Por Marisol Verónica Giordano Silva (*)
Es necesario e impostergable que los peruanos procedamos a adoptar acciones concretas frente a la violencia que se masifica en el Perú y cala en todos los segmentos de la vida de los peruanos. Invoco a mis colegas profesores, a los psicólogos y a los periodistas para hacer un alto frente a la violencia que nos rodea y conjugar la alianza de las tres P.
He tenido la oportunidad de brindar charlas en instituciones públicas y privadas, siendo el hecho de que en materia de aula, salud mental y medios de comunicación los diagnósticos sobran y se sabe todo acerca del problema de la violencia, por lo que solo falta poner en acción los diagnósticos y los planes formulados.
Precisamente, con relación a las responsabilidades profesionales y al deber ético de los profesores, psicólogos y periodistas, cada uno tiene claramente sus roles y solo hay que conjugar esfuerzos, sea con ayuda del Estado o sin ella, con el objetivo de evitar los factores que gatillan y empeoran las conductas violentas en la sociedad actual.
Lamentablemente, siendo todavía la televisión el medio de comunicación más potente, sus contenidos y mensajes no han mejorado sino por el contrario se han agravado.
Nadie le dice a la prensa, radio y televisión lo que debe informar, simplemente tienen que ser más responsables y empáticos a la hora de emitir sus contenidos, debiendo evitar convertirse, porque ya lo han hecho, en una maquinaria de agresión y estrés para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores por más estos que tengan en su poder el control remoto de la caja boba.
De modo que la primera acción debería ser que los componentes de esta alianza de las tres P tengamos claro los puntos de contacto y coincidencia de la pedagogía, la salud emocional y los contenidos informativos con el objetivo de que sean abordados los mismos con responsabilidad y de acuerdo a las normas legales (Ley de Radio y Televisión) y a los códigos de ética de los medios que integran la Sociedad Nacional de Radio y Televisión.
Por ejemplo, para nadie es un secreto el daño que causa en las personas los noticieros morbosos y los programas que degradan la condición humana. Si eso no cambia, difícilmente la sociedad peruana va a salir de la espiral de violencia psicológica y callejera en la que se encuentra. Por tanto, la primera línea de acción de periodistas, psicólogos y profesores tiene que ser condenar y protestar frente a la apología de la delincuencia callejera en la que se encuentran los noticieros de la televisión peruana.
En consecuencia, bajo la alianza de las tres P, este grupo de profesionales tiene una serie de rutas para actuar, algunas planteadas en la tesis de Manuel Arboccó y Jorge O’Brien, titulada “Impacto de la “televisión basura en la mente y la conducta de niños y adolescentes”. Y si bien el problema es mundial, eso no implica estar de brazos cruzados porque “el mal de todos es consuelo de tontos”.
En ese sentido, profesores, psicólogos y periodistas debemos condenar la actual televisión que no es más que un conjunto de programas con contenidos muy pobres tanto en la propuesta cognitiva como en la socio-afectiva, demostrando mala calidad en su forma y fondo, primando -a decir de Gustavo Bueno Martínez, en su libro “Telebasura y democracia, cada pueblo tiene la televisión que se merece”– la chabacanería, los antivalores, la vulgaridad, el morbo y la violencia delincuencial.
Entretener o informar no es lo mismo que enfermar. Si los responsables de los medios de comunicación y los anunciantes no actúan, el daño a la sociedad peruana será irreparable y no habrá retorno a la normalidad.
(*) Pedagoga, magister en problemas de aprendizaje y doctorado en gestión pública y gobernabilidad