Milagrosamente el terremoto del pasado sábado 27 de noviembre en Amazonas no ha traído, hasta ahora, víctimas humanas por lamentar, sin embargo su remezón ha puesto nuevamente en debate la presencia del Estado en las zonas más periféricas del país; lugares que muchas veces los pobladores se sienten abandonados, y los servicios básicos son realmente un lujo.
Según la última actualización del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), basado en la herramienta metodológica EDAN (Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades) se ha reportado, hasta anoche, 12 personas heridas y 1,233 damnificadas y 1,977 afectadas.
De acuerdo con el EDAN, se han registrados daños en siete establecimientos del Ministerio de Salud (Minsa), uno de los cuales acabó destruido.
Asimismo, hay dos establecimientos comerciales, siete oficinas públicas y 13 templos religiosos afectados, así como dos iglesias destruidas.
Un total de 2,203 metros de carretera quedaron deteriorados, así como perjuicios en el servicio de energía eléctrica en varias zonas.
Hay 362 vivienda dañadas, 147 inhabitables y 76 destruidas.
Presidente Castillo visitó zonas afectadas por el terremoto y no fue reconocido
Ayer por la tarde el mandatario llegó a la localidad de Jalca Grande, en la región de Amazonas, afectada por el fuerte sismo ocurrido el fin de semana, minutos antes de las seis de la mañana.
Jalca Grande es un distrito pobre y pequeño donde sus pobladores están ajenos a las comodidades o servicios usuales en cualquier poblado desarrollado, sufriendo, día a día, la carencia de un buen servicio de agua potable, luz o internet.
Precisamente en ese alejado distrito, el presidente Castillo fue confundido por un anciano damnificado quien no logró reconocerlo.
El mandatario se trasladó hasta dicho lugar junto a los ministros de Transportes y Comunicaciones, Juan Francisco Silva; de Vivienda, Geiner Alvarado; de Defensa, Juan Carrasco, y los jefes del Instituto Nacional de Defensa Civil y del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Previamente, el jefe del Estado estuvo en la provincia de Jaén, en Cajamarca, donde dialogó con el alcalde local sobre la situación que dejó allí el sismo.
Un terremoto que fragmenta mucho más el país
Las secuelas del movimiento telúrico solamente demuestran lo ajenos que nos encontramos desde nuestra relativa comodidad como habitantes capitalinos. Ante la avería de algún servicio básico como la luz, el agua, o la internet uno llama a su operador y en cuestión de horas es repuesta.
En pleno siglo 21 muchas localidades de nuestro país no cuentan con la misma suerte, sufriendo por una buena conexión que en esos remotos lugares es paupérrima; más ahora que el Estado impulsó las clases virtuales ¿cómo se le puede exigir a un niño o niña que ingrese a sus clases con normalidad?
La propia noticia del terremoto expuso que la conectividad en esas zonas es pobrísima, demorándose la comunicación de un punto a otro.
Y si se trata de conectividad terrestre hablamos, las pistas y carreteras en ese sector se han visto afectadas, imposibilitando el acceso a los anexos del distrito.
Ya con el terremoto del 2007 en Pisco aún no terminan las reparaciones no se puede uno imaginar lo que le demorará al Gobierno al menos elaborar un buen plan de reconstrucción.