Sus escenas chocantes y revulsivas deben entonces abrir la mente del espectador a nuevas realidades, mutaciones que son inminentes o que se están produciendo ahora mismo? ¿Y si la operación puede ser incómoda, esto se debe básicamente a nuestra pereza?
Crudo (2016), su película anterior, es por comparación casi un juego de niños que se van de campamento el fin de semana. Crudo (amarás a la caníbal) es un adorable divertimento erótico… al lado de Titane.
Con Titane, me siento en lugares que ya he visitado. Los ecos de Cronenberg o Tarantino son transparentes, imitaciones inferiores a los originales y que no añaden nada a sus modelos.
No niego -y es un buen punto- a Ducournau habilidad para provocar, con generosidad abundante, sensaciones de repulsión y de extrañeza. De hecho sacude estereotipos. Pero, reconociendo eso sin problemas ¿más allá de evidentes agitaciones, qué de nuevo trae esta película?
Nadie medianamente informado ignora que nos estamos fusionando activa y pasivamente con las máquinas, que estamos entrando en el transhumanismo, que como han dicho desde hace tiempo varios estudiosos somos ni más ni menos que los primitivos de una nueva civilización. Que el machismo-patriarcado-capitalismo es tóxico y está acabando con todo. Que hay una paradoja de revolución tecnológica e involución mental y social..
¿Y cómo será esta nueva civilización? Nadie puede estar seguro de lo que nos espera exactamente. ¿El renacimiento o el fin? En ese bonito contexto aparece una película cyborg, mitológica, irrreal y tanática, o realista en extremo por todo lo anterior, y que acumula o compendia muchos malestares contemporáneos en la desdicha incesante de un personaje.
Para el público al que habla y con cuya utopía dialoga la sexualidad se está volviendo cada vez más fluida, los estereotipos de género continúan descomponiéndose, la institución de la familia tal como la conocemos podría ser reemplazada, transformada en algo menos cerrado y autoritario…
Titane, aunque repasa todo esto, me parece un electroshock que se queda en la superficie. Tras su malditismo hay un drama llorón convencional; estamos con una suerte de virgen con incrustaciones metálicas, fecundada por un automóvil y por fin experimentando un padre con amor…
Resulta risible que nos quieran hacer creer que una mujer que adquiere un loook masculino evidencie que estamos ante una película vanguardista… como si no hubiésemos visto nunca nada así. O que debamos sorprendernos ante mujeres que no quieren la maternidad. O que debamos estremecernos ante el nuevo especimen de la nueva carne en una película Ducournau, que no aporta fundamentalmente nada a tesis ya conocidas…
O que sea una cumbre del ingenio y el horror que la protagonista desprenda no sangre sino más bien bencina… ¿Titane no será más bien un ejemplo de una película que envejecerá rápidamente en vez de constituirse en una obra adelantada a su época?
Película
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